7. Mejor no preguntar (3/3)

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—Y-Yo no estoy segura de esto. —Osciló temerosa la Dupain, entrelazando los dedos de sus manos con ansiedad—. Son preguntas muy per-personales y...

— ¡Vamos! Sí se puede. —Alentó la Césarie, con una mano en su hombro—. Todos nos desnudamos frente a los lectores. —Miró a la cuarta pared picarescamente—. En el buen sentido, cochinones. —Rio y se volvió a centrar en la joven—. Eran preguntas rudas, y las respondimos. Tú también debes hacerlo o no sería justo.

La preocupación la embargó por dentro, no sabía a qué se enfrentaría. Sin embargo, la mirada demandante de sus amigos terminó por hacerla declinar y ceder a regañadientes.

—Okay —juntó sus rodillas y escondió el rostro entre ellas—, acabemos con esto.

— ¡Chévere! —Festejó Sam, desbloqueando el artilugio; emocionándose más al ver nuevas preguntas—. Wow, eres tan popular que te hicieron preguntas de último minuto. Seis, en total. Uno: "Mmmm no she que preguntar, pero voy a preguntar algo random. ¿Por qué casi todos los escritores te pintan de tímida y boba enamorada, más frágil que una rosa...? Sólo es una duda. Es que cada vez que leo algo de MLB algunos la ponen como tonta enamorada y cursi (pos digamos que no me gusta lo cursi) Y nada mash, saludos a la escritora, me encantan mucho tus historias".

La euroasiática suspiró relajada. Técnicamente, no tenía información personal que revelar, así que sus nervios aflojaron un poco.

—Un golpe directo a la cuarta pared. —Zumbó—. Entonces, ¿qué nos dices?

—Pues... —Llevó una mano a su mentón—. Supongo que yo misma me he ganado esa reputación en el fandom. No puedo evitarlo, soy muy boba cuando se trata de amor. —Dio una fugaz mirada al modelo y al músico, y un rubor tiñó sus mejillas. Igualmente, su mejor amiga le daba rotundamente la razón—. Aunque claro, tampoco es que soy taaan delicada. —Frunció el ceño y tronó sus dedos—. Puedo ser ruda cuando me lo propongo.

—Es verdad. —Departió Adrien, jugueteando curiosamente con un estambre de lana—. Eres nuestra Ladybug diaria. —La azabache sonrió con timidez—. No lo serías si no tuvieras un lado valiente y audaz. Así que no siempre eres blanda.

—Concuerdo con Adrien. —Apreció Luka, movido por sus sentimientos—. He estado en situaciones muy tensas junto a Marinette, y ella sin duda las ha sabido manejar con bravura. —Le regaló una mirada llena de ternura—. Ella es una chica increíble.

La pretendiente a diseñadora de modas hizo un esfuerzo solicito por no caer en desmayo y enrojecimiento por las palabras de dos chicos que le ponían el alma en vilo, y se concentró en lo que tenía que decir.

—Gra-Gracias. En todo caso, me alegra que haya escritores que sepan equilibrar mi lado dulce con mi lado fuerte. Me gusta que me personifiquen bien. —Repiqueteó el pie contra el suelo—. Y hablando de escritores, ¿a qué se refería el comentario cuando le mandaba saludos a una tal escritora y que le gustaban sus historias? —Alzó la ceja.

Samantha se rascó la nuca, sin prever ese giro inesperado en donde la interrogadora terminó interrogada.

—Emm... Ni idea, su-supongo que tiene una escritora o autora en particular a la que sigue y le gusta. —Compuso lo mejor que pudo, omitiendo el gran detalle de que ella era esa escritora y que ellos estaban en su redacción—. En fin, ¿seguimos?

—Sí, que esa pregunta no fue tan mala.

— ¿Ves, boba? —Kagami dio golpecitos con sus nudillos a su cabeza—. Y tú toda terca. —Ella rio abochornada—. No es nada del otro mundo.

—Ya sabes cómo es Marinette, Kag. —Manifestó Juleka, equilibrando una almohada en la cabeza—. Saca todo de proporción en los primeros cinco segundos. —Marinette hizo puchero—. Total, amiga.

⌁ ℝ𝕠𝕞𝕡𝕚𝕖𝕟𝕕𝕠 𝕝𝕒 𝕔𝕦𝕒𝕣𝕥𝕒 𝕡𝕒𝕣𝕖𝕕 ⌁Where stories live. Discover now