Fragmentos

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Sus cuerpos desnudos se encontraban íntimamente unidos, el calor y placer que ambos sentían provocaba ansias por más. Katsuki sonrió, deteniendo por un momento las embestidas, solo para observar con amor la imagen jadeante y llorosa de Izuku debajo de él, con sus lindos labios hinchados, algo húmedos, mientras que esas lindas mejillas salpicadas con pecas se encontraban pintadas de rojo y, entre esas pestañas pobladas los ojos llorosos de tono jade le observaban suplicantes.

No quería despertar nunca.

-Kacchan - Escuchó la dulce voz llegar a sus oídos, mientras Izuku mismo le acercaba aún más, rodeándolo por el cuello con sus brazos, permitiendo que sus torsos estuvieran completamente unidos. Sus labios se encontraron una vez más en cálidos besos que intentaban demostrar lo mucho que ambos se amaban.

-Deku, te amo...- susurró algo avergonzado por la confesión, nunca se lo había dicho. Abrió los ojos, volviendo a encontrarse con esa imagen que se guardaría siempre a través de su retina.

-Kacchan... ¡Ayúdame!

La imagen de Izuku se deformó, ya no era el mismo chico de antes, ahora se veía más demacrado, con sus ojos opacos llenos de terror, sus mejillas estaban bañadas en lágrimas, mientras que los pómulos resaltaban, sus labios resecos partidos y sangrantes que soltaban alaridos. Quiso moverse, hacer algo, pero su cuerpo no se movía, su vista pronto fue más allá de solo el rostro del chico, notando así como este era abusado frente a sus ojos, sujetado por las caderas por esas manos grandes.

-¡Por favor basta! ¡Haré lo que quieras, pero basta!- gritó Deku con la voz quebradiza.

Esa risa...

¿All Might?

Despertó. Su corazón agitado y su respiración jadeante le hicieron darse cuenta de que solo era una jodida pesadilla. Una que se sintió la puta madre de real. Se alzó entre las sábanas sentándose al borde de la cama, sin poder decir nada, porque no podía, le costaba horrores poder respirar y con cada segundo sentía la desesperación consumiendo su cuerpo y mente.

Suspiró, levantándose de la cama con dificultad, notando lo difícil que había sido tan solo ponerse de pie. Algo mareado caminó a su clóset, sacando ropa limpia al azar, la cual se colocó antes de salir de la habitación, no sin antes tomar su teléfono celular, llaves y cartera. Bajó con desgano las escaleras de la casa de sus padres, hasta llegar a la sala, en dónde ambos ya se encontraban tomando té o café. Daba igual.

—¡Katsuki! ¡¿A dónde crees que vas?— su madre se levantó del sillón, siguiéndolo hasta la entrada. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, intentando tener al menos un mínimo de autoridad ante su hijo y héroe número uno.

—Tsk, ya no tengo puñeteros quince, bruja— Tras decir aquello, salió de la casa de sus padres, sin prestar atención a su madre y sus gritos llamándole para que volviera.

No sabía exactamente qué mierda estaba haciendo o a dónde se dirigía, simplemente comenzó a caminar a la estación de metro. Lo único que quería eran respuestas a cada pregunta confusa en su mente y sacar de ese lugar a Deku. Pensó, que si tal vez volvía a dónde vio por primera vez a ese sujeto, tal vez podría encontrar algo; alguna pista.

Durante su caminar, se encontró con varios héroes y, aunque en cualquier momento le hubiera dado igual, ahora todo había cambiado. Cada persona que pasaba y le miraba, se sentía como si fueran sujetos sospechosos. Ya no podía evitar mirar hacía atrás cada cierto tiempo o caminar con prisa. No sabía cuánto le había afectado la situación hasta ahora.

No tardó mucho en llegar a la otra punta de la ciudad. Siguiendo el camino con más cautela, llegó a esa parte de residencias de estilo japonés, en específico frente a esa jodida casa en dónde empezó todo. Cuando estuvo a punto de dar un paso dentro, se detuvo abruptamente ante el vibrar incesante de su celular, que se encontraba en uno de los bolsillos de su chaqueta, apenas lo sacó decidió apagarlo de inmediato cuando vio en la pantalla el nombre de Kirishima.

𝙁𝙤𝙪𝙣𝙙 𝙈𝙚! [𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora