𝙁𝙤𝙪𝙣𝙙 𝙈𝙚! [𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮]

Empapado en miseria.

Por favor, si tienes la imaginación hiper desarrollada, eres sensible a cierto contenido o estás comiendo, te recomiendo no leer :)

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Corrió lo más que pudo, perdiéndose entre el laberinto largo de pasillos que parecía no terminar nunca, esperando a que su Quirk funcionará lo suficiente como para poder mandar el mensaje. Tenía el tiempo en su contra, cada segundo que pasaba era como estar firmando su sentencia de muerte, se suponía que solo debía de darle de comer a los otros chicos en media hora y volver a ser “Tamaki”, pero no podía atrasar más las cosas. Ese chico peliverde pecoso le estaba confiando su vida y la de los demás, por lo que debía darse prisa.

—Ta-ma-ki— Se detuvo en seco al escuchar la voz cantarina, mientras el frío del miedo calando sus huesos. La silueta que se escondía entre las sombras del pasillo se fue acercando, de ahí salió aquel hombre de extraña máscara, caminando con sus botas blancas desgastadas que hacían eco en los pasillos— ¿A dónde ibas Tamaki?.

Retrocedió temeroso, con un nudo instalándose en su garganta impidiéndole hablar, mientras su cuerpo se negaba a responder correctamente. Estaba muerto. Lo iban a matar. Lo sabía.

—¿Planeaba dejarme, Tamaki? Uh-uh, no,no,no,no. Eso no se hace, tu no puedes dejarme— Con su imponente porte, el hombre de la máscara se detuvo enfrente del escuálido chico, notando el temor llenar sus ojos haciendo que sus pupilas se dilataran. Sonrió, amando aquella expresión que tanto le provocaba. Llevó su mano al cuello delgado de color enfermizo, acariciando la correa de perro que había comprado especialmente para “su novio”.

—Y-yo… no… — Sus palabras no salían. Tan solo podía mirar fijamente aquella máscara que se había convertido en su peor pesadilla.

—¡Tu no puedes dejarme de nuevo!— gritó el rubio, apretando con su mano el delicado cuello, observando la cara pálida ponerse poco a poco de color rojo ante la falta de oxígeno, notando como un paño rojo cubría los ojos y la boca del chico se abría en busca de pedir auxilio— Tu, entregando tu vida por un inútil como Midoriya ¡Me das asco!.

La furia que sentía, solo crecía y crecía, haciendo que se desbordara en acciones. Soltó al pelinegro, escuchándolo toser e incluso jadear. Frunció el ceño,penando breves segundos lo que haría, antes de volver a sonreír bajo la máscara. Con saña tomó de la correa al chico, arrastrándolo por los pasillos, ignorando por completo los gritos pidiendo clemencia.