𝙁𝙤𝙪𝙣𝙙 𝙈𝙚! [𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮]

Epílogo

Los aplausos y vítores llenos de júbilo se hacían resonar entre las calles, las pancartas con la imagen de un nuevo símbolo de paz eran alzadas, mientras sobre las tarimas en donde se encontraban los héroes, caía suavemente el confeti dorado. En medio y con un micrófono al frente, se encontraba Deku, sonriendo en grande con sus mejillas bañadas en sus propias lágrimas, mientras sostenía un ramo de claveles. Después de tanto, lo había conseguido.

Cinco años habían pasado, lentos y desesperantes. Nada fue lo mismo. Las relaciones de amistad cambiaron para mejor, aunque le costó mucho volver a confiar en quienes le rodeaban. El proceso psicológico fue agotador, incapaz de verse así mismo como alguien que valiera la pena, hubo un momento en que se alejó de todos, especialmente de Katsuki, porque sentía que no era nada a comparación de el, además, estaba el hecho de esos traumas que habían quedado marcados tan profundo, no solo en su alma,también en su piel, pues aquel horrendo tatuaje aún estaba en su cadera, recordándole día con día el infierno que una vez pasó.

Pero ahora todo era mejor. Lo había conseguido. Se convirtió en un símbolo de paz digno para la sociedad y su nombre estaba en lo más alto que se podía estar.

Al mirar al frente, vio a su madre estallar en un llanto alegre, siendo consolada por un Toshinori que tampoco estaba en mejores condiciones. Vio a algunos de sus ex compañeros de clases que no entraban en el ranking de los diez mejores, verle con una expresión llena de orgullo.

—Si crees que voy a dejar que seas siempre el número uno, estás muy equivocado, Deku— la voz ronca de Katsuki, quien ahora era el segundo mejor héroe, llamó su atención.  Su mirada volcánica tan roja y desafiante había vuelto, junto a esa sonrisa ladina que aparentaba soberbia, pero había algo más en esa expresión. Bakugou Katsuki, el héroe de las explosiones estaba conteniendo su llanto.

—Quiero ver que intentes superarme, Kacchan— Su voz gentil pero firme, con su sonrisa temblando al igual que sus hombros. No importaba cuánto tiempo pasara, no importaba cuánto intentará olvidar al rubio ¿Qué clase de hechizo había lanzado? Para tenerlo tan enamorado.

Cuando la ceremonia terminó, tras bambalinas, Izuku fue interceptado por Ground Zero, quien con señas le pidió ir a un lugar más apartado, fuera de la vista de cualquier chismoso que quisiera ir con la prensa. El peliverde aceptó con confusión, dejándose guiar por el mayor que pronto le hizo entrar a su automóvil antes de conducir por la carretera, hasta el pequeño bosque al que solían escaparse de pequeños.

—¿Lo recuerdas? “Agencia Bakugou”— Dijo Katsuki, con las manos apoyadas en sus caderas, viendo el panorama de la ciudad que les ofrecía la altura en la que estaban.

—Nunca podría olvidarlo, Kacchan— susurró sincero, colocándose a su lado y viéndole de reojo.

—Es momento de hacer eso realidad, y quiero que tu, nerd… seas mi socio— Su sonrisa se ensanchó, notando ese pequeño atisbo de nerviosismo en el rostro del contrario.

—¿Solo tu socio?— cuestionó en un atrevimiento, con sus mejillas pecosas sonrojadas y su mirada decidida, impresionado al rubio quien frunció el ceño.

—En realidad… quisiera hacerte mi esposo— Katsuki acortó distancias, llevando su diestra a la mejilla del contrario, tocando la suave piel manchada de pecas, centrando su vista en los belfos rosados llenos de vida.

—Eso es apresurado, Kacchan ¡Aún no somos novios! pero …no tengo ninguna queja— con una sonrisa traviesa, se paró de puntillas, rodeando con sus brazos el cuello ajeno, depositando un casto beso en los labios del contrario. Era la segunda vez que se besaban, después del rescate.

—Ya jodimos con el tiempo, ¿Por qué mierda posponer nuestra unión? Seríamos los mejores putos héroes, y estaríamos lado a lado— Susurró con la voz ronca, rozando su aliento con el de Izuku. Ambos manteniendo los ojos cerrados, disfrutando de la compañía y el coqueteo.

—Tienes razón, esto ya lleva mucho tiempo— sin poder soportarlo más, ambos se besaron de nuevo, esta vez tan profundo, tan necesitado.

Ahora, podrían tener su “felices para siempre”.