-Capítulo IX-

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Poco tardaron todos en darse cuenta de que esa reunión no había sido porque a Kuroko le apetecía. La generación de milagros estaba en la casa del peliceleste por razones algo desconocidas, aunque eso no afectaba que sus estados de preocupación. La llamada que recibieron anteriormente había sido la causa de esto.

—Tetsu-kun, ¿a qué te refieres con que Akashi-kun ha desaparecido? ¿No has llamado a la policía? —Momoi fue la primera en hablar en ese ambiente. Midorima asintió ante su última pregunta, era lo más lógico, a comparación de llamarlos a ellos. 

Desde aquella pequeña charla con Akashi había pasado algunos pocos meses, estaban de vacaciones cortas de invierno e iban por la segunda semana. Este decidió quedarse en el apartamiento del peliceleste, igual no les era un inconveniente. 

—Verán, ayer Akashi-kun salió a comprar. —Obviando la cara de sorpresa de algunos al escuchar que este salía a comprar por su cuenta, se aseguró de que todos estaban atentos, siguió hablando—, no regresó. Al principio pensé que quizá se había tardado haciendo algo, distrayéndose con alguna cosa o cualquier situación similar. Lo llamé unas horas después, no me contestó. Allá comencé a preocuparme, aunque no lo tomé tanto en cuenta. Pero al final volví a llamarlo y... nada. Ustedes me han dicho que tampoco tienen noticias, por lo tanto pensé en que sería mejor comunicarles que desde ayer no sé nada de él.

—¿Sigue sin contestarte al teléfono? —El peliverde habló mientras sacaba el teléfono de su bolso. Tras una llamada al pelirrojo, se dieron cuenta de que aquello era lo que el jugador fantasma decía: no contestaba—. Bien, esto no está como debe ser.

—Por eso les he llamado. Quería ver si me podrían ayudar a buscarlo y que algunos se encarguen de ir a la comisaría a informar acerca de su desaparición. Cualquier información me lo piden por teléfono, lo he cargado antes de que vinieran. —Ante toda aquella preparación, y sobre todo la determinación que tenía este en su voz, los demás aceptaron sin muchos preámbulos. Total, no morirían por intentar ayudar en algo—. Gracias. 

Después de una, no muy larga, discusión, se decidieron los grupos. Irían cuatro más uno en busca de Akashi; Kuroko, Midorima, Aomine, Kise y como extra, Takao —el cual el segundo mencionado le pareció adecuado—, y el segundo grupo los restantes; Momoi y Murasakibara, para ir en busca de ayuda a la policía. 

—No hagan cosas fuera de lugar.. Pedir ayuda a la policía nos ahorrará problemas. —Antes de irse junto al más alto del lugar, Momoi les avisó con seriedad. No estaban dentro de una película de misterios donde los protagonistas acababan felices por atrapar a un asesino en serie. 

El primer grupo fue hacia el punto de reunión junto a Takao, en el supermercado que supuestamente fue Akashi. Al escuchar que el dependiente ayer no vio a nadie similar al pelirrojo, salieron del local. El otro miembro justo llega en ese momento, viéndolos con tanto estrés preguntó y se enteró de todo.

—Así que ahora vamos a buscar a Akashi. ¿No han pensado en que quizá está en su casa? —El ojo halcón sugirió esta idea, que fue rechazada. El pelirrojo habría avisado en estas veinticuatro horas, incluso si su padre le hubiera dicho algo—. Pues, no sé, ¿por dónde quieren empezar? 

Esta vez la pregunta quedó en el aire.

Kioto es grande. ¿Dónde irían para buscar a un joven entre tanta multitud?

—...Quizá, preguntar a los vecinos de Kurokocchi estaría bien. Tipo, si Akashicchi no llegó al supermercado, podría haberse perdido, o incluso secuestrado, delante de la casa. —La sugestión de Kise fue aceptada. Durante el camino de vuelta algunos criticaron que habían dado un camino innecesario y que podrían haber hecho esas preguntas antes, lo cual era cierto.

*

—Ah sí, ayer el jovencito que vive con Kuroko-kun salió justo cuando yo volvía a mi casa... Vi a unos chicos mayores subirle a un coche negro grande. Pensé que era juegos de jóvenes y no interrumpí. —La anciana sonrió con amabilidad tras mencionar lo dicho, le parecía extraña la diversión que tenían algunos de esta generación, y no es la primera vez que lo piensa—. ¿Necesitan saber algo más? 

—Sí, por favor. ¿Recuerda hacia dónde se dirigió el coche? —Kuroko preguntó con prisas. Habían cogido una pista por fin. 

Según lo que dijo la vecina, Akashi y los desconocidos se fueron hacia el norte, donde residían las familias de una clase económica mayor, no tenían gran diferencia, pero se notaba que las casas no eran del mismo nivel. Aunque por costumbre cultural, no se mostraban superiores a otros.

Llegaron en poco rato subiéndose al autobús, estaban bastante preocupados, no tenían ni idea del pelirrojo aún.

—Vosotros por allá y nosotros por aquí. Lo de antes, cualquier cosa al teléfono. Rápido y directo. —Fueron los órdenes dados por Midorima al llegar a las calles. Separarse para buscar a alguien estaría mejor. Total, no estaban en una película de terror. 

Poco pasó desde la separación, cuando Aomine dijo que vio a Momoi en la calle. Eso era imposible en muchos aspectos, ella en teoría estaría pidiendo ayuda a la policía. Este al asegurar que nadie más tendría ese color de pelo, le creyeron y siguieron el camino. 

Pero a Kuroko se le cruzó la silueta de otra persona mientras corrían hacia la dirección que señalaba su amigo.

—¡Allá está! —El grito de Aomine al parecer asustó incluso a la chica que estaba a pocos metros de ellos, parecía tener prisas y esto hizo que comenzara a correr. Kise comenzó a culparlo por chillar cosas incoherentes en medio de la calle, mientras que Kuroko corrió sin pensar hacia ella.

No se había equivocado, su cerebro le estaba ayudando. 

Aquella persona era sí o sí la chica desconocida que se le declaró hace unos meses. 

Las casualidades existen en este universo, pero si son lo son demasiado es que hay algo raro. 

Jin entró a su casa antes de que el peliceleste lograra atraparla y hacerle un par de preguntas, incluso si fuera inocente y no supiera acerca de Akashi. Quería aprovechar el momento para entrar sin permiso, igual los guardias no iban a notar su presencia. Pero antes que eso calmó sus pensamientos. Eso era ilegal, él no estaba allá para empeorar las cosas.

Recordó el nombre de la casa: Yamagawa. Tenía que volver para llamar a sus compañeros, él solo no iba a hacer nada, menos si no tenía pruebas suficientes como para acusarla.

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No tengo ni idea de qué hay en el norte de Kioto, la verdad JAJJA 

No se tomen en serio las calles ni cosas así. E igual, ya saben quién es la causante de esta desaparición, vamos a ver cómo se arregla todo esto. (Tras leer lo que escribí hace años, dioses, qué exagerada JAJAJJAj)

De paso, volví a pensarlo y pensé que sería mejor guardar alguna cosa de la primera 

¡Muchas gracias por leer!

Solo una vez más - AkaKuro (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora