Las calles gastadas de la carretera que conducían al pueblo de Hemlock Grove, eran alumbradas por el sol opaco de una calmada tarde cualquiera. Desde lo lejos, se podía ver como un agotado Renault 9 -1995, se acercaba con su rojizo brillo que cegaba el paso. En su caliente interior, la joven Maddy Rumancek, la hija menor de Lynda, se hallaba dormitando pesadamente sobre el hombro de su hermano, Peter. Su cuerpo no dolería en ese intenso sueño, pero al despertar, ardería como nunca lo imaginaría.
La mudanza era algo habitual en la vida de la familia Rumancek. El número ya no importaba, lo habían olvidado hace tiempo ¿Por qué debían recordar algo a lo que no pensaban regresar?
-¿Sigue dormida?- Preguntó su madre cálidamente mientras manejaba, intentando ver con mucho esfuerzo el rostro de sus mayores orgullos a través del espejo retrovisor del viejo vehículo. Aunque de esto no tuvo mucho éxito, la vieja suciedad y el notable rayón que había bañado lentamente al objeto durante años, habían acaparado la atención. Peter siempre se había preguntado asombrado cada vez que la veía conducir ese vehículo ¿Cómo es que ella jamás provocó un estruendoso desastre cuando iba por la carretera? Parecía que el instinto y la buena suerte de esa mujer se complementaban de una forma milagrosa a la hora de colocar las manos en el volante. Pero para no correr riesgos, Él se comprometió a solucionar el problema apenas llegaran al nuevo hogar.
-¡Duerme como un gatito!- Contestó el chico sonriendo y mirando el inconsciente rostro babeante de su hermana. No era de extrañar que después encuentre un misterioso manantial de saliva en el hombro de la chaqueta. Sus ojos azules también demostraban cansancio, pero de los tres, fue el que menos demostró sus ganas de dormir. No es que estaba poniendo a prueba sus esfuerzos. Simplemente quería evitar esos molestos sueños que lo perseguían por un momento.
-¡Ya casi llegamos! ¿Por qué no la despiertas?- Dijo su madre acompañada de un bostezo. " ¡La resaca de la carretera está en juego y esa es la forma de pagar por los nuevos cambios que queremos!". El largo viaje de tres días dejó a la mujer de cuarenta y tres años con unas ojeras que, según ella, se arreglarían con un entretenido capítulo de la telenovela del momento y la amigable copa de vino con la píldorita tranquilizadora que sólo mami tenía el permiso de tomar. Aunque lo que no sabía era que en esas noches de sueños perturbadores, su hijo solía sacarle cierta dosis de Rohypnol . Lo que sea para calmarlo de esas horripilantes imágenes que la mente le tendía a la hora de dormir. Bueno, claro que Lynda era consciente de la falta de cierto fármaco, pero la convivencia en una enorme casona, llena de numerosos parientes que reflejaban sospechosa confianza, la hacía creer mal de cualquiera, menos de sus hijos. El chico había pasado desapercibido. Aunque ¿Cuál sería su plan ahora que sólo eran tres miembros en una pequeña casa de años? Ya enfocaría su mente en eso más tarde.
Por otro lado, Lynda no era considerada una drogadicta, sólo consumía en el momento y a la hora indicada. Tenía dos hijos que amaba intensamente y no necesitaba abrir ninguna puerta en su mente para escapar hacia algún lado. A cualquier lado que ellos vayan, ella siempre estaría ahí... jamás los dejaría solos.
-¡Maddy!, ¡Maddy despierta!- Susurraba suavemente su hermano en su oído. Maddy comenzó a descubrir sus azulados ojos, apretando en un abrazo forzado el cuerpo de Peter. -¡Auch! ¡Auch! ¡Me duele, Maddy! ¡Me vas a romper los huesos! ¡Auuuucchhh! Preferiría que me sigas babeando la chaqueta.- Negó adolorido. Peter no tenía duda alguna de que la chica era bastante fuerte y que a veces quería atarla en una silla durante horas para escapar de sus salvajes juegos de hermana menor.
-¿Qué? ¿Ya llegamos?- Preguntó estirando su cuerpo y sin prestar atención a los hechos ocurridos hace unos segundos. Se acomodó, frotando su adolorido cuello, esperando una respuesta por parte de su madre.
-Ya casi, bebé. Sólo un kilómetro y llegaremos a casa.- Respondió algo insegura
-¿Estás segura de eso, mamá? Porque dijiste eso hace diez kilómetros atrás y todavía no veo que entramos en lo profundo del bosque.- Dijo agotadamente el joven. Por un momento le molestó hablarle así a su madre, pero se habían perdido numerosas veces y no tenían el mapa notariado y marcado con ellos.

ESTÁS LEYENDO
"Despertar en Hemlock Grove" -Roman Godfrey
FanfictionHechos aterradores comenzarán a ocurrir en la ciudad de Hemlock Grove, y las sospechas se verán dirigidas hacia la misteriosa y recién llegada, familia Rumancek. No obstante, la presencia de ellos despertará curiosidad en el extraño vecino, Román Go...