❝ᴛᴏxɪᴄ❞ sɪᴛᴍᴀᴜʀᴏ.

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Las palabras de Ryan seguían rondando en su cabeza dejándolo en una gran laguna mental, culpándose por amar a alguien que siempre lo vería como un juguete más de la colección.

Limpió sus lágrimas encendiendo otro cigarrillo, viendo con tranquilidad las personas pasar frente a él.

—¡Hey! —exclamó Ricky acercándose a Vinny, sentándose a su lado. —¿Para qué me llamaste?

Vinny dejó caer el cigarrillo al suelo, soltando el humo que rápidamente se disipó en el aire. —Me siento jodidamente usado.

Ricky hizo una mueca, soltándole una sonora cachetada.

Vinny no hizo nada, solo se sobó la mejilla con una pequeña sonrisa antes de estallar en unas carcajadas.

—Eres un imbécil, le lloras a alguien a quien le puedes jugar sucio. —dice Ricky con fastidio, haciendo su cabello hacia atrás.

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—¿Le dijiste? —le preguntó Justin con harta preocupación a la esposa de su mejor amigo.

Talitha ahogó un grito contra las palmas de su mano e hizo su cabello hacia atrás. —¡¿Cómo le voy a decir qué el bebé es tuyo y no de él?!

Para Justin aquello se veía sencillo en su mente, todo lo que había planeado estaba saliendo a la perfección.

Sinceramente no le importaba perder la amistad de Ryan.

Aquella noche en la que la pareja de amantes fue a California, el sexo desenfrenado entre Talitha y Justin se esparció por cada rincón de la casa.

Cuando Talitha se enteró que estaba embarazada no dudó ni un poco en que ese bebé no sería de su esposo, debido a que tenían meses sin tener relaciones y aquella chica solo buscaba a el mejor amigo de Sitkowski para coger.

Justin acarició el puente de su nariz con pesadez y suspiró. —Le diré yo.

Talitha estalló en una sarcástica carcajada. —¿Ah si? Bueno, buena suerte.

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—Vinny, ¿Podemos hablar? —preguntó Ryan acercándose a su amante, agarrándole del brazo.

Vinny volteó a verlo agarrándolo del cuello de la playera negra. —Hasta no verte suplicando por mi perdón, no tendrás nada.