❝ᴛᴏxɪᴄ❞ sɪᴛᴍᴀᴜʀᴏ.

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Le había mentido a su esposa, siempre ha sido una mujer fácil de engañar.

Si le dieran dinero por cada vez que ha engañado a su mujer, probablemente sería multimillonario.

Sus ojos viajaron a través del cuerpo desnudo de Vinny, con quien había hecho un viaje de 6 horas desde Las Vegas hasta California.

—Te has metido en tu cabeza. —dijo Ryan de la nada, meneando su dedo de un lado a otro solo para contornear la figura de su amante desde lejos. —Eres una perra controladora.

Vinny soltó una carcajada. —Gracias por notarlo.

Quedó en blanco, esperando alguna respuesta a aquel halago vacío que había dicho sin sentimiento alguno.

Aquel sabor amargo que Vinny le dejaba en el paladar se estaba haciendo cada vez más potente, quizá le estaba devolviendo el golpe.

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En la penumbra de la noche la voz de Vinny lo sacó de sus profundos sueños, levantándose de la cama con el ceño un poco fruncido se detuvo en el umbral de la puerta que conducía al balcón.

—Si, claro. —respondió Vinny con una carcajada. —Yo también te amo, cariño.

Cortó la llamada, volteando a ver a Ryan con la total tranquilidad del mundo.

Ryan suspiró pesadamente. —¿Tienes a otro? Zorra de mierda.

Vinny se levantó de la silla, acomodándose la ropa interior con media sonrisa mientras se acercaba a su amorcito.

Ryan intentó empujarlo, pero no se pudo resistir ante los besos de Vinny dejando que sus manos serpentearan curiosas a través del cuerpo del menos, apretado sus costados hasta bajar a su trasero y luego subir hasta su nuca para poder besarlo con fuerza.

Vinny se separó, riendo a carcajadas y señalándolo.

Ryan frunció el ceño, cruzándose de brazos notoriamente enojado. —¿Tienes a otro?

Aquella pregunta le causó aún más gracia a Vinny más tuvo la decencia de ponerse serio.

—¿Cuántas veces jugaste conmigo? Despreciando mi cariño, agarrándome de juguete. —dice Vinny con ácido frunciendo el ceño. —¿A caso no te gusta como juego contigo?