Capítulo 24

258 9 0
                                    

                              ARIADNA

–Te había echado de menos, amor–dice y me derrumbo.

¿He oído bien? ¿Cómo que me ha echado de menos?

Me separo brúscamente de él. Elías me mira desconcertado.

–¡¿Me habías echado de menos?! ¿Acaso te estás oyendo?–le grito furiosa.

–Yo...

–Osea, ¿eres consciente de lo que estás diciendo? Tuviste la oportunidad de buscarme y no lo hiciste. Si tanto me echabas de menos, ¿por qué demonios no me buscaste a tiempo?–me salen las lágrimas.

Me acerco y le empiezo a golpear el pecho por la rabia acumulada.

–¡Me has destrozado! ¡Lloraba por tí hasta dormirme y ni siquiera podía dormir! ¡Tenía que tomar tranquilizantes, joder!–sigo golpeándolo pero me detiene y me sujeta las muñecas.

Yo me arodillo al suelo y él hace lo mismo.

–Ni siquiera me dejas ser feliz, me lastimas y te vas como si nada, y luego vuelves a mi vida para atormentarme. Creo que ya pagué por lo que te hice–le digo entre sollozos.

Él me mira apenado y me estrecha entre sus brazos.

Me levanta la barbilla.

–Yo te perdoné hace mucho tiempo, Ari, pero mi orgullo y desconfianza no me dejaron ir a buscarte. Realmente me hiciste daño, pero nunca te pude sacar de mi corazón–me coge la mano y me la hace apoyar en su pecho–¿Ves? Late así cada vez que estoy cerca de tí.

Madre mía. Que día llevo. Ahora va y me confiesa todo esto.

Se me acerca para darme un beso pero aparto la cabeza.

–Yo...yo no puedo. No podemos estar juntos, yo no puedo estar contigo. Tengo mi vida, estoy saliendo con alguien y...

–¡¿Qué?! ¿Co-cómo que no po-podemos estar juntos?–me pregunta nervioso.

Yo me levanto y me aliso la ropa.

–Pues como lo has oído. Te estuve esperando durante mucho tiempo, tu oportunidad ya pasó. Y no quiero que me vuelvan a abandonar, no otra vez...–bajo la mirada tristemente.

Se me acerca y me coge por los hombros.

–Yo nunca más te abandonaré Ari, te prometo que siempre estaremos juntos. Por favor...–me suplica.

Mi corazón grita que sí, que vuelva con él y que olvide todo mi sufrimiento durante estos años. Pero mi cabeza dice lo contrario.

¿Te vas a olvidar de todo lo que pasaste por él? ¿En serio?

Niego con la cabeza.

–No puedo Elías, simplemente no puedo. Lo siento, tú te pensabas que me rendiría a tus pies, pero no lo haré–me suelto de él.

Está unos segundos callado pero luego habla.

–No me rendiré y lo sabes–me dice.

–Ya ví ya, cuando no me dejaste ni siquiera explicarte lo que pasó. Por eso no tuve más remedio y te escribí aquella carta. Porque la vez que fui a hablar contigo me cerraste la puerta en la cara. Eso yo lo interpreto como rendimiento–le digo enfadada.

–¡Lo hice porque me dolió, joder! Os escuché hablar y se me rompió el corazón. Pensar que solo jugaste conmigo...–aprieta los puños.

Nunca lo había visto así.

–Sinceramente no te reconozco, echo de menos al Elías que conocí, a mi Elías tímido, cariñoso, empático, risueño...–digo melancólica.

–Tú misma lo destruiste aquella tarde–me mira con los ojos oscuros.

¿Amarlo o vengarme? [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora