Capítulo 22

270 10 0
                                    

                            ARIADNA

Suena mi despertador, maldito cacharro, como odio su pitido.

Me levanto, hago la rutina que hago siempre y me preparo el desayuno. Hoy tendré un día muy interesante. Tengo que recoger huellas del laboratorio, compararlas etc. Eso es lo que me gusta de mi trabajo, investigar y encerrar a los criminales.

Desayuno y salgo hacia mi trabajo.
Cuando me dirijo hacia mi coche, siento que me mira alguien, es como que no paran de mirarte. Miro alrededor pero no veo nada. Es muy sospechoso. A mí no se me engaña, soy criminóloga. Si siento lo mismo otra vez, si sigue así, tendré que averiguar quién mierda me vigila.

-Ari, ¿ya tienes las huellas?-me pregunta Iván nada más llegar.

-Sí. Los resultados dicen que es de un tal Fernando Echeverría. Por favor, averigua todo lo que sepas de él y mándaselo a la policía-asiente, le entrego los documentos y me dirijo hacia mi despacho. No es muy grande pero me sobra.

                                  (***)

Llevo ya 4 horas encerrada en mi despacho investigando otro caso, no encuentro mucha información y me estoy empezando a frustrar.

De repente tocan a la puerta e Iván se asoma.

-Ari, te buscan-y se va. Ni siquiera le pude preguntar quién es.

Doy un gran suspiro y decido salir.

Llego a la mesa que hay en la recepción y lo veo.

Él, está de pié con un traje que parece muy caro y con su maletín. Está apoyado en la mesa y se pasa la mano por el pelo.

Que sexy es en ese traje.

¡Ari cállate!

Elías alza la vista y coincidimos las miradas.

Yo me cruzo de brazos y me acerco.

-Dígame, señor...-me hago la tonta. Él pone cara de "lo sabes perfectamente".

-Señor Gómez-me responde al instante.

-Y dígame, ¿a qué debo el placer de su visita?-le pregunto sarcásticamente.

Me fulmina con la mirada.

-Vengo para saber si ya tienen los resultados de las huellas dactilares para así poder poner una demanda en contra de los ladrones-me dice sin quitarme los ojos de encima.

-Sí, ya tenemos los resultados, mi compañero se lo explicará todo, no hacía falta que me mandara a buscar-me doy la vuelta para irme pero me coge del brazo.

-Oh no, tú no te vas-me arrastra hasta el ascensor, intento no gritar para no llamar la atención, nos metemos dentro y él pulsa el botón de emergencia, haciendo que el ascensor pare.

-¡¿Qué demonios te pasa?!-le grito. Él me mira con una sonrisa cínica. Y le veo sus hoyuelos, como echaba de menos ver esos hoyuelos tan característicos.

-Tenemos una conversación pendiente y tú-me señala-me dejaste con la palabra en la boca la última vez.

-No tenemos ninguna conversación pendiente y me estás haciendo perder el tiempo que justamente no tengo de sobra, así que si me disculpas, me voy-le hago a un lado e intento pulsar el botón pero él se me pone delante y casi lo beso.

Intento separarme de él pero me sujeta por la cintura.

-Pe-pero, ¿qué haces?-me pongo muy pero que muy nerviosa y no sé por qué.

¿Amarlo o vengarme? [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora