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10 de noviembre. 19:08 p.m.
diez días después de halloween.

Han pasado apenas unos segundos desde que comenzó la partida

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Han pasado apenas unos segundos desde que comenzó la partida. Jeonghan ya debe estar por terminar de contar, así que intentamos alejarnos lo mejor posible para que le resulte más difícil encontrarnos. Escondidos encima de un árbol con bastantes ramas que pasan desapercibidas gracias a las hojas verdes y algo grandes que crecen de ellas. Mantengo el trasero bien apoyado, intentando ni siquiera moverme un centímetro, no tengo idea qué tanto peso pueden soportar, y no quiero caer hasta aplastarme contra el piso. Seungkwan y Jihoon parecen pensar lo mismo.

— Cuidado. —Advierte Boo al de estatura menor entre los tres, tomándolo por el hombro, pues estaba por dejar caer su espalda contra un espacio vacío—. Fíjate bien si no quieres romperte la cabeza. 

 — Perdón, estaba pensando en otra cosa. —Responde en tono bajo, regresando a su posición inicial, echando un vistazo hacia atrás para cerciorarse de que está vez si tendrá algo que lo sostenga. 

Mientras él continúa acomodándose, cruzo miradas con la persona frente a mí; se ve igual de curiosa que yo, así que, cuando termina de moverse, devolvemos nuestra atención a su cuerpo, preparados para soltarle preguntas como si nuestras bocas se acabaran de convertir en un arma que dispara a toda velocidad.

— ¿Pensando en...? —Comienza el apellidado Boo, buscando iniciar de a poco, pues tampoco queríamos asustarlo o que se negara a contarnos si no ponemos muy pesados con el tema—. Oh, ¿es lo de Jun? 

Divisamos como su rostro asiente, dándonos la razón. Nos quedamos en silencio por una corta cantidad de minutos que parecieron horas y horas. Sus iris oscuras apenas están abiertas, como si ni siquiera le importara parecer cómodo, sus manos se meten en los bolsillos delanteros del pantalón que le decora las piernas, suspirando.

— Hablé con él, pero fue como si tuviera una pared en frente. —Su tono de voz se llena de hastío, también se esconde un toque de coraje fusionado de tristeza. Ver de esta forma a Jihoon es realmente extraño, su relación con el chino nunca había tenido agujeros tan profundos que no creen que puedan cerrar—. Dijo que no es algo que se arregle, que no hay nada que hacer excepto arrancarlo de raíz. No comprendí a lo que se refería..., ¿desea deshacerse de nuestro noviazgo? Escupió tantas cosas a las que no les encuentro el sentido que fue como..., como si se hubiera transformado en otra persona que nunca he conocido. Su mirada fría mientras me hablaba, percibí que yo no era nadie ni nada para su vida en ese momento. —Se calla. Aprieta los labios hasta volverlos una fina línea que apenas y nos permite distinguirlos de su piel lechosa—. Ya no sé qué hacer. Lo amo y claramente pensar en terminar con él me pone mal..., pero no creo que haya mucho para salvar si me esconde cosas.

La mano de Seungkwan acaricia su hombro, intentando darle algo de energía. Nadie dice nada, y cuando nos proponemos a hacerlo, se oyen pasos rápidos debajo de donde nos encontramos ocultos. Bajamos el rostro hasta que nuestro campo de visión se centra en el pasto verde que crece y es agitado delicadamente por la brisa. Allí camina a paso veloz una cabellera tapada por la gorra de color negro que trae para el frío; el susodicho Wen es quien se pasea por ahí. Pisa con tanta lentitud las hojas que ni siquiera crujen con la suela de sus zapatos. Se detiene, girándose de un lado a otro, cerciorándose de que nadie se hallara a su alrededor. Entrecierro los ojos, esperando que con eso consiga observar mejor su comportamiento. 

보라ㅤ.ㅤ𝘃𝗶𝗼𝗹𝗮𝗲ㅤ𑁍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora