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➥ Day Ten : Volkway

␥ꦿ Tenth Day ᬻྲ᭄ྀ
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┇V o l k w a y
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El salón era llenado de risas suaves y melodiosas para los oídos del Superintendente, quien observaba a Viktor con una pequeña sonrisa plasmada en el rostro. El ruso jugaba con el gran perro del dueño del apartamento, lanzando la pelota algo lejos al tener espacio suficiente para ello y acariciando al chucho cada vez que le traía el juguete de vuelta para repetir la acción. Sus risas fueron provocadas por los incesantes lametones en la cara del canino, quien parecía feliz de estar junto a Volkov y no se cansaba de demostrarle el aprecio que le tenía.

Conway apoyó ambos codos en la mesa y entrelazó los dedos, recargando su mentón en sus manos juntas viendo a lo lejos a su pareja. Le encantaba verle tan animado después de tanto trabajo y estrés.

─── Conway, dile a tu perro que no me lama tanto, no soy una paleta.─── Soltó entre risitas, tirándose por completo al suelo al ver como sin previo aviso Ivadog se abalanzó sobre él como si lo hubiese entendido.

La sonrisa de Jack aumentó, se podría decir que era una sonrisa boba. Y es que su Comisario lo volvía más dulce y tranquilo de lo que se imaginaba, era como un calmante, como una vía de escape de sus malos pensamientos y de su oscuro pasado y presente.

─── ¡Jack!─── Lo nombró esperando respuesta.

Sus ojos hicieron contacto visual, ambos perdiéndose por unos instantes en los orbes del otro.

─── Ivadog.─── Llamó a su querida mascota, la cual de inmediato paró sus acciones.

Volkov pudo respirar tranquilo por fin, le dolía el estomago de tanto reír y tenía la cara empapada por la saliva del animal. Con la manga de su camisa oscura, trató de limpiarse un poco el rostro con una expresión asqueada a la par que se levantaba del suelo. Notaba todo pegajoso.

─── Buen chico, ahora ven aquí.

Su mascota de dirigió a su posición, sentándose al lado de la silla en la que estaba y esperando mimos por parte de su dueño, el cual no se negó a dar. Pasó una mano por la cabeza de Ivadog, viendo como lo observaba feliz y movía su cola de un lado a otro con rapidez.

─── Agh, voy a tener que ducharme.

─── Al fin el otaku se digna a ducharse.─── Lo miró de reojo con una sonrisa socarrona.

─── ¡Oye! Que yo me ducho diariamente.

─── Eso no te lo crees ni tú, Volkov.

El ruso se llevó una mano al pecho, exagerando su reacción de indignación y abriendo la boca para decir algo, pero ninguna palabra salió de sus labios, los cuales se cerraron y curvaron hacía abajo con levedad para mostrar una expresión triste. Todo aquello lo aprendió de Alexander, o quizá más bien pasar tanto tiempo con su mejor amigo le pegaba las tonterías.

─── Muy bien, me voy.─── Dijo sin más, girando sobre sus talones fingiendo todavía indignación.

El policía de mayor rango negó con su cabeza con diversión, viendolo irse hacía el baño. Verle ser más infantil, saliendo de su faceta fría, era un poco chocante al principio pero se acabó acostumbrando al convivir diariamente con él tanto en el CNP como fuera, estando en el apartamento de uno de los dos o saliendo a tomar algo. Ambos eran un pequeño faro de luz para el otro, y eso lo podían notar. Habían sufrido tanto, que el destino decidió darles una oportunidad de ser felices al menos durante un tiempo. Era como darle el caramelo a un niño y luego quitárselo a los pocos minutos, tan solo para contentarlo un rato.

El de cabello grisáceo regresó al salón después de lavarse la cara para quitar todo rastro de saliva canina. Miró con una diminuta sonrisa a Conway, el cual en ese lapso de tiempo no había hecho nada más que seguir acariciando al animal.

Esos momentos de tranquilidad y de paz, eran los mejores. No siempre tenían la oportunidad de disfrutar de aquello y debían de aprovecharlo.

─── ¿Qué quieres cenar, милая?─── Preguntó el menor sabiendo que a Conway le daba algo de rabia no entender ruso.

─── ¿Qué coño has dicho?

─── Nada.

─── No, me dices ahora mismo que coño has dicho o no cenas.

El ruso se encogió de hombros sin importarle mucho. Le había llamado "cariño", pero su orgullo y la vergüenza que dominaban su cuerpo le impedían poder traduciré aquella simple palabra. El azabache dejó escapar un suspiro de sus labios al darse cuenta de que su pareja no se dignaria a responderle, por lo que lo dejó pasar, después de todo no era la primera vez que ocurría.

─── Bien, hoy decides tú.─── Volvió al tema principal.

Viktor sonrió ampliamente con tan sólo escuchar aquellas tres palabras salir de la boca de su novio, indicándole que tenía libertad para elegir lo que comerían.

─── Pedimos una pizza y ya, que tengo hambre.─── Se limitó a decir.

Porque sí, tenía miles de platos en mente para poder probar y cocinar junto a Jack, pero la pereza y el hambre que sentía en aquel momento le habían ganado la batalla. El mayor soltó una ligera risa al saber muy bien todo lo que le rondaba por la cabeza al peligris, levantándose del asiento y dirigiéndose al contrario.

─── ¿De cual?

─── Me da igual, todas están buenas.

─── Pediré tu favorita.

─── Te amo.

Una carcajada fue la respuesta de Conway, junto a un piquito en los labios del menor antes de sacar el teléfono y marcar el número de la pizzeria la cual conocía de memoria por las multiples veces que habían pedido allí. El rojo venció al pálido de las mejillas de Volkov, quien bajó la mirada tímido.