4-La tapan las nubes

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Cada 15 días en el King’s se celebraba una fiesta, ya fuera contratando a un grupo de música, un grupo de baile, un pianista, un guitarrista o cualquier cosa que se le ocurriera a María o los demás. El caso es que estos sábados el bar se ponía a rebozar y no daban nunca abasto. María, incumpliendo su promesa de dejarle libre los fines de semana a Luisita, le pidió que fuera esa noche para ayudarla. La rubia aceptó sin problema, para ella ayudar a la familia era algo muy importante, y aunque estuviera agotada  sabia que su hermana la necesitaba de verdad, así que acepto sin rechistar.

La cosa entre ellas dos se calmó hace una semana, cuando estuvieron charlando en el bar, aunque a Luisita le costó soltar todo lo que le hacia estar ausente en algunas ocasiones, pudo desahogarse y contarle a su hermana porque estaba así.

Luisita le contó que estaba preocupada por el concurso de relatos, que le encantaría ir a Paris, pero que no soportaría vivir sin sus padres y sus hermanos, le dijo que se sentía inútil al no encontrar ninguna vocación que le llenara por completo. Y también le comento que se sentía vacía, al ver a todos sus amigos con pareja y ella no poder tener nada serio con nadie. Sus ligues no duraban mas de dos días, ya fueran chicos o chicas. La rubia lloraba levemente mientras contaba todo, y María se dedicaba a limpiar sus lagrimas y animarla dándole consejos que sabia que a su hermana la harían sentirse mejor.

****

La noche llegó, Miguel, María y Luisita estaban preparados para lo que seria una noche movidita, mientras esperaban a que el local se llenara por completo, iban preparando las bebidas para que no les pillara el toro. A eso de las 23:00h el local estaba a reventar, las actuaciones solían ser sobre las 00:00h pero la gente venia antes para no quedarse sin sitio. María tenia en su local un aforo pequeño, pero aun así lo llenaba al tope cada fin de semana y a veces se formaban colas para entrar. Aquella noche los tres estaban desbordados mucho antes de empezar la actuación y se echaban miradas cómplices pensando todos en como podrían sacar adelante mas trabajo cuando comenzara la actuación.

María se ausento 10 minutos para ayudar al chico de sonido a sacar todo lo necesario del almacén. Cuando se dirigía de nuevo a la barra, una chica la paró:

-Perdona, ¿eres María, verdad?-preguntó la chica.

-Si soy yo, ¿pasa algo?-dijo María agitada por terminar la conversación lo antes posible para ayudar a sus compañeros.

-Soy la chica que viene a cantar, estuvimos hablando por teléfono ayer.

-Ah si, si, eres Amelia ¿verdad?-preguntó algo mas relajada.

-La misma que viste y calza-dijo una Amelia sonriente y graciosilla.

-Vale, pues mira, dirígete al escenario, allí esta Gonzalo, es el de sonido, ve a hablar con el y lo preparáis todo. Yo voy a ayudar a mis compañeros y vuelvo a verte justo antes de la actuación. Cuando acabes vienes a la barra, estará todo un poco mas calmado y vamos al despacho.

-Perfecto, nos vemos ahora entonces-con su guitarra a la espalda, Amelia fue directa al escenario.

María llegó a la barra y preguntó en que podía ayudar en ese momento.

-Menos mal que llegas hija, porque no damos abasto-dijo Luisita agitada mientras servía tres cubatas a un chico.

-Ya Luisi, es que ha venido la chica que va a cantar esta noche y no la conocía, tenia que presentarme.

-¿Una cantante nueva? ¿y que pasa con Sara?-preguntó Luisita incrédula.

-Pues Luisi, que desde que te tiró los tejos y tu no quisiste nada con ella, subía mucho el tonito de voz cuando hablaba conmigo, y tu sabes que a mi no me gusta el mal rollo.

-Pues ahora pensará que es porque yo te he dicho que no la llames mas-dijo la rubia gesticulando con las manos.

-Ella sabe el motivo por el cual no la llamo mas, asique no te preocupes por eso. Ahora vuelvo, voy a ver si todo esta preparado para la actuación y a desearle suerte a Amelia.

Esto no podía estar pasando, al principio creyó volverse loca y haber escuchado por inercia, debido a la obsesión que tenia con ese nombre hacia ya una semana. Se puso de puntillas, estiró en cuello y puso su mirada justo en el escenario, y no, no se estaba volviendo loca, allí estaba, hablando con Gonzalo y María, con su sonrisa perfecta, era lo que mas le gustaba a Luisita de ella. De repente sintió su corazón latir a un ritmo desorbitado, y sin darse apenas cuenta, el vaso que sostenía sobre sus manos se le resbaló.

-¡JODER!-grito Miguel tras asustarse con el impacto del vaso contra el suelo- Luisita, ¿quieres prestar atención a lo que haces?, estas en las nubes.

-Bueno, bueno Don perfecto, ¿nunca has roto nada?-dijo la rubia en tono de burla.

Miguel le echó una mirada asesina, pero al darse la vuelta empezó a reír, cogió la escoba para barrer los cristales y le dio un beso en la mejilla a su compañera. Todo el mundo rompe cosas alguna vez, pensó el chico.

****

La actuación terminó, y el publico no paraba de aplaudir a Amelia, había estado fantástica, cada canción la cantaba mejor que la anterior y con la ultima, puso el broche de oro a una noche de música que no seria la ultima para ella en el King’s. María aplaudía contenta por la reacción del publico, Miguel no paraba de decir que tenia magia en la voz y Luisita había perdido la noción del tiempo, se había perdido en los ojos de  Amelia, que la miraba con mucha frecuencia cuando cantaba, y aunque ella intentaba disimular, no podía evitar perderse en su intensa mirada y su voz angelical.

-Luisita, ¿no te ha gustado?- preguntó  María en tono de sorpresa.

-¿Qué?-dijo la rubia saliendo de sus pensamientos.

-La actuación de Amelia, ¿que si te ha gustado?-volvió a repetir María un poco seria.

-Ah, si… a estado bien-disimuló.

-¿Bien?, pero si ha sido una maravilla, esta chica tiene mucho talento- dijo Miguel emocionado sin parar de sonreír.

-Oye María, ¿y de que la conoces tu? ¿de clases de interpretación o algo?- preguntó Luisita interesada.

-Que va, cuando decidí no llamar mas a Sara, puse un anuncio en la puerta y al rato me llamó diciéndome que ella solía cantar en algunos locales y bares, me dijo que si quería podía venir a cantar antes de actuar o me cantaba algo por teléfono. Pero la verdad me transmitió tanta sinceridad y buen rollo que le dije que no hacía falta, que podía venir hoy directamente.  

-Lo cierto es que a mi me resuelta un tanto familiar, no se, como si la conociera de algo-dijo Miguel pensativo rascándose la cabeza.

-Bueno, vamos a seguir que yo hoy quiero salir tempranito-dijo Luisita antes de que al despistado de su amigo le diera un ataque de lucidez y recordara la noche en la que ella conoció a Amelia.

-¡Esto es increíble!-dijo María sofocada mirando hacía el escenario, donde Amelia ya se había bajado y charlaba con el publico- ¿como puede tener tanta cara dura esta mujer?, ahora mismo se va a enterar.

Luisita miró al escenario, y se encontró a Sara hablando amistosamente con Amelia. Mientras esperaba a ver la reacción de la peligrosa al ver llegar a su hermana furiosa, veía como las dos chicas conversaban y reían muy pegadas la una a la otra. La rubia observaba atentamente, cuando María llegó y alterada empezó a hablar con Sara, y seguidamente mas relajada, mantuvo unas palabras con Amelia. María se dispuso a volver a la barra un tanto mas relajada, cogió las llaves del despacho y se dirigió hacia el. Al cabo de unos minutos, mientras Luisita y Miguel terminaban de servir las ultimas copas e ir limpiando cosas que ya no iban a utilizar, María volvió a la barra.

-Esta tía es una descarada-dijo entre dientes.

-¿Quién?-preguntó la rubia haciéndose la tonta.

-Pues quien va a ser Luisi…. Sara, que se a acercado a Amelia y estaban las dos charlando tan tranquilamente, que yo no lo digo por Amelia pero… que no me hace gracia esta pelirroja del demonio-María cada vez estaba mas nerviosa y no le quitaba los ojos de encima a Sara.

-Bueno, serán amigas…- dijo Luisita agachando la mirada y recargando las neveras.

-A mi me da la impresión de que le a entrado a bocajarro, que quieres que te diga.

-Bueno, eso tampoco lo puedes saber tu, lo mismo son amigas y le esta dando la enhorabuena por la actuación-dijo Miguel, que también estaba atento a la conversación que mantenían las hermana- además que si le esta tirando la caña no me extrañaría, porque además de cantar de maravilla la chica es guapísima, las cosas como son.

-Mira, porque se que eres gay que si no pienso que te la quieres ligar- dijo María riendo un poco mas relajada.

-De verdad, que sois un caso-dijo Luisita riendo también- bueno jefa, ¿podemos cerrar ya?-preguntó Luisita para cambiar de conversación.

-¿Y antes de cerrar podrías ponernos dos cervezas?-preguntó Amelia acompañada de Sara.

Luisita se dio media vuelta, la miró fijamente, y cuando vio la compañía y lo feliz que se veían ambas, se le retorció el estomago.

-Lo siento, pero ya hemos cerrado la caja. Habéis llegado tarde- dijo Luisita con una falsa sonrisa.

-Venga Luisita, que somos amigas- dijo la pelirroja.

-Ni amigas ni enemigas, hemos cerrado ya, lamentamos las molestias-dijo María con rabia.- Amelia, ¿prefieres que hablemos aquí, o vamos a mi despacho?.

-Creo que en el despacho estaremos mas tranquilas.

-Vamos entonces.

María y Amelia se dirigieron al despacho, donde la mayor de los Gómez le dio la enhorabuena a la de rizos y le propuso volver mas veces. Amelia aceptó encantada, con la condición de que ella pudiera elegir siempre la temática y el tipo de luces para sus actuaciones, a los cuales María no puso ningún inconveniente. Terminada la conversación y habiéndole dado a Amelia el dinero que habían acordado, las chicas se dirigieron de nuevo a la barra, donde Miguel y Luisita seguían recogiendo y Sara esperaba sentada en una silla retirada de ambos.

-Bueno chicos, a sido un placer cantar aquí y por lo que he hablado con la jefa, no será la ultima vez-dijo Amelia feliz.

-Te llamo en cuanto sepa el día que vuelves a actuar Amelia, y gracias por esta maravillosa noche.

-Gracias a ti por confiar en mi. Adiós chicos- dijo sonriendo a Miguel y María- Hasta pronto Luisita- dijo girando la cabeza y mirando intensamente a la rubia que se encontraba en el otro extremo de la barra mirándola.

Amelia se acercó a Sara, cogió sus pertenencias que se las dejó al lado del escenario y salieron juntas de allí. Luisita no sabia porque, pero esa imagen no le gustó nada, y no estaba segura de porque, si era porque Sara se iba a aprovechar de Amelia o por si la de rizos solía quedar con la primera persona que se cruzara en su camino y lo que pasó aquel día, no era la primera vez que lo había hecho. Miguel se acercó a ella, y como el que no quiere la cosa se lo soltó.

-Ya se quien es esta chica, es la chica de la otra noche- empezó a reír pícaro.

-No se de que chica me hablas- dijo la rubia siguiendo con sus tareas.

-Pues según tu, tu amiga de toda la vida, que soy despistado, no tonto.

-¿De que chica habláis?-preguntó María interesada- hermanita, ¿has ligado y yo no me he enterado?-preguntó con una expresión de sorpresa.

-Voy a recoger las sillas, que alguien tiene que trabajar-soltó una Luisita colorada huyendo de aquella encerrona que se había metido sin saber como.

-Oye Miguel, ¿sabes tu si mi hermana y Amelia se conocen?

-Pues yo juraría que esta chica vino la semana pasada y mantuvieron una conversación en la que Luisita y ella no paraban de sonreír. De hecho me dijo su nombre y me insinuó que se conocían de toda la vida-contestó Miguel a la pregunta de su jefa.

-Que raro…- dijo María dándose la vuelta.

****

La noche acabo, y tras cerrar y despedirse de Miguel y su hermana, Luisita se dirigía a su casa. No tenia muchas ganas de llegar, y aunque era bastante tarde, aquella noche las calles estaban bastante mas concurridas de lo normal, Luisita pensó en sentarse en el banco de la plaza, y mirar la luna y las estrellas, que aquella noche tapaban de vez en cuando algunas nubes. A la rubia, le encantaba repasar su día cada vez que volvía de camino a casa, le gustaba pensar en las cosas buenas para sonreír y en las cosas malas para intentar que no volvieran a ocurrir. Llegando a la plaza se dirigía al banco al que tanto deseaba llegar, cuando escuchó unas risas provenientes de el. No se lo podía creer, allí estaban, la que un día fue su amiga y la chica de pelo rizado, morena, la que la tenia confundida con sus actos hacia ella. Luisita intentó seguir su paso como si no las hubiera visto, cosa que fue imposible.

-Hola Luisita, ¿de vuelta a casa?- dijo Amelia con una sonrisa acelerada de haber estado riendo antes con Sara.

-Si-contestó con la mirada agachada.

-Un momento, ¿os conocéis?- preguntó Sara intercalando la mirada entre ambas.

-Si claro que si, de toda la vida-contestó Amelia en una carcajada, lo que hizo que la rubia sonriera también.

Sara puso cara de pocos amigos, mientras las chicas reían y se miraban intensamente.

-Bueno Luisi, encantada de volverte a ver. Saluda a María de mi parte-soltó la pelirroja de repente-supongo que ya te tienes que marchar.

-La saludaré de tu parte, aunque no se si le agradará-dijo esto ultimo con intención de que Amelia no lo escuchara- y si, no te preocupes por mi presencia que ya me marcho y os dejo tranquilas.

-¡Pero que dices!, siéntate con nosotras mujer-dijo la de rizos haciéndole hueco en el banco.

-No, gracias Amelia pero no quiero molestar, además es tarde y mañana tengo que madrugar-dijo la rubia con una sonrisa triste.

-Sigues de bar en bar eh Luisi. No avanzas.

-Me gusta lo que hago-dijo Luisita mirando a Sara con rabia- bueno, que lo paséis bien, yo me marcho- acto seguido se dio la vuelta, y cuando apenas había dado dos pasos, Amelia le agarró del brazo.

-Luisita espera… ¿porque no te quedas un rato?. Podemos charlar las tres tranquilamente.

-No se si lo has notado, pero nuestra relación no es muy buena, además ya he dicho que no quiero molestaros, se os veía muy contentas- dijo la rubia nerviosa cogiéndose las manos y moviéndolas constantemente.

-Solo estabas hablando de tonterías, la acabo de conocer, me ha escuchado en el bar y quería dar un paseo conmigo- dijo Amelia justificándose.

-¿Porque me das explicaciones de algo que no me incumbe?

-No son explicaciones, quería decirte que había decidido sentarme en este banco para volver a verte y que pudiéramos ver la luna como aquella noche-dijo Amelia intentando hacer que Luisita la mirara.

-Pues ya ves, ningún día será como aquel, y no se porque pensabas que hoy sería igual o parecido. Estas acompañada y encima hay nubes, y la luna no se aprecia como aquella noche- soltó Luisita algo molesta.

-Conozco un sitio donde podemos ir a ver la luna y que no importa que haya nubes, es cierto que desde este banco es desde donde mejor se ve de todo Madrid, pero puedo llevarte a un sitio donde te encantará apreciarla incluso con nubes- dijo Amelia con voz dulce.

-Puedes ir con Sara, lo mismo ella prefiere ver las nubes contigo, yo me quedo con la luna y el cielo despejado. Buenas noches Amelia Ledesma. Hasta la próxima, que lo paséis bien.

Luisita se dirigió hacia su portal sin dar oportunidad de responder a la morena, que se quedó pensativa sin moverse  hasta que la rubia desapareció dentro del portal. Cuando ya estaba dentro, Luisita iba a pasos muy lentos, tenia el cuerpo hecho un flan y no entendía el porque, aquella mujer le había ofrecido ver de nuevo la luna con ella, pero la rubia no soportó la presencia de Sara, y no sabia si lo que sentía, eran realmente celos, porque Amelia aun no era ni su amiga.

Abrió la puerta de casa, se dirigió a su habitación, se puso el pijama y cuando ya estaba metida en la cama, cogió su móvil y mando un mensaje.

[Yo]

Este es mi numero, tal vez te apetezca hablarme cuando el cielo esté despejado 🌙


La luna bajo tus piesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora