11-Cambio de planes

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Tras la marcha de Amelia, la rubia terminó de realizar varias tareas que le pidió su abuelo, y esperó a que su madre regresara de recoger a sus hermanos para subir a comer a casa. Mientras los pequeños dejaban sus mochilas en las habitaciones y se lavaban las manos, Luisita preparaba la mesa junto a su padre antes de que este se bajara a cubrir a Pelayo en el bar. Marcelino y Manolita habían comido antes de ir por los pequeños al cole y, ahora era el turno de los demás. Tenían todo muy bien organizado, de manera que si surgía un contratiempo, siempre había alguien para cubrir a quien fuera necesario.

Luisita, Manolín, Catalina y Ciriaco terminaron de comer y, mientras sus hermanos se ponían a hacer los deberes, la más mayor terminaba de recoger la mesa y fregar los platos y utensilios que habían usado en la hora del almuerzo.

-Luisi, ¿a que hora vamos al parque?- preguntó Catalina entrando en la cocina.

-Primero tenéis que acabar los deberes- contestó girándose para observar a la pequeña- los dos. -terminó de decir apuntándola con el dedo.

-Es que yo ya he acabado, pero Ciriaco esta jugando a la consola con Manolín y no los acaba- Cata agachó la cabeza triste.

-Pero bueno…estos dos siempre igual- la rubia se dirigió al cuarto de Manolín. Cuando entró se encontró a sus dos hermanos jugando y alzó la voz - ¿¡Se puede saber que esta pasando aquí!?.

-Que susto Luisi- dijo Manolín sin dejar de jugar.- Yo ya he acabado los deberes- contestó el de rizos sabiendo el porqué de la presencia de su hermana.

-Lo dudo mucho y aunque así fuera, ¿Por qué dejas jugar a Ciriaco? sabes  que el no ha terminado. Por favor Manolín, que eres su hermano mayor.

-¡Que me llamo Manuel!- soltó el chico furioso.

-Para mi seguirás siendo Manolin hasta que no madures.

-Ni que fuera yo un inmaduro ahora Luisita.-dijo el de rizos enfadado.

-Pues con estas tonterías que haces si lo pareces…. ¡Manolín!

La rubia salió de la habitación riendo al escuchar a su hermano volver a decir que ya no era un crio.

****

-Deja de llorar ya cariño, sabíais las normas, se que no es culpa tuya que Ciriaco no haya acabado los deberes, pero no le vamos a recompensar encima, ¿no crees?.- Luisita trataba de calmar a la pequeña, que estaba sentada en su falda, agarrada a su cuello sin parar de llorar.

-Luisi, pero es que yo quería ir al parque y lo he terminado todo.

-Tengo una idea, sécate las lágrimas y pon aquella manta en el suelo. Voy a por unas cosas a mi habitación.

Catalina se levantó de un salto, sabiendo que el plan que tenia Luisita sería mucho más divertido que ir al parque. Colocó la manta en el suelo, y se sentó encima de ella impaciente por ver que sorpresa tenía pensada su hermana para aquella tarde.

Luisita apareció con el bolso donde guardaba todas sus cosas de maquillaje ,y Catalina comenzó a saltar de alegría, pues pocas veces su hermana la dejaba utilizar sus cosas.

-Ay Luisi, me encantan tus pinturas.

-Ya lo se, pero no te acostumbres, eh. Los he cogido porque no te mereces estar castigada por Ciriaco, además tu hoy te estas portando muy bien. De momento…

-¿Por donde vamos a empezar? -preguntó la pequeña esquivando la última frase de la rubia.

-Pues no se, a ver que hay por aquí-dijo rebuscando en aquel enorme bolso.

La luna bajo tus piesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora