— ¿Dedal?
Mateo suspira a la vez que palmea la espalda de Manuel. Al parecer ni siquiera yo entiendo qué sucede. ¡Oh! Bueno, sí entiendo a qué se refiere pero, ¿por qué demonios utilizó la palabra dedal? No tenían absolutamente nada que ver. Daniel se queda callado un momento, observando a algún punto del lugar sin rechistar. Yo, mientras, estoy serio con mis cabellos cayendo por la frente; pensando en realidad qué mierda estaba sucediendo.
¿Ven? Es un maldito problema que alguien te guste. Todo te parece mágico y todo una decepción. Por eso, siempre tuve el plan de alejarme. ¡Claro! Lo hice con Daniel. Pero el rubio siempre iba a donde yo, o siempre nos encontrábamos. Por eso intenté, y al final, terminé cediendo.
Manuel gira la cabeza y abre la boca después; supongo que quiere decir algo. Sin embargo, Daniel se le adelanta.
— Ah, ¡Manuel Vainstein! Vos siempre tan raro. Ni siquiera sé por qué me puse a hablar con ustedes si ambos son un dolor en mi pobre cabeza —me he quedado anonadado al escuchar su voz cambiar a un tono enojado—. ¡No! No, y vos Valentín. Siempre tan agresivo, mejor me voy. Mi presencia les molesta.
Dicho esto, se pone de pie y empieza a caminar hasta donde estaba. Manuel tiene su boca abierta, y sus cejas se hacen hacia abajo. Mateo está inexpresivo mirando todo desde su lugar y yo solamente me pregunto, de nuevo, ¿qué mierda está pasando?
Espero no haber sido el único que notó ese cambio de actitud tan errático. Literalmente, fue como un golpe en la cara y en mis expresiones.
— ¿Le diste un dedal?
La pregunta me hace rodar los ojos y le niego. Manuel era inteligente, a veces. En cosas simples realmente buscaba lógica pero si no la encontraba, se confundía un poco. Tal vez a ese grado ya tenía una ligera sospecha, pero no del todo. Por otro lado, Mateo Palacios mira al rapado y le sonríe, para después verme y hacer lo mismo.
Estoy absorto. Es decir, Daniel actuó más raro que cualquier vez. Primero siendo una tierna oruga y de repente, ¡BAM! ORUGA ASESINA! Me tomó por sorpresa, a todos igual.
— No, Manuel. Le di una aguja —respondo. Él se me ve raro y le doy un golpe en el hombro—. Él habla del beso.
— ¿Ah?... —Procesando información—. ¡Ah! —Ejecutando órdenes—. ¡Ya entendí!
No era tan difícil de entender. Observo a Mateo y él está pensativo.
— ¡Vamos! —Mateo gruñe para si mismo—. Sé que he escuchado eso en otro lado.
A mi mente se ha venido la película de Peter Pan. Aunque de todas maneras, eso era cierto, no tenía sentido. ¿Qué relación había entre esa película y lo que teníamos? Bueno... En realidad no teníamos absolutamente nada. Tan sólo un beso de por medio. De alguna manera eso logró bajarme mis ánimos, aunque no lo demostré. Tan sólo asentía para alguien o algo que nunca llegó.
Entendía a Daniel.
— ¿Entonces le gustó el beso o no? —cuestiona Manuel con las manos en la cintura.
Intentaba entender a Daniel.— ¡Peter Pan! —exclama Mateo con las manos arriba. Su mueca cambia y observa a Mateo—. Creo que sí le gustó... Pero, ¿qué tiene que ver Peter Pan con esto?
Lo intentaba.
Pero nunca lo lograría. Desearía que por una vez, mantuviera su boca cerrada. Y que ese dedal no me diera alas.
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¡Cállate! | Wosani
ComédieSiempre estás hablando, y hablando, y mierda, ¡cállate un rato! ___________ Historia originalmente de @hxLover, quien me dio autorización para la adaptación.