Mateo esta sentando de nuevo frente a mí, al igual que Manuel. Están observándome, y yo de repente les poso la vista. Llevan así dos días, intentando descubrir qué era un dedal y la importancia entre Daniel y yo. Por cierto, ese parlanchín ni siquiera se ha acercado a preguntarme la hora.
Me resulta raro, sí, que de repente se desaparezca dejando esa duda. ¿Le gustó mi beso?
— ¿Qué es un dedal?
Vuelven a preguntarme. Les observo, suspiro fuerte y niego con la cabeza, rascando mi nuca y el puente de mi nariz casi de manera espontánea.
Y no. No tengo la menor idea. También me la he pasado observando todo, recordando la primer conversación que he podido, desde que tengo memoria de que me gusta. He intentado recordar si alguna vez, extrañamente, hablamos de eso. Si la palabra tenía algún significado, o si la película se lo daba.
He llegado a la conclusión de que es un chico muy raro, y que le ha llamado dedal a un beso sólo porque es de una película.
— Fue el beso que le di, se los llevo repitiendo los últimos veinte minutos.
Manuel esta resignado, comiendo de poco a poco sus papitas. No he hablado mucho del tema con Manu, hasta parece evadirlo. Da igual, no quiero hablar con un bro de mis sentimientos innecesario. Ademas, Manuel sabía suficiente desde que me dijo "lo besaste". La peor parte de todo, que fue innegable decirle que muero y me desvivo por Daniel Ribba.
Mateo, por su parte, golpea su frente y se niega a dejar de lado el tema. Aunque por un momento, su mente se despeja y se dedica a hacer otras preguntas.
— Valen —me llama el menor de los tres, le miro y alzó la barbilla. Mateo se acerca un poco a mi y sonríe—. ¿Qué sentiste cuando él te besó?
¿Qué sentí cuando él me besó?
Mh... A ver. Sentí cómo mi corazón se aceleraba, y mis manos empezaban a temblar. Sentí su corazón detenerse porque estaba tan cerca mío. Mi estómago me dio un aviso, al dejar salir aquellas mariposas. El mundo se detuvo, y parecía que sólo estábamos él y yo, juntos, muy juntos.
Sentí que el mundo era mío.
Me sentí vivo y feliz.
¿Qué sentí?
— Sentí todo muy, lindo. Perfecto.
Creo que Mateo esperaba más. Pero, no soy tan extrovertido. Me costaría decirle que amaba aquellos labios, y que si pudiera, los comería día a día como el postre más dulce de mi hogar.
Manuel ríe en voz alta, y se acerca a Mateo.
— No te preocupes, Teo. Cuando Valentin dice algo así, la intensidad es multiplicada por mil. No dice todo lo que piensa.
— Ya veo —responde Mateo. Comienza a leer su libro, y después de algunos minutos de reposo, voltea a verme de nuevo—. Cuando besé Manu, sentí un dinosaurio.
No sé qué fue peor. Que yo me atragantara con mi propia agua, o que Manuel Vainstein estuviera ahogándose con media papa a la mitad del esófago. Él se levantó deprisa de su lugar, tomando su cuello entre un sonrojo (o la asfixia, cualquiera de ambas) y tosiendo. Y para cuando Mateo se puso de pie, para ayudarle, Manuel ya estaba bien, cubriéndose el rostro con vergüenza.
— ¿Ustedes se besaron?
— Bueno...
Manuel me mira, y después a Mateo. Se sienta en su lugar, seguido del menor y sonríe algo incómodo.
— Sí, nos besamos —me responde.
Mateo volvió a mirarme, creo que me examinaba con cuidado. Pasaba y yo podía sentir su vista en cada una de mis facciones, creo que estaba leyendo mis actitudes.
— ¿Por qué no buscas vos a Dani? —me pregunta.
Siempre tengo respuestas para las preguntas. Pero aquella vez, creo que me quedé en blanco.
— No sé.
Manuel seguía en su lugar, lloriqueando ante la gran revelación (así lo veía él, pero un beso entre ellos ya no me sorprendía, se veían bastante compatibles, unidos, bastante buenos juntos), lo veía de repente pero no me hacía caso, a nadie de hecho.
Ahora bien, ir a buscar a Daniel después de haber tenido un rechazo indirecto y luego una bienvenida diciendo que le agradó el dedal...
Mierda, ¡yo no era psíquico o adivino!
— Capaz tengas que buscarlo vos —Mateo me sonríe. Mira a Manuel, quien está con la frente escondida entre sus brazos, apegada a la mesa donde nos estamos sentando. Mateo empieza a acariciarle el cabello a Manuel—. Después de todo, él siempre te buscó a vos.
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¡Cállate! | Wosani
HumorSiempre estás hablando, y hablando, y mierda, ¡cállate un rato! ___________ Historia originalmente de @hxLover, quien me dio autorización para la adaptación.