Prologo

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Camila caminaba por los adornados pasillos del palacio, maldiciendo el día en que ella había aceptado este trabajo. Pareció tan sencillo en ese momento: aconsejar al Rey Regente Víctor, una contradicción de términos que todos reconocían excepto el Rey Regente, diciéndole exactamente lo que él quería oír. Cuando él quería oír que su nuevo peinado lo hacía verse como un zorro plateado y que todas las damas en el reino se desmayaban por su quijada cincelada, entonces eso era lo que Camila decía. Cuando él quería oír que todos pensaban que él era un gobernante justo y bondadoso, el más bello que ellos alguna vez habían visto, eso era lo que ella le decía.
Camila tocó el contorno del papel escondido dentro del bolsillo de su chaqueta mientras sus tacones traqueteaban contra las baldosas de los pisos del palacio. Se estaba haciendo mucho más difícil decirle al Rey Regente que él era " bello" con cara seria; las acciones de Víctor se estaban haciendo más siniestras día tras día. El asunto con las enanas fue la gota que derramó el vaso.

El Rey Regente había sido nombrado para ocupar el trono hasta que su hijastra, la Príncesa Lauren Snow, cumpliera los veinticinco años y fuera elegible para tomar el trono. Pero Snow ya se acercaba a los veintiséis, y el Rey Regente no mostraba ninguna intención de cederle el trono.
El papel se sintió como un estigma contra el costado de Camila ,
y estaba aterrorizada de que el crujiente sonido de éstemientras
caminaba, la descubriría. Un guardia pasó por su lado en el pasillo, y Camila mantuvo su rostro cuidadosamente educado para no mostrar ninguna emoción. Camila había crecido en un castillo que le pertenecía a una mujer maldecida para que cada pocas horas se convirtiera en una bestia, y con sirvientes perpetuamente entrampados en las mismas discusiones unos con otros. Y aun así, los nobles y sirvientes en el palacio de Víctor eran todavía más miserables. Camila presionó sus labios en una línea apretada; sonreír le revelaría de inmediato al guardia, que ella tenía algo que ocultar. Al menos Camila no era la única que se daba cuenta que el Rey Regente se había pasado de la raya.
La carta, firmada por representantes de las cinco aldeas más grandes, declara formalmente que ellos seguirían ala Príncesa Snow ahora que ella era mayor de veinticinco años. El Capitán de la Guardia había dicho que él no apoyaría un golpe de estado hasta que él supiera que contaba con el apoyo de la gente; con esta carta, la resistencia daría un gran paso acercándose a recuperar el reino. Ella solo necesitaba hacerle llegar la carta antes de que cayera en las manos equivocadas.
Camila suspiró suavemente. Si tan solo Snow se diera cuenta que se suponía debía haber sido coronada reina hace un año completo y tomado las riendas del gobierno. En vez de eso, Snow había usado su tiempo para convertirse en una jinete experta y música, aprendido casi todos los lenguajes en el reino, y explorado la extensión completa del castillo. Camila no tenía duda de que Snow sería una buena reina para su gente, tan pronto ella lograra concentrarse en las tareas requeridas. De hecho, ella pensó, visualizando su rostro sonriente y sintiendo una
cálida sensación en su estómago, algún día ella puede ser la mejor de todos.


La Princesa Snow (Adaptación  Camren G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora