Resumen: Kaitou Kid y Shinichi Kudo tendrán que hacer frente a un sin fin de problemas cuando, tras un hechizo de Akako que no sale bien, son transformados en gatitos. Aunque puede que esta situación no sea tan mala después de todo...
(Kaishin/Shin...
Estoy intentando actualizar lo más pronto que puedo, pero por favor entender que no soy dueña absoluta de mi tiempo libre.
Si veis que pasa el tiempo y no hay capitulo nuevo, no es porque sea así de mala y os quiera tener sufriendo. Es que me es imposible escribir una sola palabra.
Entenderme como os lo digo, no estoy enfadada, al contrario, me halaga que os guste tanto la historia que no podáis esperar a seguir leyendo.
Pero por mucho que me digáis que actualice, no voy a correr más... Al contrario, me agobio mucho y me bloqueo.
Y no os preocupéis, que el final está ya en proceso, y creo que os gustara muchísimo porque será un poco intenso, y bastante romántico.
Dicho esto, ojalá os guste este episodio
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Decir que Kaito se hallaba sorprendido de haberse encontrado con Aoko en aquel lugar era decir poco. Pero, ¿qué hacía ella allí? Había desayunado en su casa como era su costumbre la mañana anterior, y juraría que le había dicho que iba a salir con Momoi Keiko, su antigua compañera del instituto, sin mencionar nada de ir luego a mirar tiendas de ropa. Aunque... Kaito no podía jurarlo con mucha seguridad, porque debía confesar que había tenido la mente perdida en su nuevo atraco y no escuchó del todo a Aoko, pero 100% seguro de que no había dicho nada de ropa.
¿Por qué de todas las tiendas que había en Ekoda, justo Shinichi había elegido entrar en aquella en la que su mejor amiga se hallaba comprando?. El destino le jugaba cada broma...
Y hablando del detective... finalmente Kaito acababa de visualizar un par de orejitas negras que se habían asomado entre los vestidos que colgaban de una percha, e inmediatamente habían vuelto a desaparecer tras las telas. Le había encontrado. Pero la forma en que había corrido a esconderse le preocupaba, ¿estaría Shinichi herido? Notando que el pulso se le aceleraba, Kaito corrió a reunirse con él, sin darse cuenta de que Aoko le seguía.
Shinichi permanecía atento a los ruidos que le llegaban, sin atreverse del todo a moverse de su escondite. Después de ver que la velocidad del perro era muy superior a la suya, y que irremediablemente el can terminaría por atraparle con sus mandíbulas, no lo había pensando demasiado y había entrado en la primera tienda que había visto por dos razones: una, para intentar darle esquinazo, y dos, porque según sus cálculos si organizaba un pequeño caos dentro del comercio, eso provocaría que las propias personas que allí hubiese se encargasen de detener al animal para evitar que destruyese nada.
Su estrategia funcionó. Nada más entrar en la tienda, se había dedicado a recorrer el lugar, provocando que perchas y prendas salieran volando en todas direcciones. Enseguida la gente había corrido a detener el perro, y él había aprovechado a esconderse. Ahora solo tenía que esperar a que las cosas se calmasen un poco, y podría salir de allí para reunirse con el mago. Aunque eso era más fácil decirlo que hacerlo. Desgraciadamente, había perdido en la carrera por huir del perro el cabestrillo que Kaito le había hecho, y ahora tenía la pata trasera lo bastante inflamada como para que dar un solo paso fuera una tortura.