CAPITULO 7

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Comenzó a llover como a eso de la siete de la noche, el viento soplaba a más no poder,a lo lejos se escuchaba como las ventanas de la mansión rechinaban, mientras que los árboles azotaban sus ramas contra los vidrios.
Eran días de otoño, era de esperarse que cada dos o tres días lloviera e hiciera un tiempo horrible,pero perfecto para quedarte en casa y dormir. Sin embargo antes de que mi cabeza pensara en dormir yo ya había pensado en abrir la caja que tome de la mansión y revisar el álbum de fotos.

Lo primero que abrí fue el álbum, no se encontraban fotos tan importantes, solo eran capturas de la casa cuando estaba en vida; parte de la servidumbre que caminaba por los pasillo, el gran atrio que era cubierto pues enredaderas de distintas flores, el jardín donde según yo era Emilie Dumont. La mayor parte de fotografías solo se basaban en la naturaleza, eran muy buenas no lo niego. Aunque hubo una que me había llamado demasiado la atención era de una joven, estaba parada mirando por el gran ventanal, lo hacía lucir hermoso o al menos aquel ángulo le había favorecido, no mostraba la cara, una de sus manos tomaba su cabello haciendo un ángulo en la parte del codo y ese era el motivo por el cual su rostro no se le era permitido ver.
Continuaba viendo el álbum cuando el timbre de la casa sonó.

-¿Que te paso?- era Luke estaba mojado, cubierto de lodo y hojas
-¡Hola! Perdona te importaría dejarme entrar.
- Ah Si ¿Pero que te paso? -cerré la puerta detrás mío y le insite a que tomara asiento.
-Salí de casa esta tarde,ya había olvidado como se pone el clima, así que deje mi chaqueta. Cuando regrese a casa no pude abrir y la única forma de entrada es por el jardín -como no saberlo- y tu casa tiene acceso a mi jardín.
-Me estás tratando de decir que quieres cruzar por mi jardín - miraba en la dirección por la que había entrado,acababa de limpiar. Él me veía desde su altura asintiendo a mi diálogo. Era gracioso verlo parecía un niño regañado por haber jugado bajo la lluvia, temblaba por el frío y su ropa era un desastre -¿Por que pides permiso? -Si supieras que días antes estuve en tu casa.
-¿Entonces es un sí?
-Claro -la ventana mostraba la gran tormenta, así que no me quedaba de otra- espera a que termine de llover -Luke se sorprendió por mi respuesta
-¡No malinterpretes! -sonrió.
-Gracias.
-Las que haces -me dirijo al baño, tomo una toalla y se la doy.
-Gracias.
-Si de nada -el chico es tierno y demasiado educado- ¿Gustas un té?
-¿Té? -acaso no le gustaba el té.
-¿No tomas té?
-¿A quien le gusta el té?- estaba enredado con la toalla, sin aguantarme me reí- ¿Por que te ríes? ¿Por lo del té?
-No, el té no tiene nada que ver, por el momento solo eso tengo, el chocolate se terminó.
-¿No tomas café?
-¿No soy amante del café.
-¿Que acabas de decir? -su cara de sorpresa era extraña, solo alce las cejas-Bien dame tu famosísimo té, mañana te llevaré a una de las mejores cafeterías de París y tendrás que amar al café si o sí- ¿Acaso eso era una orden?.

Le serví el té en una taza se lo di con un plato y le puse una pequeña charola con galletas que había horneado hoy mismo.

-¿Que hacías? -Pregunto con galletas en la boca. Que le diría.
-Leía un libro- asentía con la cabeza y se aferraba más a la toalla.
-¿No te interrumpí cierto? 
-¿Que? Ah... no, no. No hay problema.
-¿De donde eres?
-Quebec,Canada.
-¿Y que andas haciendo aquí? - seguía tomando su té, y en veces observaba la ventana.
-Mm viene por un concurso.
-¡¿Un concurso?! -Se carcajeo y yo negué- ¿sobre que?
-¡Si! ¿Tiene algo de malo?, es de libros
-Oh se escucha interesante -sabia que bromeaba por ese motivo no dije nada más.
-Y... ¿siempre te dicen así?
-¿Asi como?
-Avanna.
-Mmj, no mi padre y mi madre me dicen cariño -reí- y mi mejor amigo me dice Ava.
-¿Ava? -tomaba un sorbo de té asintiendo- Suena lindo, puedo llamarte así-Su mirada rogaba por que dijera si.
-Solo si me dices como te dicen.
-Luke -lo mire suspicaz- te lo juro, no todos tenemos un sobrenombre.
-Puede ser Luky -su gesto y todo de él daban risa.
-No lo vuelvas a mencionar -dijo con una línea en sus labios.
-Bien...

A partir de ahí no hablamos más, ambos admiramos la lluvia y al mismo tiempo como caía la noche.

Lo encaminaba a la puerta cuando se volvió hacia mi.
-¿Mañana a las 8:00 a.m?
-¿Mañana?
-¿Te olvidaste que te llevaré a tomar café?
-Pense que bromeabas.
-Yo jamás bromeo, bueno solo algunas veces, cuando digo algo lo hago y cuando lo quiero lo obtengo.
-¡Ok! Eres muy decidido, pero ¿que vas a obtener en esta ocasión?
-Que ames el café.

LA MANSIÓN VERNONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora