CAPITULO 5

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Desperté alrededor de las tres de la madruga, mi sueño no era tan profundo y gracias a ello pude percibir los ruidos de afuera; el canto de los grillos, las ramas de árboles chocando entre sí y entre todo el tenue barullo un carro estacionándose.

Me acerqué a la ventana con vista hacia el camino y cubriendo mi cuerpo con la delgada tela de cortina pude ver de dónde provenía tal ruido.
Era un camión de mudanza, se encontraba a tan solo un par de metros del callejón de la casa – o eso había creído- regrese mi vista al cuarto cuando escuche mi celular sonar, cinco minutos más tarde mire nuevamente tras la ventana. El camino estaba solo no se encontraba nadie allí fuera, podría jurar que hace unos instantes un carro estaba estacionado ahí.

Por obvias razones uno pensaría que alguien se mudaría, pero por lógica entenderías que no hay casas cerca de aquí, excepto la mansión, mi mente comenzó a crear pensamientos sobre espectros, claro que era obvio más si vivías sola y al lado de tu casa estaba otra abandonada.

Esa misma mañana desperté por gotas que caían desde el techo hasta mi hombro -llovía-. La cama se encontraba mojada debido a la gran gotera que mi cuarto tenía y que posiblemente más tarde lo arreglaría.

A no más de las doce de la tarde la lluvia cesó y las marcas del carro de la noche anterior efectivamente habían desaparecido, sabía que sería algo muy insensato de mi parte si volvía a entrar a la casa, sin embargo, me era irracional que alguien viviera allí, pero era evidente que alguien si era capaz de habitarla.

Después de desayunar, arreglar la gotera, limpiar el baño y un poco la sala, me dispongo a regresar a la casa, tomo las mismas cosas de los días anteriores ;Mochila, agua, linterna y un suéter para el clima frío.

Brinco el muro y me golpeo con una pila de piedras, no pasa a mayores, pero el dolor es insoportable, después de varios minutos sobando mi pierna lastimada continuó con mi camino.

Dirijo mi vista a los grandes canceles asegurándome que no haya nada o nadie allí dentro. Compruebo dos veces que la puerta esté cerrada o al menos como la dejé el día lunes pasado-nada- la mini sala está en su orden, la cocina por igual, pero el despacho tiene algo que no me cuadra del todo, sin saber lo que es atravieso el pasillo hacia el nivel superior. Optó por dejar las demás estancias sin revisar de éste mismo piso.

Llego al ala norte del gran corredor esta vez no checo las tres habitaciones "importantes" si no que voy directamente al cuarto de pintura. Como me lo imagine. Está intacto. Cierro la puerta y regreso al otro extremo de la casa -habitaciones y más habitaciones-

Días antes no había podido recorrer él ala sur, no había nada interesante salvo otro pasillo que daba la vuelta de un cabo a otro, de aproximadamente unos cincuenta o sesenta metros que era alumbrado por un gran ventanal, su vista daba al camino -Me imaginaba días lluviosos como el de hoy bajando gota tras gota por tan enorme cristal- en su tiempo de uso este era cubierto por cortinas de lado a lado. Los cortineros de argollas las delataban. En cambio, hoy eran reemplazadas por enredaderas y cientos de hojas verdes y secas que cubrían la mayor parte del vidrio, eso explicaba el por qué no se apreciaba desde el otro lado de la calle.

Tarde una hora en recorrer todo el piso de arriba. La estancia era enorme, los suelos eran de una madera fina, las ventanas de un cristal que no permitía ver hacia dentro dejando todo a la imaginación humana, todas las recámaras eran idénticas a excepción de las principales y el taller de arte, y en el caso de los baños eran a no más de veinte, demasiados para mi gusto.

Pase todo el gran corredor, finalmente bajé por otra escalera que daba al jardín, comenzaba anochecer y a mi parecer aún sin saber él por qué, él aspecto inquietante de la mansión se hacía cada vez más presente y estresante.

Es más tarde esa noche, ya ha pasado una semana desde la última vez que entre a la casa y aún sigo pensando que ahora Vernon ya no está sola.

La misma noche que vi el camión que desapareció,había llegado un mensaje eran los patrocinadores, mandaron un informe mencionando que la historia tiene que llevar cómo locación la ciudad de París como mínimo así que estos últimos días he tenido que viajar a la ciudad para conocerla mejor, llego a casa cansada y sin ganas de ir a visitar la enorme mansión.

Son las tres de la tarde hoy no salí por que el pronóstico es de lluvias, sin saber que hacer mi mente solo piensa en ir a la mansión.
Como me es habitual accedo por la puerta trasera la misma por la que entro y la misma más cercana al jardín, es tarde y no quiero caminar prefiero sentarme en uno de los sillones de la pequeña sala que está cerca de la cocina. Conforme pasan los minutos saco el celular de mi suéter, tomo una foto de las escaleras y una que otra de la cocina, mientras las verificó me doy cuenta que el lugar donde me encuentro tiene vista la oficina de Dumont, siento que tengo que ir a verla por dentro, algo me parece extraño, algo no me convence como la última vez. Como primera observación la puerta esta cerrada, las veces anteriores que vine no la había atrancado a diferencia de las habitaciones de arriba a no ser que fuese por el viento y a causa de ello la cerró. Lo dejo pasar y entro a la habitación vuelvo a observar.

-Ventana cerrada,sí, papeles tirados, sí, arañas muertas, sí, pila de carpetas, sí.

¿Pila de carpetas? Eso definitivamente no lo había dejado yo.

Me acerco para hojearlas un poco, pero justamente cuando las tomo un ratón corre bajo mis pies doy un leve brinco, mi celular vibra y mi cuerpo se estremece, y para dar por terminado el susto, el timbre suena.

LA MANSIÓN VERNONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora