XIX

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Coloco la llave en la ranura, giro la misma y... no enciende. Mierda. Estúpido auto.

Bajo como puedo del auto y también como puedo me arrastro a mi moto.

Subo, coloco la llave en la ranura y....giro la llave. El motor ronronea, vamos pequeña.... arranca. TOMEN PERRAS!

Conduzco como loca a la heladeria donde se supone que esta Lucas y lo veo sentado con una chica en su regazo. Camino, furiosa por que el puto helado esta en la única parte de la mesa donde pega el puto sol. Tomo mi presiado bebé y agarro a Lucas de la oreja como a un niño pequeño, lo jalo a forcejones, puteadas y patadas, a la salida. Que esta a dos metros de la mesa. Parece un nene de dos años que no le quisieran comprar un helado.

Lo subo a su auto y con una mirada fulminante arranca rumbo a la casa de Alex. Manejo furiosa y protegiendo a mi bebe de los rayos del sol. Estúpido sol. Ahg.

Cuando llego los chicos están todavía en el techo y Lucas, que recién llego, tratando de levantar la pesada escalera de metal. Obviamente no lo logra y la tenemos que levantar entre los dos para agarrarla a la parte saliente del tejado de la malditamente alta casa de Alex.

-¿Para que querrán una escalera tan alta los papas del bastardo?-Murmuro caminando hacia la casa con el helado en brazos.

Dos horas Lucas esta frente mio con dos pases para un spa. Aja. Un spa.

-¿Para que coño quiero yo un pase al spa?- Pregunto intrigada a Lucas. ¿Que clase de persona que me conozca me daría un pase al spa?

-Para que te pongas bella- Dice haciendo movimientos raros con sus manos. Amigos mas normales. Amigos mas normales.

-¿Sabes lo que necesito?

-¿Que?- Pregunta el tarado.

-Amigos normales- Digo y camino a la habitación de Alex. No tomé el pase. ¿Para que lo querría? Que se lo regale a otra persona...

Antes de llegar a la habitación Uriel viene corriendo con unos boxers de ¿Caritas tristes?

-LEAAAAAAAA- Grita para luego tropezar con la alfombra de el corredor y darse la cara contra el piso.

Se para y su cara es épica.

-Tu cara combina con tus boxers-Digo y le cierro la puerta en la cara.

-LEAAAAA. PEQUEÑA ABREEEEEEEEEEEEEEEE. LEAAAAAAA BIDU BIDU BIIII BIIIII - Hace ruido de sirena de policía para que le abra la puerta. Que maduro. A veces me pregunto por que tiene chicas atrás. O por que alguno de mis hermanos tiene chicas atrás.

-Uriel la jodida puerta no tiene el cerrojo puesto.- Digo con burla en mi voz.

Uriel entra.-Ya lo sabia- Dice cambiando su voz de niño por una de macho que se respeta.

-Debes. Agarrar. Ese. Pase-Dice lento, como si fuera un bebe de dos años.

-¿Para que? que se lo quede. Aunque... pensándolo bien podría ir con Dylan.- Murmuro lo suficientemente alto como para que Uriel me escuche.

-¿Que? No. Zorra, vallamos los dos. Sera..... UNA NOCHE DE HERMANOS!-Grita emocionado.

-Y yo pensé que era la única chica de la familia.-Digo para mi misma pero al parecer el me escucha.

Lleva una mano a su corazón y pone cara de ofendido. Dramático.-Me. O f e n d e s.

Se va caminando como todo una diva y cierra de un portazo. Pero como cada integrante de esta familia es estúpido se olvida de sacar los dedos y estos se ponen violetas. Quiso cerrar con fuerza, se nota.

Diez minutos después Uriel esta con un pedazo de carne congelada en los dedos y rogandome que acepte.

-BIEN JODER LUCAS DAME LOS DOS MALDITOS PASES -Grito ya harta de la situación.

Vamos al jodido spa y Uriel parece un niño en una dulcería. Nos piden que nos pongamos esas batas horribles, pero muy cómodas, blancas y nos separan. A Uriel no se que mierda le van a hacer por que yo me quedo mirando a un chico que por lo poco que digirió mi cerebro es mi masajista.

Subo la vista de sus fuertes brazos a su pecho. Sus pectorales son oprimidos por una ajustada remera blanca, como todo aquí, subo la vista a sus anchos hombros. Sigo la mirada hasta llegar su rostro y.... JODER BAJALA BAJALA LEA BAJA LA MALDITA MIRADA. EW. EW.EW. El chico es.... feo.

A tal punto que parece que se cayo de la cama... de cara. O que lo atropello un bus. Algo así.

Cuando me cambian el masajista por que el mio se tenia que ir a no se donde por no se que, me recuesto en la camilla y la señora, de unos cincuenta años empieza con los masajes.

Es tan relajante.... Cuando me acosté no vi que me había puesto muy en la orilla de esta y bueno obviamente... me caí.

-Señorita ¿Se cayo?-Pregunta preocupada la señora.

-Noooo. Lo que pasa es que extrañaba al amor de mi vida y quería darle un beso.... con toda mi cara.

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Sol♥

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