Capítulo 19

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THERESA

16 de octubre 1944

Fueron tantas las miradas entre mi madre y yo que no podíamos darnos abrazos a pesar de que mis ganas eran inmensas.

Ella me explicó que había sido transferida hacia este lugar, pero sinceramente quería regresar al su sitio anterior porque trabajaba en una especie de enfermería.

Eran las ocho de la noche y ahora terminábamos nuestros trabajos en el frío de Polonia. No había visto a Harry, no quería, pero una pequeña parte de mí quería. Esa pequeña parte también quería que la noche de ayer regresara, que Harry estuviese cerca de mí mientras veía sus ojos y los suyos parecían desear mi boca.

Nos fuimos al dormitorio, donde se hacía la llamada y luego me apresuré a encontrar un lugar, un lugar cálido, que parecía imposible en este establo.

—Hey, —escuché, entonces moví mi cabeza en dirección de la salida, viendo a Harry. Pensaba que finalmente iba a dejar de molestarme.

Hacía gestos con las manos, llamándome para que saliera.

Mi cerebro decía que no, pero una parte que desconocía de mí decía que sí.

Me levanté con cuidado, una mujer a mi lado gruñó, pero no despertó.

Salí por la puerta, viendo a Harry.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté en un susurro.

—Me toca la vigilancia esta noche. —suspiró.

—¿Y qué con eso?

Theresa, tenemos que hablar. —Empezó, pero lo interrumpí.

—No Harry, ¿tenemos? ¿Hablar de tus estúpidos cambios de humor? ¿Hablar de la bofetada que me diste el otro día? ¿De eso? —dije.

—Ah, maldita sea Theresa, el golpe fue por... —Las palabras no salieron de su boca.

—¿Por? ¡Ah ya sé, para protegerte y que no percibieran que estabas en compañía de una judía miserable! —expresé, y se puso un poco tenso, tragó saliva y bajó la mirada. Creo que le saqué las palabras de la boca. Por desgracia.

—Escucha, sé que soy un tonto, Theresa, solo necesito algo de tiempo. —Tragó saliva y arqueé las cejas.

¿Para qué quieres tiempo? —pregunté haciendo contacto visual con él. Dio dos pasos al frente, quedando a centímetros de mí.

—Tiempo... ¡para darme cuenta que es lo que realmente siento por ti Theresa! —exclamó y mi corazón se aceleró. Conozco esa respuesta, sé que no siente nada y que quiere golpearme con esa apariencia que me encanta, lastimarme con las piedras que son sus palabras y hacerme caer, como un pájaro indefenso. Pero no supe qué decir. En realidad estaba como él, necesitaba algo de tiempo para resolver mis pensamientos de alguna manera.

Bajé la mirada, sin saber qué decir frente a Harry que tenía los ojos brillantes y la respiración serena.

Y luego dijo—. Sé que no sabes que decir. Ven, vamos a salir de aquí. —dijo tomando mi delgada muñeca, prácticamente arrastrándome lejos del establo donde dormíamos yo y las demás mujeres.

—¿Para dónde vamos Harry? —pregunté, pero después reconocí el camino, durante su silencio.

Era una habitación solo para él, un baño solo para él, una hermosa cama solo para él, una cocina pequeña, todo solo para él. Cosas que ni siquiera tenía antes, cosas que siempre compartí con mis hermanos.

—Quédate aquí, ¡ya vuelvo! —dijo en un tono sereno y fue a algún lugar que no me imaginaba. Me acerqué a su cama lentamente, vacilante y pasé las yemas de mis dedos alrededor de ella mientras la rodeaba, suspiré, parecía tan cómoda, hace tiempo que no dormía en una cama así.

Hm, traje café, no sé si te gusta, pero también traje pan. —dijo, en una mano llevaba el café aparentemente caliente y en la otra traía el pan.

—Um, gracias... no me gusta el café, pero tengo hambre, así que... —Me entregó la comida y la tomé vacilante. Obviamente comí con mucha prisa, tenía mucha hambre. Bebí el café, sin siquiera darme cuenta olvidé que no me había sentado. Tan pronto terminé de comer, Harry que estaba apoyado contra la pared solo me observaba, suspiró y se irguió.

—Dame eso que me lo llevaré. —Le pasé la taza y desapareció de mi vista.

Me volteé para ver la cama, era increíble como una cosa tan simple podía hacer tanta falta. Presioné la cama ligeramente con mi mano, sintiendo su suavidad.

—Puedes acostarte si quieres. —dijo Harry y me sobresalté por el susto de que no percibí que ya había vuelto. Me volteé hacia Harry, dándole la espalda a la cama.

Harry se desabotonó la casaca y la dobló colocándola en un cesto, ubicado en la esquina de su habitación.

Luego se quitó la camisa verde musgo, mostrando sus pectorales, eran asombrosos. Harry era esbelto y delgado, atractivo.

Estaba boquiabierta mirando a Harry semidesnudo. Sus pantalones permitían que se viera una parte de su ropa interior.

—¿Theresa? —Harry me llamó y aparté la mirada de sus pectorales.

—¿S-sí? —pregunté, observando su rostro.

—Puedes acostarte. —Asentí, bajando la mirada, él se sentó en la cama y empezó a desatarse las botas.

—E-estoy sucia y Harry tengo que volver para... —empecé a hablar, pero me interrumpió.

—Cuando hay una parte que no está limpia, tengo ropa ahí, en cuanto al alojamiento, olvídalo por favor. —expresó Harry.

—Harry si me ven aquí, me asesinarán.

—No, deja que yo me encargue de eso, los soldados despiertan después de... —se interrumpió.

—¿Los prisioneros? ¿Judíos miserables? —dije y él bajó la cabeza.

Lo confieso, eso es exactamente que iba a decir. —confirmó, rodé los ojos mentalmente por percibir que Harry no había cambiado. ¿Por qué cambiaría?

—Sí, es fue lo que pensé. —dije y me volteé, pero de pronto sentí que Harry me sujetaba de la muñeca.

—Por favor, quédate, sería peligroso volver ahora. —dijo Harry, convenciéndome, pero sabía que me iba a herir. Suspiré y él sonrió, fue la sonrisa más hermosa que vi en mi vida.

Fue a su armario, y sacó una camisa negra, no podía imaginar a Harry usando una de esas. Me la entregó y me señaló el baño, rascándose la nuca.

Me asusté tan pronto como entré en el baño, vi mi cuerpo delgado y pálido, el espejo viejo y oxidado me mostraba todos mis defectos. Me quité el pijama de rayas y lo dejé a un lado porque mañana tendría que usarlo.

¿Cómo Harry podría mirarme? Me pregunté tan pronto me quedaba solo en bragas. Mis costillas eran prominentes, al igual que mi columna vertebral en mi espalda.

Me coloqué la camisa que me llegaba hasta las rodillas y salí del baño. Gracias al clima frío no tenía más olores.

Harry estaba acostado, con las piernas cruzadas y mirando hacia arriba, con las manos detrás de la cabeza. Era atractivo.

¿Tendrá novia? Me pregunté mentalmente.

—Theresa, acuéstate aquí, no haré nada contigo, —dijo Harry y asentí, acostándome en el otro extremo de la cama, como una manera de mantener mi distancia. Eso era algo que ni siquiera quería.

Sentí sus brazos alrededor de mi cintura y su respiración rozaba la parte superior de mi cabeza, así me quede dormida.

© nonefavs

Espero que les haya gustado mucho el capítulo. La verdad es que Harry me confunde.

¡GRACIAS POR TODO!

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