"Little Red Eyes"

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Día 3: Nuestro futuro

Día 3: Nuestro futuro

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Si Mitsuki tuviera que decir quien era su persona favorita en el mundo y que no fuera de su familia, sin duda el primer lugar lo ocupaba Uraraka Ochako, su hermosa nuera le daba unas ganas enormes de consentirla y protegerla dada que las mejillas sonrojadas de la menor le provocaban una gran ternura.

Aún no tenía muy claro como su hijo había conseguido a una chica como ella, la castaña era lo más paciente en cuanto a el constante carácter explosivo, además era quien podía calmarlo o incluso podía hacerle frente sin temer porque este pudiera explotarle la cara. Uraraka Ochako era alguien a quien Mitsuki Bakugou adoraba con todo su ser, de hecho la matriarca de los Bakugou la veía como la pequeña hija que nunca pudo tener, no se parecían físicamente pero en cuanto al carácter la castaña tenía gran parecido con Masaru y por ello sabía que no había nadie mejor para su hijo que ella.

Una de las cosas que le encantaba a Mitsuki era consentir a su nuera, ahora aún más debido al momento que estaban transitando, su hijo esforzándose por ser el número uno y Uraraka... La castaña había tenido que dejar de trabajar ya que se encontraba en cinta y no era bueno para el bebé el que ella estuviera en lugares donde habían pasado desastres recientemente, y a pesar de que Uraraka había intentado seguir trabajando incluso en algo tan simple como lo era rellenar papeles, sin embargo los tres Bakugou's se habían negado rotundamente a ello.

Katsuki Bakugou era alguien muy protector, Uraraka se sentía algo agobiada debido a los constantes cuidados que esté tenía debido al embarazo, normalmente el rubio solo se preocuparía cuando ella se encontrará en alguna zona en extremo peligrosa, confiaba mucho en lo capaz que está era de cuidarse sola.

—¡Eres mí mujer maldicion, se jodidamente con quién me case y lo capaz que eres de cuidarte sola, no por nada eres la esposa del futuro héroe número 1!— Aún recordaba las palabras molestas del rubio cuando un estúpido programa de televisión la habían clasificado como una de las heroínas más débiles de la generación lo que le había hecho sentir muy insegura, toda su vida había vivido con el peso de ser tratada como alguien débil incluso por sus seres más cercanos, más sin embargo Bakugou nunca dudo de ella ni por un segundo.

Aunque actualmente el problema era que Bakugou no quería protegerla únicamente a ella, el problema es que Katsuki quería que la personita que se estaba formando dentro de ella estuviera lo más segura posible por ello intentaba cuidar hasta el más mínimo detalle, incluso había llegado hasta el punto donde habían ido a vivir Masaru y Mitsuki a la casa del pro héroe Ground Zero a pedido de este.

Katsuki no se sentía muy tranquilo teniendo a su esposa embarazada sola en casa, sabía que se había ganado bastante enemigos con el paso del tiempo y que el único punto blando que Bakugou se le conocía era su familia, además por ser un héroe cosas tan sencillas como la dirección de su casa eran del dominio público y aquello significaba que también de cualquier villano.

Y si le iba a confiar su esposa e hijo a alguien... Esa sería a la vieja bruja.

Mitsuki tocó la puerta de manera suave, al no recibir repuesta luego del tercer llamado entro en silencio a la habitación principal, allí se hallaba su nuera con una barriga de 6 meses durmiendo desparramada en la cama matrimonial. Contuvo una pequeña risa para acercarse a la mesa de luz y dejar la bandeja que llevaba en sus manos para así poder despertarla.

—¿Katsuki?— Pregunto entre un murmuró la castaña mientras fregaba sus ojos.

—Casi, Mitsuki querida, traje un pequeño bocadillo.—Los ojos de Ochako se iluminaron al ver los distintos tipodes de mochis que se encontraban en el plato que le ofrecía su suegra, sin esperar más se llevó uno a la boca disfrutando del suave sabor de estos, los Mochis eran uno de sus más grandes antojos.

La rubia sonrió mientras veía a la castaña devorar aquellos dulces, podía aceptar que su hijo era un bruto en algunas ocasiones pero también era muy detallista en cosas que los demás pasarían por alto. Había escuchado a Uraraka decir que se le antojaba aquellos dulces más sin embargo por una u otra razón nunca encontraban en ninguna tienda cercana, así que Katsuki se dio a la tarea de hacerle los mejores Mochis de la maldita ciudad. Si bien el pro héroe había llegado cansado del trabajo Mitsuki vio como esté se tomaba el tiempo para cumplirle el capricho a su esposa, en esos momentos la mujer sintió un enorme orgullo del hijo al que había criado y el hombre que esté se había convertido; un gran héroe, un gran esposo y futuramente un gran padre.

Luego de terminado el plato, Uraraka volvió a dormirse ya que al pequeño Bakugou que venía en camino le gustaba jugar a la noche y el día era el único momento en que podía sentirse tranquila por lo que aprovechaba a dormir en aquellas horas. Un sonido en la puerta hizo que Mitsuki dirigiera su vista allí, sonrió a ver a su hijo entrar con su traje de héroe e intentado hacer el mayor silencio posible.

—¿Está dormida?—Pregunto en voz baja a lo que su madre asintió poniéndose de pie.

—Se durmió hace unos minutos, dudo que logres despertarla.—Rio por lo bajo intentando mantener la voz lo más suave posible.

—¿Katsuki?—La voz de la castaña hizo paralizarse a ambos rubios.

—Estoy en casa.— Murmuró el nombrado mientras ya desechas las partes más pesadas de su traje de héroe se acostó al lado de su esposa quien inmediatamente se apego a él como si de un imán de tratará.

—Bienvenido a casa.— Logro pronunciar antes de volver a caer en brazos de Morfeo, Mitsuki sonrió antes de dejar solos a la dulce pareja.

Sin duda no habría otra mujer para Katsuki como lo era Uraraka Ochako y aquello lo confirmo cuando una pequeña rubia de ojos rojos idénticos a los de su padre llego a la vida de aquellos héroes.

Bakugou Katsuki se había convertido en el 1° en todo a los ojos de su pequeña niña.

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