El amor es mi religión, pero él es mi fé.

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Eran las dos de la madrugada en Seúl, la lluvia caia fuertemente en las calles vacías y solo se podia oir el golpeteo de unas botas contra el suelo.

"Hola, este es Hyunjin, deja tu mensaje. Adiós" termino de decir la grabación

- ¿¡Eres imbecil o qué te pasa?! Ahora te la das por no contestar, pero no te creas Hwang esto no se quedara asi. - grito muy molesta la pelinegra, corto con enojo y guardo el celular en su bolsillo. Se abrazo a ella misma tratando de calentarse, luego se regaño mentalmente por no haberse puesto abrigo o llevar paraguas, pero tambien recordo que no contaba con un novio tan idiota tampoco.

- Lo voy a matar... -susurro para si misma.

Se dirigía hasta un callejon cuando vio a lo lejos unas figuras masculinas caminando en dirección suya, se asusto un poco pero intento ignorarlo ya que tal vez era exageración suya y solo quedaba algunas cuadras más para llegar a su casa, así que decidió acelerar el paso y esquivarlos rápidamente.

Pero antes de que tuviera oportunidad de llevar acabo su plan una mano salio del callejon para jalarla adentrandola a la oscuridad.

Sus gritos ahogados no tardaron en salir-Sssh...- la calló un chico con chaqueta de cuero y cabello negro, la habia apegado a la pared aún con la mano en su boca. El olor a cuero sintético se adentro en sus fosas nasales y la desesperación subió por todo su cuerpo.

Él se inclino para ver en la direccion a la que minutos antes ella estaba por pasar, donde vio a los hombres.

- No hagas ruido...- le dijo en susurro el desconocido, sus ojos ya le picaban, estaba aterrada y al divisar a esos hombres con armas pasando justo a lado de ellos solo hizo que sus lagrimas brotaran por completo. Aquel chico pego su cuerpo al de ella escondiéndose también de los tipos.

Luego de verlos alejarse, el pelinegro se asomo una vez más para asegurarse de que ya se habian ido.

Quito su mano dejando la boca ajena libre, se alejo lentamente de la chica mirandola para mirarla a los ojos.

- Lamento haberte asustado, pero como pudiste ver nos abrian matado si no nos escondiamos. -le explico apuntando hacia donde se habian ido los hombres.

Ella aún seguia en cierto shock, sus ojos miraban al chico preguntandose cómo podia estar tan tranquilo.

- Eh... me llamo Changbin.- estiro su mano para crear un saludo pero al no recibirlo solo volvio a bajarla.

- ¿Quienes eran esas personas?

- Traficantes.

- ¿Y por qué te perseguian?- entrecerro los ojos interrogandolo.

- Es... esa es una larga historia. - llevo una mano a su nuca.

- Aja... esta bien, gracias por salvarme de ser asesinada, Dios te lo pague. -dijo rapidamente saliendo del callejon para seguir el camino a su casa.

-¡Oye, espera! - salio corriendo tras ella, pero la joven solo siguio caminando, con sólo un propósito en mente, el de llegar al fin a su hogar y estar a salvo.

-¿No me diras tu nombre al menos?

Se dio la vuelta para mirarlo- ¿Por qué haria eso? No creo que vuelva a verte.

- Si, puede ser, pero de todas formas me gustaria saber el nombre de la linda chica que salve hoy.-dijo acercandose a ella con una sonrisa.

Eso no se lo esperaba, ni que tuviese una sonrisa tan atractiva, pensó ella.

 𝐻𝒶𝓋𝑒𝓃  | Seo Changbin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora