No me dejes ir (Viviendo con mi primo #2)

Capítulo 5

Me levanto por la mañana y bajo a desayunar junto a mi padre como de costumbre, anoche me quedé bastante rato hablando por teléfono con Tyler y él me comentó que cree que Jasper necesita su espacio, aunque sea por un día, ayer mi novio se quedó a dormir con él pero me dijo que hoy lo dejaría solo ya que él mismo le pidió eso, y me parece justo.

Debo admitir que una parte de mi se preocupa por el bienestar de mi primo, no quiero dejarlo solo en un momento difícil, pero se que debo respetar su decisión así que me abstendré de ir a su departamento hoy.

-¿Verás a Susan hoy?- pregunta mi padre.
-Ese es el plan, iremos a ver una película en la tarde y mañana me quedaré a dormir en su casa.
-Genial cariño, yo hoy estaré fuera de casa.
-¿Qué harás?- pregunto curiosa.
-Tengo algunas diligencias- dice sin dar detalles y yo solo asiento con la cabeza.

Al terminar de desayunar ayudo a mi padre a recoger y limpiar todo, luego subo a mi habitación para cambiarme y esperar a que llegue mi mejor amiga.

Mi teléfono suena indicando que alguien llama y sin ver el nombre señalado en la pantalla, contesto.

-Ya estoy lista- le comento a Susan.
-¿Esperas a alguien guapa?- se burla Tyler y yo no puedo evitar voltear los ojos.
-Mmm tal vez, saldré con un chico- escucho una pequeña risa salir de sus labios.
-Ponte guapa para que vea la hermosa chica que tengo- sonrío inconscientemente.
-Iré al cine con Susan, pensé que era ella.
-Pues no, es tu príncipe azul- dice divertido.
-Claro claro.
-¿Hasta que hora estarás con Susan amor?- pregunta.
-No lo sé, la película termina a las 2 pm e imagino que iremos a tomar un helado.
-¿Quieres venir a cenar con mi familia en la noche? Tati y mis padres te extrañan muchísimo, te quieren más que a mi.
-Nos vimos hace nada, pero yo también los extraño así que por supuesto.
-Melodramáticos.
-Tu solo estás celoso porque me quieren más a mi.
-Silencio silencio, me harás llorar- se hace la víctima.
-Nos vemos en la noche idiota.
-Hasta la noche tonta- cuelgo.

La familia de Tyler es la mejor familia del planeta, son tan amorosos y buenos conmigo, desde que salimos siempre vamos a cenar a su casa y en ocasiones vamos con mi padres o ellos vienen a casa, se llevan todos muy bien y eso me agrada.

Escucho el claxon de un auto fuera de casa e intuyo que se trata de mi mejor amiga, tomo mi cartera de lado y bajo rápidamente.

-Ya me voy papá- le aviso.
-Diviértanse- dice desde el living.
-Adiós, te amo- agrego antes de salir.

Subo al auto de mi mejor amiga y ella se lanza sobre mi para abrazarme.

-Oye, nos vimos ayer- digo aceptando su abrazo.
-Extrañaba salir contigo- confiesa y siento ternura.
-Yo echaba de menos todo, no es fácil cambiarte morena- bromeo y ella solo ríe.

Mi mejor amiga conduce hasta que llegamos al centro comercial, nos dirigimos al cine donde compramos nuestras entradas y algunas botanas, para luego entrar corriendo a la sala correspondiente ya que nuestra película había iniciado. Después de pasar como una hora buscando nuestros asientos en la oscuridad del lugar y de que muchas personas nos gritaran que apagáramos la linterna del celular, por fin nos sentamos en los puestos a "disfrutar" de la función, entre comillas porque la película resultó ser más aburrida de lo que esperábamos.

-¿Recuerdas lo que hacíamos a los 10?- susurra mi amiga en media película y yo volteo a verla confundida.
-Ya no tenemos 10 Susan, ni lo pienses- digo sin subir la voz y ella me mira con esa mirada de que no me hará caso.

De pronto mi mejor amiga, con mente de 10 años, toma una palomita de su cubeta y la lanza a uno de las filas de abajo. Observo fijamente y veo como le cae a un señor en la cabeza, este voltea confundido sin encontrar al dueño de la palomita y se voltea nuevamente cabreado, yo aguanto las ganas de estallar de la risa y ella hace lo mismo.

Tomo mi cubeta de palomitas, y sin poder creer que estoy a punto de volver a hacer esto después de tantos años y a mi edad (en la que se supone que debería ser madura), tomo una palomita y la lanzo sigilosamente, una mujer que se encontraba muy entretenida besándose apasionadamente con un chico, recibe el impacto de mi botana, e inmediatamente chilla molesta.

Mi amiga casi explota a reír, por lo cual le doy un pequeño pellizco en el brazo antes de que nos delate.

-Auch- se queja.
-Nos vas a delatar- digo intentando no reír.
-Dime si no te sientes como una niña de 10 años ahora.
-Nunca eres suficientemente grande como para dejar de tirar palomitas en el cine cuando estás aburrido.
-¡Ellas!- escucho a alguien gritar a nuestro lado.

Volteo confundida y me encuentro con la chica a la cual le cayó mi palomita, junto a ella se encuentra un encargado del cine y nos ven, a mi y a Susan, seriamente.

Creo que ya no soy tan sigilosa lanzando palomitas como cuando tenía 10.

-Señoritas- llama nuestras atención el encargado- debo pedirles que salgan de la función, en nuestras normativas está señalado que no deben molestar al resto de los espectadores o serán retirados del lugar- indica.

De pronto escucho a Susan estallar en carcajadas, volteo anonadada y sin poder evitarlo, la contagiosa risa de mi amiga produce que yo también empiece a reír. El chico nos hecha una mala mirada, y decido reincorporarme, respiro hondo para dejar de reír como una idiota y luego me levanto del lugar.

-Ya nos vamos, tranquilo- le digo y junto a mi amiga salimos de la función siendo vistas por todo el público.

Cuando ya estamos fuera, veo mi teléfono y noto que realmente faltaba nada para que acabase la aburrida película.

-Definitivamente jamás encontraré a nadie con quien suplantarte, y no es que quiera hacerlo, pero en una situación hipotética, sería imposible- dice mi amiga y no puedo evitar sonreír.
-¿Con qué otra loca te pondrías a lanzar palomitas en el cine hasta que te saquen de la función?
-A eso me refiero- se ríe- como desearía que viviéramos en la misma ciudad de nuevo.
-Pronto volveremos a estar en la misma ciudad, tranquila- la animo.
-¿Hamburguesas?- cambia de tema mi amiga señalando un sitio donde venden comida rápida.
-Procura que esta vez no nos boten- la amenazo y entramos corriendo al lugar.