Hey! Tu, perdedor (Kat & Eliot)

Capítulo 42. "¿Que regalo?"

Después de haber hablado con su hermano, Eliot se sentía más perdido que encontrado. Estaba muy preocupado por el tiempo reducido que le quedaba ahí y tenía mucho miedo de que una vez que entraran a la escuela, Kat decidiera que le seguía cayendo mal y que de esa forma todo el avance que llevaban se fuera a la china, o peor aún, que le dejara de hablar.

Aún así tenía que poner todo en orden dentro de su cabeza, en ese momento todos estaban volviéndose locos a su manera y no podía dejarse llevar por la ola de ansiedad que asolaba el campamento. La boda de Hayley y Tyler estaba tan cerca como una uña de un dedo, cosa que se sentía como un empujón al vacío para la mayoría. Kat y Eliot no eran la excepción. A ver que los chicos tenían diez años de novios, ¿Qué podían hacer para darles una sorpresa especial que hiciera de la boda algo inolvidable y no requiriera ayuda de bomberos o cualquier tipo de trabajador publico dedicado a resguardar la vida humana?

Eliot se encontraba con el resto de los asesores en una mesa que daba al exterior del bosque en el cuál Ann se dedicaba a dar la supuesta relajación a los niños, secretamente el chico intentaba escuchar algo que lo ayudara, pero no obtuvo más que un "ummmm" repetido periódicamente, el cual si le preguntaban no ayudaba de nada. Por otro lado, todos los asesores tenían pensado hacer algo bonito para los directivos dado que era algo importantísimo, pero se encontraban en ciudad cero con cero ideas. Habían intentado preguntar a todos de forma discreta que podrían hacer por sus jefes favoritos, Hayley directamente se había desmayado al ser recordada de lo cerca que estaba la boda y Tyler ni había prestado atención por estar llamando a todos emocionadísimo para recordarles que se casaba.

-Como si el cartel que pusó Dan en la entrada del campamento no fuera suficiente- Había dicho un Eliot fastidiado. Pero era pura apariencia, ¿Se sentía mal que su hermano se casara? Tenía entendido que era algo que solía pasarle a otras personas, pero, ¿A él le pasaba? Para nada, estaba más que contento con el hecho. Conocía a aquella rubia distraída desde que era un niño sin dientes ni cejas, y ahora que había pasado tanto tiempo ya la sentía como si fuera una hermana más, después de todo ella lo había cuidado de toda la vida. Ni siquiera ocupaba casarse con su raro hermano para ser parte de la familia.

Ya bajo el árbol los chicos habían estado en total acuerdo.

-¿Y porque no les damos nuestras felicitaciones y ya?- Comentó Sawer recargado en la mesa. Maggie negó con la cabeza casi al instante.

-Yo digo que nos encarguemos de darles un bonito pastel o algo así, no el de bodas, obvio, tampoco queremos arruinar las cosas. Hablo de uno más parecido a un "Sabemos que se casan, les trajimos este pastel cero pretensioso para que se organicen mientras hablan de cosas que la gente se dice antes de casarse" y no un "Úsenme en la mesa de postres porque quiero protagonismo" o un "Toma porque se que no sabes cocinar", ¿Entienden de lo que hablo?- Luego de preguntar esto Maggie se metió una zanahoria a la boca. De alguna manera Tom había logrado que la chica mejorara su alimentación, ella al principio se había quejado tanto que todos pensaron que desistiría, pero ahí estaba ese día, comiendo verduras, y lo mejor para ella era que ya nadie le pedía nada.

-Yo digo que mejor les demos una waflera o algo así- Sugirió Tom no muy convencido con la idea de su compañera de cabaña.

-Yo digo que mejor les demos una cámara, para que capten momentos importantes de su nueva vida como pareja. - Mikaela sonrió para sí misma tras decir esto, le parecía tan ideal como anillo al dedo, y ahí estaba, otra cosa: Una comparación perfecta para la ocasión.

-Yo digo...- Amber no pudo terminar de hablar cuando Eliot la interrumpió.

-Yo digo que no digamos nada.

- ¿Por qué eres tan... Carter? - Preguntó Maggie con sorna. Eliot frunció el ceño.

- ¿Desde cuándo ser Carter es malo? - Parker de pronto parecía interesado en la conversación que segundos antes estaba ignorando por ver a una hormiga caminar sobre su dedo.