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<<La delicia de tus besos, la suavidad de tu piel y la ternura de tu mirar. >>

......


Oh, shit

Un brazo estaba por debajo de mi cabeza y otro sobre mi cintura, una cálida respiración en mi coronilla y una protuberancia estaba clavada en mi espalda baja. Hace tanto tiempo que no dormía con alguien con su cuerpo pegado al mío, por lo tanto esto me era algo inquieto para mí corazón.

También me sentía demasiado avergonzado debido a que podía sentir la erección de Bakugo en mi espalda.

Esto era tan bochornoso.

— ¿Katsuki? –murmuré sin moverme

Pero no recibí respuesta, suspiré e intenté moverme, al conseguirlo sin que el otro despertara, me levanté sin voltear a ver, solamente fuí hacia un pequeño mueble donde había ropa para mí. Era ropa que algunos ex pacientes dejaron para mí e incluyendo a otros del pueblo. Me puse un pantalón de mezclilla y una simple camisa blanca, me puse las botas que Toshinori me había dado y salí de la habitación.

Al parecer era muy temprano porque apenas los rayos solares se podían apreciar, así que lo más seguro es que Mitsuki y Masaru estén aún dormidos. Fui hacia la cocina y comencé a preparar algo para que todos desayunaramos.

Recuerdo que cuando cocinaba para mis padres, solía poner algo de música, me encantaba escuchar el sonido de cada instrumento conjugarse y crear una armonía, la voz como personaje principal. Una dulce voz cargada de emociones.

Suspiré y seguí con lo mío, suavemente y con confianza comencé a tararear una vieja canción que solía escuchar mi madre, era de sus canciones favoritas.

Ella solía sonreír tan amplio mientras la escuchaba y me miraba cocinar, solía ayudarme al cortar las verduras y luego dejar pequeños trocitos en mi boca mientras acariciaba mi cabello, luego papá llegaba y a él igual lo alimentaba mientras la música seguía fluyendo en la cocina.

—Como los extraño –musité– ¡Ahh, mierda, maldita sea, joder!

Llevé mi mano a mi boca y chupe mi dedo quemado.

— ¡Jodido fuego del demonio, púdrete en el puto infierno maldito hijo de perra!

—Oh por Buda –me voltee y un Bakugo Katsuki en calzones y con el cabello enmarañado estaba levantado en la puerta de la cocina– tremendo marinero escondido llevabas dentro

Sentí mis mejillas enrojecer de la vergüenza y me voltee para volver atender lo que hacía.

—Buen día, Katsuki

—Buen día, Deku

— ¿Ah? No soy ningún Deku –exclame indignado

Él solo sonrió burlón.

—Te acabas de quemar por descuidado, D E K U

Inflé mis mejillas y volví a darme la vuelta.

—Que malo

Escuché como reía entre dientes y caminaba hasta sentarse en la encimera de la isla.

— ¿Porqué te levantaste tan temprano?

—No lo sé –levanté mis hombros

— ¿Ocupas algo de ayuda ahí?

—Con el arroz

Le escuché bajarse e ir hacia el compartimiento donde estaba el arroz, luego le sentí a un lado comenzar a trabajar en ello.

—Cuando aún estaba en contra de unirme a toda esta mierda, solía ser el cocinero del pueblo. Fue un caos al principio porque de por sí era algo complicado que los proveedores vinieran a surtir las tiendas, después del choque todo empeoró y tuvieron que reunir las provisiones de todos para sobrevivir. Por fortuna el pueblo es demasiado Unido y todos aceptaron con el corazón, así que reunieron a un grupo de personas para que fueran los cocineros y supieran repartir bien los alimentos, entre ellos me uni yo de buena gana

Salvation 《Katsudeku》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora