dos

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Hugo

Nuestro turno para entrar llegó antes de lo que esperaba, eso o la conversación me había hecho más pasable la cola. La entrada era gratis, así que solo hizo falta enseñar mi dni.

Dentro, una canción de J Balvin invadió mis oídos. Miré a mi alrededor y vi la cantidad de gente que había, entendiendo así el horrible calor que estaba empezando a notar. Era momento de una copa.

- Voy a la barra, ¿queréis algo? -Elevé mi voz para que me escucharan.

- Vodka con algo, ponle imaginación. -Dijo Rafa elevando el tono por encima de la música, y a mí me hizo gracia la ocurrencia. Éramos bastante parecidos, y en sólo un día ya estaba excesivamente cómodo con ellos.

- Que sean dos. -Jesús me guiñó un ojo, y yo asentí y me alejé de ellos.

El camino a la barra no fue tarea fácil, y pensé en cuánto me iba a costar alcanzar de nuevo a mis amigos con tres copas llenas de alcohol sin tirarlas por el camino. Busqué un hueco en el que meterme a pedir, y cuando levanté la vista vi que justo había pillado a la camarera ahí. Pero es que no era una camarera cualquiera, además, era la camarera más guapa del mundo: pelo moreno, ondulado, ojos oscuros como nunca había visto antes, unos labios que quitaban la respiración sólo con pensarlos y unas facciones tremendamente perfectas, lo que estaba acompañado además de un cuerpo de escándalo, al menos lo que la barra dejaba ver por encima.

- ¡Oye! No tengo toda la noche, ¿qué te pongo? -Su voz en perfecto inglés me devolvió a la realidad. Intuí por sus rasgos que no era polaca, pero su acento no dejaba intuir su nacionalidad. Tampoco me importaba, siendo justos. Para lo que quería hacer con ella no necesitaba charla.

- Perdón, es que eres una distracción en toda regla. Ponme tres vodkas con lo que quieras, y si tú quieres uno también. -Mi inglés en comparación con el suyo dejaba mucho que desear, pero me empeñé en parecer suficiente seguro de mí mismo como para que no se diera cuenta.

- Gilipollas. -Mientras ella sacaba los vasos, la escuché insultarme en español, y de repente vi todo ya solucionado.

- Intuyo que pensabas que no te iba a entender, cariño, la próxima vez al menos encárgate de insultarme pero más bajito. -Al escucharme hablar español sus mejillas se encendieron rápidas, y aunque era de esperar que se pusiera tímida no fue así.

- La próxima vez encárgate de pedir tus copas y deja de babear por las trabajadoras, que tantas horas de pie aquí nos hacen estar un poquito hartas.

- Demasiado repipi para mi gusto, no podías ser perfecta. -Dije chascando la lengua. Ella tiró lo que quedaba en una de las botellas de limón "sin querer", y el líquido fue a parar directamente a mi camisa. - Pero, ¿y a ti qué cojones te pasa?

- Son 12€, ¿efectivo o tarjeta? -Ignoró lo que le había dicho, y eso me puso aún más de mala hostia.

- Me vas a limpiar esta camisa como me llamo Hugo Cobo, aunque sea con la lengua. -Una vez terminé de hablar, ella de acercó a mi oído subiéndose ligeramente en la barra para hablarme ahí, susurrándome muy sensualmente.

- Más te gustaría, campeón. Bastante que a esta invita la casa.

Anaju

- ¿Le acabas de tirar una copa a ese chaval encima? -Mis amigas aparecieron en la barra al acabar de atender a aquel engreído, y las primeras palabras de Sam me pillaron por sorpresa.

- No era una copa, era sólo la mezcla.

- Ana Julieta Calavia, mira que eres mala.

- Bueno, es lo que te pasa si eres un baboso. -Contesté yo, mientras preparaba sus copas. Ya sabía de memoria qué tomaban, no me hacía falta recordatorio.

- Pues yo me lo follaba. -Dijo Sam girándose nada discretamente a mirarle.

- Y yo. -Contesté riendo. Era un niñato, pero estaba tremendo y eso era innegable.

- Madre mía chicas, cómo estáis hoy. -Dijo Nia riendo, bebiendo de su copa.

- Es que llevo sin ver a Fla varios días, y claro...las hormonas. -La risa de Sam nos contagió a todas.

- También te digo, Anaju, menudas formas de ligar tienes tú. -Nia seguía centrada en mi comentario, y sabía que lo estaba haciendo para picarme e incitarme a hacer algo más y salir de mi zona de confort. Llevaba más tiempo del que me gustaría sin sexo, y eso Nia lo sabía.

- ¿Con ese? No me hace falta ligar, ya le tengo hecho. Cuando quiera hago así -chasqueé los dedos- y le tengo en mi mano.

- No te lo crees ni tú. -Contestó Sam sin pensarlo.

- Y eso está feo Juji, seguro que el chaval tiene algo más que decir a esa situación que estás planteando.

- Me apuesto una cena en el restaurante que a la señorita le de la gana a que no consigues nada con él esta noche. -Nia me miró desafiante con su mano tendida. Yo la agarré encantada, cerrando así el trato.

- Y ahora iros, que me van a despedir y necesito este trabajo. Pasadlo bien, bebed mucho y blablabla y mañana no me despertéis hasta mínimo las 6 de la tarde.

Durante la noche estuve pensando en cómo conseguir algo con aquel rubio, y todo el plan que había elaborado hipotéticamente en mi cabeza se vio perfectamente factible en el momento en el que vi cómo se acercaba a la barra de nuevo, esta vez acompañando de un amigo.

- Qué pasa, ¿no te fías de mí y tienes que traer refuerzos?

- Por si se te caen más botellas, que esta vez vayan a él. -Dijo, guiñándome un ojo.

- Bueno, Hugo Cobo, señor al que le tengo que limpiar la camisa con la lengua, ¿qué le pongo? -Vi cómo sus ojos oscurecían ligeramente, acompañados de una sonrisa bastante traviesa que sólo le hacía parecer más guapo. Odié a todas las células de mi cuerpo por excitarse ante las personas de género masculino como él, y eso que ni siquiera había abierto la boca.

- Si te digo cómo me pones diciendo mi nombre, repipi, acabaría no sólo con la mezcla sino con la copa entera encima, y hoy tengo planeado ligar, así que no me viene bien eso de acabar oliendo a mierda.

- ¿Con quién vas a ligar tú, cariño? -Dije provocándole.

- Por ejemplo....contigo.

- Madre mía cómo está el ambiente. -Dijo el chico con el que iba. - Ponme a mí un vodka con limón y vosotros mientras seguid ligando, que aquí molesto más que ayudo.

- No te preocupes, si yo tengo que volver a mi trabajo. -Dije sin quitar mi mirada de sus ojos nácar. - Si quieres ligar conmigo, Huguito, vas a tener que esperar hasta las 4 de la mañana que salgo. -Serví dos copas iguales, una para el chico que había hablado y otra para él. Al acabar, repetí la acción de acercarme a su oído para susurrarle. - Por la puerta de atrás, puntual.

Vi cómo Hugo tragaba saliva. Punto para mi. Esto estaba más que hecho.

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¡Hola corazones! 💛

He tardado más de lo que me gustaría en subir el segundo capítulo, pero aquí lo tenéis. Espero que os guste 🥺

Os quiero 🍋

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