-¿Una fase de qué señor Quirin?- Dijo Varian intrigado.
-Eso lo debes descubrir tú.-
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¿Una fase?¿Una fase de qué exactamente? Varian tenía miles de preguntas. Ya entendía por qué (Y/n) tenía tanta curiosidad. Harto de intentar preguntar, se fue en busca de su amiga. Pero aunque intentase olvidar, aquello siempre volvía a su cabeza. ¿Sería una fase de su muerte? ¿Realmente se estaba rompiendo? El hombre lo dijo con mucha tranquilidad, no es probable...Pero podría ser.
A lo lejos, Varian encontró a (Y/n) con la mirada. Era imposible no reconocerla con ese vestido tan bonito y esa sonrisa tan brillante. El robot la admiraba desde lejos mientras ella contemplaba como su hermana Audrielle abría su regalo: joyas. Jack estaba cerca, jugando con un balón nuevo. Eso significaba que le solo faltaba (Y/n) por abrir su regalo. Varian fue a buscarla antes de que se fuese por las cuerdas pero (Y/n) salió corriendo sin avisar y la perdió de vista. Tendría que seguir su cuerda.... No había otro modo, él quería estar presente. Quería ver su sonrisa de nuevo, para él era como ver el atardecer. Corrió por los pasillos de la casa llegando al jardín. Pero ahí no acababa la cuerda. - Por Dios, cuando acaba esto.. - Varian seguía corriendo, subió unas escaleras y caminó por unos pasillos que se hacían cada vez más pequeños. Por un lado, estaba aterrado. ¿A dónde llevaría este camino? Las paredes de piedra musgosa parecían juntarse al final del camino... Entonces Varian escuchó un grito.
- ¡(Y/N)! - Varian siguió el camino, cada vez más rápido. ¿Qué podía haberle pasado? Podría haberse hecho daño o alguien le podrían estar persiguiendo o incluso-
- ¡ (Y/n) dónde estaAAAAS!- El robot calló por un agujero en el suelo. Era oscuro y estaba lleno de polvo, pero no es momento para detalles. Varian se deslizó por lo que ahora parecía un tobogán de hierro, y se golpeó contra el suelo justo al salir. - Q-que..-
- ¡Varian!- Exclamó la chica al ver a su amigo. Al escuchar su nombre, el robot levantó su cabeza rápidamente y corrió hacia ella. - ¡(Y/n)! ¿Estás bien? ¿T-te has hecho daño? ¿Te duele a-algo?-
(Y/n) rió. - ¡Estoy genial, mira! -
Varian levantó la mirada de la chica y aclaró la mirada para ver a su alrededor. Parecía un taller, tenia mesas grandes y herramientas tiradas por doquier ; El aire estaba lleno de polvo, iluminado por unas pequeñas ventanas en lo alto. Pero un momento. Todo se veía desde un ángulo un poco peculiar, como si se viese todo gigante y a ellos dos enanos...
- Q-que... ¡¿Cómo?!- Exclamó Varian, llevándose las manos a la cabeza. (Y/n) lo miraba asombrada. - ¡Es impresionante!-
-¿Qué? ¿Cómo que es impresionante? ¡¿Qué demonios es esto?!- (Y/n) apoyó la mano en su hombro. - Varian, tranquilo. ¡Es mi regalo! Por muy imposible que se vea... Si mi tío nos ha traído aquí es por algo. Creo que deberíamos intentar subir esa mesa de allí.-
Varian no sabía cómo reaccionar, ni siquiera sabia por qué estaba ayudando a subir a su amiga a esa mesa gigantesca. Nada tenía sentido. ¿Qué pueden estar haciendo ellos ahí? ¿Qué es este sitio realmente? Varian intentaba buscar una manera de relacionarlo con su problema. Puede ser que Tío Quirin solo les estuviese gastando una pequeña broma y todo fuese mentira. Pero la caída fue muy real, es imposible. Puede ser que la razón fuese que en ese taller hay una pista importante para la investigación de (Y/n).
Tras llegar escalando a la punta de la mesa, Varian agarró la mano de (Y/n) y la empujó hacia arriba para que pudiese subir, ya que se encontraba escalando justo detrás y con ese vestido es fácil caer.
- Gracias - Dijo (Y/n) sin soltar su mano. A decir verdad, (Y/n) también estaba asustada pero confiaba en su tío. Si realmente estaba allí, era por algo y tendría que averiguarlo. Pero por ahora no quería soltar la mano de Varian. No podría soportar perderlo así que necesitaba tenerlo cerca. Varain notó eso y ese sentimiento empezó a latir de nuevo en su pecho. Miraba fijamente a sus manos mientras (Y/n) lo guiaba al centro de la mesa.
- Tenemos que buscar pistas, algo que nos guíe. - (Y/n) miró alrededor de la mesa. Desde arriba se veía todo más claro, los muebles del taller, todas las herramientas colgadas en la pared, varias mesas con libros y demás, una casa de muñecas... Un momento. ¿Una casa de muñecas? Qué extraño. ¿Qué hace allí una casa de muñecas? Por alguna razón sentía que ése era el camino. Era una casita con dos pisos, pero no se veía lo de dentro. Era amarilla con el tejado azul y las ventanas blancas. Destaca mucho entre los demás objetos del taller, como las cuerdas de su tío. Y hablando de cuerdas, una de ellas hacía un puente entre la mesa central y la otra donde se situaba la casita.
- ¡Ya sé por donde es! - Exclamó, asustando al chico de al lado, que se encontraba sumido en sus pensamientos. - ¿D-donde? - Preguntó él. - Por ahí. -
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La chica señaló a la casa y su mano siguió la cuerda hasta sus pies.
