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Desde aquel día en que probó ese pequeño y dulce pastelillo, muy sorpresivo por parte del misterioso pastelero, es que se le hizo costumbre visitar aquella famosa cafetería.

"ya verás que vendrás todos los días porque sus postres te conquistaran cada día"

Había dicho Hinata después de que abandonaran el local ese día. Y woah... Le impresionaba que con tal solo salir se sentía frío. Era un lugar cálido sin duda y eso le gustaba, los buenos ambientes para pasar el rato. Sin embargo seguía con la duda. Cuando comía aquel cupcake en ese entonces, el que atendía la barra había ido a la cocina por unos instantes y no quería ser chismoso, pero escuchó perfectamente como decia "te gusta" en un tono muy alto, como molestando a alguien.

¿Quizás al pastelero?

Tal vez... Pero nunca lo vio, ni siquiera asomarse a donde estaban todos los clientes. ¿Quizás le gustaba ser anónimo?

No lo sabía pero... ¡tenía tanta curiosidad! ¿Sería la primera y última vez que probaría ese cupcake? ¿Tendría mas oportunidades de probar otros sabores? ¿Quizás de Red Velvet? ¿De chocolate? Quería probar cada pastelillo... Y se sentiría especial.

Volviendo al principio, se le hizo una costumbre volver a la cafetería. Iba solo aquel dia ya que Hinata estaba en una cita con su novio que tenía el día libre, así que aprovechando estar sentado en la barra nuevamente, más como costumbre desde la primera vez que vino, tocó el hombro del ya conocido Sugawara. Era uno de los dueños del local y habían cruzado algunas palabras, las suficientes para que le cayera bien, pero aún quería saber quien era el pastelero, que esta vez le dejó un cupcake de frutilla con relleno de mermelada.

Aquel pequeño pastel tenía sabores dulces que se mezclaban perfectamente en su paladar. La frutilla le hacía cosquillas y la mermelada lo relajaba a la vez, casi como un beso pequeño, acaramelado. Pensando en eso no pudo evitar sonrojarse y ya estaba como el color de la frutilla. ¿Acaso era el propósito del misterioso pastelero atrás de aquella puerta de la cocina?

- Sugawara... Por favor dime de una vez por todas quien es él que esta detrás de todo esto de los cupcakes gratis. Son deliciosos pero, soy el único que lo recibe ¿no te has dado cuenta?

- Oh Nishinoya... Te lo diría pero, nuestro pastelero es muy tímido y vergonzoso. A mi también me ha aparecido extraño que solo tu los recibas...

- ¿a que te refieres? - preguntó con los ojos llenos de curiosidad mientras se limpiaba sus comisuras -

- me refiero a que tal vez le llames la atención a... - le hizo señas para que el más bajo se acercara, acabando por susurrarle el misterioso nombre del castaño en su oreja -

- ¿Asahi?... Lindo nombre...dile a Asahi que sus pasteles son exquisitos y que algún día muestre su rostro. Pero espera... ¿Llamar la atención?... Asi como... ¿Gustar?

- realmente no lo sé, pero ver que sólo a ti te ha dado un trato especial desde que entraste por esa puerta... Piensa lo que quieras, pero cada vez que entro a la cocina veo que se esmera por darte el mejor cupcake. Eso si que es coqueteo del bueno ¿eh? Conquistar el estómago es primordial para una historia de amor - dicho esto, le guiño el ojo al de cabellos negros parados y se fue a atender a otro cliente. Le había prometido no decirle su nombre a Nishinoya... ¡Pero de verdad que le gustaba que su cafetería fuera el nido del amor!

Y bueno, quería saber que sucedía entre esos dos si se topaban alguna vez por todas. Tras mirar de reojo, notó que Nishinoya estaba que ardia por aquella indirecta confesión que aún no se podía confirmar...pero esa sonrisa tonta le confirmó que tal vez...algo podía suceder y que era un amor correspondido en el futuro. ¡Maldito Asahi que nunca se mostraba! Si seguía asi... Su lado de padre luchon lo empujaria hasta que hablara con el menor.

¡Así es! Papi Suga iba a juntarlos.

Cupcakes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora