Capítulo 7: La propuesta, la canción y un anillo dudoso. ✅

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—¡Hola, Monika! —me saluda muy sonriente y entusiasta la chica de mi amigo; pero no hace lo típico de levantarse a abrazarme, ella sabe que no soy precisamente una fanática del contacto.

Aun así me encanta ver en sus ojos que su felicidad ante mi presencia es sincera y no que solo lo finge por Aarón. Eso es agradable ya que a pesar de mi aberración al contacto físico me encanta que me demuestren el cariño que me tienen. Cosa que en una mirada es fácil de descifrar y más en una persona como Chris que es un libro abierto.

—¡Hola, Christina! Hacía mucho que no te veía. —Me siento a su lado y comenzamos a conversar sobre el viaje que hizo a Hawaii en las vacaciones.

Chris, como la mayoría en esta universidad viene de una familia sumamente adinerada; abogados con incontables acciones en bufetes de todo el país y escuchar sus aventuras de vacaciones es casi igual de divertido que como si las estuviera viviendo. Recorrer el mundo uno de mis sueños cuando logre graduarme y ser alguien en esta vida.

—¿Y tú que haces aquí? —le pregunto sin tacto alguno a Adam, sin tan siquiera esforzarme en lo más mínimo en ocultar lo poco que me entusiasma la idea de que él este ahí.

—Lo siento si te molesta mi presencia —por primera vez en mi vida lo veo ¿apenado?—. Aarón me invito a que viniera cuando pasó por la biblioteca a buscarte y Megara me terminó de convencer para que aceptara la invitación. —Miro a mi mejor amiga con roña pero ella solo me guiña un ojo como si lo que hizo hubiera sido un acto digno de celebrar—. Pero si les molesto me puedo ir sin ningún tipo de problema.

Hace un ademán por levantarse, pero Aarón le empuja hacia abajo por los hombros para que vuelva a sentarse provocando un sonido algo chistoso cuando cae sobre el vinil del asiento.

—No, hombre, no es molestia. No tienes que irte a ningún lado, solo... compórtate ¿Si? —por un momento intercambia la mirada entre Adam y yo para después dejarla fija en mí—. O más compórtense, que parecen dos críos cuando están juntos.

Mis mejillas se encienden al sentirme como una niña pequeña que está siendo duramente regañada por su hermano mayor cuando yo no he hecho nada para que merecerlo. El que ni pinta ni da color en esta reunión es él, pero dado el caso de que Aarón fue quien, por motivos que no comprendo ,le invitó; yo no puedo hacer nada.

—Pero yo no le hago nada —levanta las dos manos al aire en muestra de inocencia—, ella es la que se pone hecha una fiera cuando estoy cerca ¡Díselo tú, andaluza!

Pongo los ojos en blanco.

—Ya empezamos con lo de andaluza. —Un gruñido se escapa desde el fondo de mi garganta. Sé que tengo que comportarme, no le quiero arruinar la noche a los demás que están aquí pero es un poco difícil estando con él.

—Y ya empezaron ustedes dos a buscarse las cosquillas, o se están quietos y se comportan, o me temo que no estarás en algo tan importante para mí como lo es el día de hoy, Monika. —Mi mejor amigo es una persona demasiado risueña, pero cuando le da por ponerse serio, asusta.

Decido ignorarlos a ambos y seguir conversando con Christina aunque no puedo aportar mucho a su conversación ya que la única vez que he estado en un avión, y no ha sido para ir de mi casa a la universidad, fue de niña cuando hice el querido viaje Cuba-España que me trajo hasta donde estoy hoy día.

Pasado un cuarto de hora, Megara me invita a ir a bailar con ella a la pista y acepto, tengo algo que preguntarle y esta es mi oportunidad.
Una vez ya ubicadas en un rincón donde no hayan tantas personas comenzamos a bailar al ritmo de la música. Cuando empieza una canción lenta ambas nos tomamos de los hombros pasando nuestros brazos por alrededor del cuello de la otra y aprovecho la tranquila cercanía para hablar.

Scars ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora