Capítulo 9: Confesiones ✅

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-«¿Quién te dijo esa mentira? que eras fácil de olvidar. No hagas caso a tus amigos solo son testigos de la otra mitad. Dos besos son demasiado y un beso no bastará y aunque adviertan al soldado si esta enamorado en guerra morirá.»

Canto a Morat mientras anoto de una página de Google los acordes de la canción en la partitura para más tarde tratar de tocarlo.

Ayer tuve un día caótico. Entre el malestar corporal que cargaba encima y huirle tanto a Megh como a Adam, mi día fue un completo desastre. Todavía es y me duele un poco la cabeza. Aún no comprendo lo que me sucedió, no le encuentro explicación lógica a nada de lo que pasó en ese momento. Adam decía que estaba drogada pero ¿De qué forma? No puedo ser tan idiota como para que me droguen y no darme cuenta.

Me da demasiada vergüenza pensar en las cosas que hice y dije. Sé que debo ser madura y enfrentarme a ellos para hablar de lo que sucedió pero no soy lo suficiente valiente. Cosa que me sería muy útil en estos instantes porque Adam está entrando al local donde estoy y sin decir palabra alguna se sienta a mi lado y me observa fijamente.

-¡Hey! -hace el intento de llamarme, pero yo estoy avergonzada, por lo tanto no levanto mi vista del suelo-, no tienes que esconderte ¿Sabes? Antes de ayer, es verdad que actuaste raro y dijiste cosas impropias de ti, pero no debes huirme y mucho menos huirle a Megara.

Con mucho pesar le miro para tratar de encontrar algo de burla en su semblante. Y menuda sorpresa me llevo al ver la expresión de genuinidad en su rostro.

-¿Por qué haces esto? -ruedo los ojos parpadeando de forma rápida y continua para evitar que se formen lágrimas que no dejaré caer, no delante de él- Tú no eres así. No deberías estar consolándome, deberías estar burlándote de lo que sucedió.

Se encoge de hombros y suelta una pequeña risa con la cual el eco del salón hace cosas maravillosas para que suene encantadora.

-¿Qué te puedo decir? Trabajé duro en ese informe. Quiero salir bien y contigo así no lo lograré. -Su respuesta me hace devolverle la sonrisa que me está dando y debo darle méritos por la creatividad. Nunca me esperé que me respondiera eso- Meta del día número uno cumplida.

-¿Y se puede saber cuál era esa meta? -En otro momento probablemente estaría mandando a Adam a la mierda, pero tengo curiosidad sobre que irá a decir.

-Hacerte sonreír, te ves bien cuando lo haces. Deberías no ser tan gruñona -su respuesta me hace mirar al suelo, sonrojada. Una pequeña sonrisa de pena se dibuja en mis labios por algunos segundos-, de hecho, ahora que lo pienso, en tres años que llevamos de conocernos esta es la primera vez que ríes de algo que yo diga.

-Puede que sea una reacción directa a que esta es la primera vez que no estás siendo un imbécil prepotente -le espeto y al segundo me arrepiento. Su rostro pasa de ser pura alegría a estar contraído y con una evidente tristeza marcada en sus ojos.

De repente el ambiente cambia y pareciera que estamos en un universo paralelo donde Adam nuevamente luce débil y vulnerable ante mis ojos. Sus hombros dejan de estar tensos como de costumbre y pasa a ser una masa encorvada hacia adelante, su piel palidece y juraría que sus labios se secaron.

«No es como que yo haya estado prestándole atención a sus labios anteriormente.»

-¿Recuerdas el favor que te pedí la otra noche?

Siendo sincera conmigo misma, no recuerdo mucho de lo que pasó después de que salí del coche. Tengo unos muy leves y vergonzosos recuerdos de yo siendo una completa idiota pidiéndole a Adam que me bañara. Pero no recuerdo mucho más, al no ser escenas fugaces y sin sentido alguno que no logro encajar en ningún lugar de mis distorsionados recuerdos.

Scars ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora