Capítulo 5

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R e c e l o  D e  U n  G a l á n.

El amor de uno a veces es hermoso, o brillante y voluptuoso, pero tambien puede ser triste y rencoroso, dañador y tóxico.

—Nazuna...ya está el desayuno..

Michiru entro a su antigua habitación, donde había ropa tirada, la cama como un nido de cobijas y almohadas, Nazuna entre todas ellas.

—No tengo hambre.

—Son panes rellenos, te gustan mucho, ¿no?

—No tengo hambre Michiru.

Habían pasado dos días desde el rechazo brutal de Alan a Nazuna, quien había creído en esas lindas palabras y acciones de el.

—¿Quieres hablarlo? -preguntó Michiru- estoy preocupada, incluso Shirou y el señor Pingua.

—¿Lo saben? -dijo entre sabanas dejando ver su cara- ¿les dijiste?

—No, claro que no -mintió- Pero era muy obvio.

Nazuna se acurrucó mas en las cobijas, como si tratara de hacer un capullo de tristeza y dolor, jamás había salido con alguien, mucho menos declararse. El primer amor puede ser doloroso si no funciona, como un motor apunto de arrancar,pero en este caso, no había si quiera encendido.

—Te dejaré la comida aquí -la dejo en la mesa- deberías salir es un día muy bueno.

—No gracias Michiru, quiero estar sola -dijo fríamente mientras se giraba a lo opuesto de Michiru- solo quiero estar sola un poco mas.

—Esta bien...estaré para cuando quieras hablar.

—Si..

Michiru salió de la habitación y Nazuna se levanto lentamente, realmente devastada, sus ojos rojos y ojeras, realmente tenía un corazón demasiado roto. Sostuvo su pecho que aún pesaba, no sabía por que, solo pesaba y no le molestaba, sería un recordatorio para la próxima vez que quisiera volver a confesarse, nada es como uno imagina, menos el amor.

—Alan.....

Ella seguía pensando en el aun así, quería odiarlo, pero cada vez recordaba los buenos momentos con el, se sentó en la mesa de madera con la bandeja de pan y leche, no había comido desde lo sucedido, asi que empezó a morder el pan soltando lágrimas.

La comida no era igual, nada era igual, cuando uno esta solo, las cosas que le gustan parecen totalmente normales, insípidas y totalmente absurdas. Todos nuestros gustos cambian tras un huracán emocional. A Nazuna le empezaron a disgustar los panes, incluso después de morderlo no sintió ni un poco de ánimo y los tiro a el bote mas cercano, tirándose de nuevo en la cama.

—Odio todo.

—Yo odio que tiren mis panes -dijo Pingua por la ventana- ¿sabes cuanto tarde?

—Ah..yo..lo siento..

Nazuna de disculpo, pues sabía que Pingua hacía los panes que les gustaban como a Michiru, ella se incómodo, mientras le dio una sonrisa.

T U  A R O M A   2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora