Capítulo 7

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O t r a  P e l e a.

Era mediodía y Michiru estaba en el despacho estaba Michiru mientras ordenaba unos papeles en el sofá, y Shirou estaba en el escritorio, al parecer estaban reorganizando archivos, Nazuna y Alan estaban sentados en un sillón, mientras contaban la noticia de su noviazgo oficial.

—¿Nazuna y tu saliendo? ¿No estaban peleados? -preguntó Michiru a el verlos.

—Es raro, ¿no? Pero Alan se me confesó.

Shirou empezó a beber su café en silencio, tenía mejores cosas que hacer que escuchar sobre relaciones, además que Michiru le prohibió tener con ella al menos solo por ese día. Por eso ordenaban los archivos, para que Shirou no pensara en otra cosa.

—¿¡Qué?! ¿¡Cuando?! -preguntó sorprendida Michiru.

—Ah bueno, no sabría decirte cuando exactamente pero... -dijo con un ligero rubor.

—Cuando estabas sobre mi, ¿ya lo olvidaste?

Shirou escupió su café y todos lo miraron.

—No hablen de eso aquí.

—Eh, ¿celoso? -preguntó Nazuna.

—Que estupidez.

—Michiru me dijo que te ah prohibido tocarla, por eso ordenan el papeleo.

Shirou miró de reojo a Michiru mientras limpiaba el café, mientras Alan solo dedicaba una sonrisa burlona. Cuando acabo de limpiar, tomo un sorboMichiru estaba apuntó de excusarse o disculparse.

Pero no le dio tiempo para las disculpas pues la puerta se abrió de azote, los cuatro giraron a ver para mirar como la madre de Michiru se hacía ver con su bolso, Shirou escupió de nuevo su café. Y si los demás excepto Alan hubieran bebido también lo hubieran escupido.

—¿¡Mamá?!

—¿Mamá? -preguntó Alan mirando a amabas castañas y luego abrió los ojos entendiendo.

—Hola de nuevo Michiru.

Saludo la madre llendo hacia ella, parecía que diría algo mas, pero debía ser algo verdaderamente vergonzoso pues tenía la cara fruncida.

—Señora Kagemori -dijo Shirou- ¿Qué hace aquí? -preguntó.

—Vine a disculparme -dijo mientras Michiru quedaba quieta a su lado- lamento haberme comportado groseramente hace días con ustedes.

—¿En serio? -preguntó Michiru, al parecer sorprendida- te dijo papá que vivieras, ¿cierto?

—Nada de eso. Vine por mi cuenta -dijo ella sentándose, mientras Nazuna quería escabullirse con Alan- veo que ya te vas Nazuna.

—¿Qué? Claro que nooo...-mintió- s-solo pensé que querrían privacidad.

—Un gusto en conocerla, soy Alan Sylvasta, la pareja de esta mentirosa -hizo referencia a Nazuna.

La madre miró a el chico, alto, rubio, ojos azules y piel blanca, luego miro a Nazuna que se puso tensa sin razón.

—Hola -saludo- Michiru, espero que ni tengas nada que hacer los próximos tres días porque me quedaré aquí.

T U  A R O M A   2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora