CAPÍTULO 7: LA LEYENDA DE LA PRINCESA DEL PODER

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En medio del camino que va en dirección a la Zona del Susto se encuentra detenido un esquife, al lado hay cierta guerrera rubia que está literalmente con ganas de querer destruir el vehículo con su recién adquirida espada.

—¡Ha justo ahora te quedas sin combustible! ¡¿Es encerio?!— Se lamenta por vigésima vez desde que el esquife se detuvo por falta de combustible —Ni modo... no tengo más tiempo que perder— Respira profundo —Shadow Weaver se sentirá orgullosa de lo que conseguí... Y Catra...— Su emoción se pierde —No se como reaccionará, puede ser que termine dañando su lado dominante de Alfa— con ese último pensamiento comienza a correr en dirección a la Zona del susto.

Después de una larga carrera divisa el reino de La Zona del Susto, su cuerpo no está tan cansado, lo más seguro que es por la reciente fuerza adquida, se acerca a la entrada siendo apuntada enseguida por los robots vigilantes y algunos soldados hordianos.

—Tranquilos... Soy Adora, la recién nombrada Comandante de las fuerzas... exijo tener una audiencia con Lord Hordak— espera que su gente si sea más racionales que los soldados rebeldes con los que se encontró con anterioridad.

Con gran satisfacción para Ella le dan el pase guiándola en su camino, uno de los guardias apresura el paso, tal vez para dar aviso al líder supremo de La Horda.

Eso está mejor, no me hubiera gustado la idea de atacar a mis propios camaradas con este poder... hubiera sido traición— Con tan solo tener aquella idea en la cabeza, siente un sabor amargo en la boca.

Al llegar al salón principal ve la espalda del mayor líder, su sola capa oscura denota su superioridad.

—Capitana de la Fuerza Adora, espero que tengas una buena razón para interrumpir mi descanso— Se da la media vuelta mostrando su rostro pálido y orejas puntiagudas, sus ojos y diente rojos muestran notable sorpresa —¿Qué rayos significa esto?— Entrecierra los ojos.

—Lord Hordak salí sin autorización a las  profundidades de los Bosques Susurrantes Y encontré por casualidad está espada en sus profundidades que me convirtió en esto— Mientras lo dice muestra la espada.

Por los informes que ha recibido con anterioridad sobre Ella tiene la certeza de que no a salido sola, si no con su inseparable compañera, pero eso no le interesa, su atención está centrada en la nueva apariencia de la rubia y su espada —Es interesante— Estira su mano con la intención de tocar la espada, pero está emite una pequeña descarga que amenaza con aumentar si este trata de tomarla, por lo que desiste a la idea —Así que sólo Ella puede tomarla— mira a uno de sus guardias —Has que Shadow Weaver venga enseguida... esto es un tipo especial de magia y Ella puede resolver este acertijo— Pone sus manos atrás de su espalda.

—Perdón Lord Hordak... No se por que no puede tocar la espada— extrañada y algo nerviosa por la posible reacción de su líder.

—No importa... mientras tengas esa espada serás indestructible— Sonrie de lado mostrando su dentadura rojiza.

Aquella sonrisa de su líder tranquiliza a la joven guerrera.

En el área de donde reposan los jóvenes cadetes cierta felina duerme gustosa ignorando el echo de que la dueña de la litera en donde está dormida está más que ausente —¡Catra! — Aquel llamado provoca que la felina se levante de golpe, golpeando su cabeza con la litera de arriba —Hay... mierda... Ahora ¡¿Qué querrá la vieja decrepita?! — Piensa mientras con ambas manos se soba la cabeza adolorida.

Los demás reclutas también se despiertan, pero por temor a la mujer enmascarada no se quejan, más bien se quedan mirando quietos desde sus respectivas literas.

Entre el Amor y el Odio  (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora