Capítulo 7

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Haley G. Winter

07:00

Otro día nuevo. Me levanté de la cama y me miré en el espejo, hoy no tenía mala cara, ya que anoche muy acosté muy temprano ya que estaba algo cansada del entrenamiento con Ritchson que se alargó hasta la tarde. Me di una buena ducha y luego me hice unos rulos lo todos el pelo con cepillo y secador. Me maquillé fácil, rímel, delineador y colorete y escogí mi ropa. Consistía en una camisa blanca normal, algo holgada, y un pantalón azul oscuro casi negro, rasjado en las rodillas, con unos tacones grises de plataforma, un colgante gris y una cazadora negra. Desayuné rápido y me fui hacia el departamento. Esta mañana seguiríamos a otro narco, aunque sin infiltraciones fugaces esta vez. Es una estupidez ir con tacones, pero me hacen más femenina, además puedo correr con ellos perfectamente y pueden ser una buena arma. Y hablando de armas la glock la llevaba metida en el pantalón y tapada por la camisa ya que la chaqueta era mas corta. Y la navaja en el sujetador, donde siempre.

Jason A. Ritchson

07:30

Igual que ayer me desperté para ir a trabajar hoy y de nuevo la rutina, esta vez Josh llegó a la hora de siempre y tomamos el desayuno juntos, un café y unas tostadas, lo de siempre. Y como siempre charlábamos mientras comíamos.

-¿Qué tal es la joya? -preguntó Josh sonriendo de lado y con la ceja medio levantada.

-Qué/ Ah vale -caí antes de acabar la pregunta. Con la joya se refería a Haley-. Pues sea probablemente la persona más veloz que haya visto, más que yo incluso. Y es ágil, pesa poco, no le cuesta saltar, y usa la cabeza bien a la hora del cuerpo a cuerpo, sabe donde hay que golpear para hacer daño, ya que no tiene mucha fuerza, pero pega unas patadas que lo flipas. Vamos, que a Garner le encanta, a lo mejor le da trabajo.

-Me refería a como es en otro sentido, ¿no intentaste nada? -preguntó casi atónito.

-Pues no, aunque ella es muy provocativa, me provoca a propósito. Lo que quiere ella es que caiga ante sus pies y no le voy a dar el placer -le contesté.

-Joder, tío, no sé si te has dado cuenta pero por como la miras ya has caído ante sus pies.

-Si y el problema es que ella sabe como la miro, y lo que quiere es que yo le diga lo buena que está y cuanto me pone y no voy a darle ese placer -parece mentira que todavía no se haya dado cuenta.

-Tío que más da, dicelo, es una mujer, a todas les gustan que le digan lo guapas que están y esas cosas cursis.

-Ya pero no voy a darle el gusto, para ella es solo un juego y voy a empezar a jugar las misma cartas que ella -sorbí lo que me quedaba de café, y sonreí de lado.

-Vas a provocarla tu también... -asentí-. Haz lo que quieras, pero no te olvides, hermano, ella es mujer...

Ya acabado el desayuno y acabada la charla cogí las cosas y nos fuimos. Esa mañana yo llevaba un pantalón vaquero normal, una camisa blanca y otra camiseta negra desabotonada encima de manga hasta el codo.

Al llegar estaba Haley esperando en la puerta puntual. Le eché una mirada de arriba a abajo, iba sencilla pero esa ropa estilizaba su espectacular figura.

-Ponte el cinto -dije cuando cerró la puerta y arranqué de nuevo.

-Oh, vaya, hola -dijo algo 'molesta'-. Buenos días, Winter, ¿que tal has amanecido? -bromeó.

-Hola, Haley -sonrió Josh.

-Hola... -dije un poco a regaña dientes, aunque no porque no quisiera saludarla.

-¿Vas a todos lados con esos tacones tan altos? -preguntó Josh sorprendido.

-No siempre, pero sí -contestó ella.

-¿Y si tenemos que correr o algo? ¿O pelear? -pregunté yo.

-Puedo correr con ellos, llevo poniendome tacones desde los 14 años, tengo suficiente práctica, es casi como si hubiera nacido con ellos -dijo ella-. Y me quedan divinos -ya tardaba demasiado, pensé.

Pasamos toda la mañana metidos en el coche. Y tenía la sensación de que Haley es algo claustrofóbica o hiperactiva quizás, es decir, le agobiaba estar en aquel coche sin hacer nada. Se quejó más de 50 veces de que porqué eran necesarias tres personas para vigilar a unos tipos. Su agonía resultaba una agonía para los demás, aunque más para mi que para Josh. Al fin, era hora de comer y quedamos para comer en el McDonalds de la calle principal, mala suerte que hoy me toca invitar a mi, suerte que el McDonalds es barato relativamente. Después de comer fuimos a la comisaría tocaba comprobar si Winter sabía disparar o no. John, Josh y Peter siguieron vigilando, aunque Peter insistió en quedarse con Haley, pero es evidente que eso no pasaría.

-Winter deberías de ponerte zapatos planos, no creo que con eso se dispare bien -la pinché.

-¿Lo has hecho alguna vez? -negué-. Pues entonces no digas nada -dijo algo molesta de que le sacara siempre el mismo tema.

-Niña, ¿estas enfadada? -pregunté con picardía.

-No, pero te lo advierto si me buscas, me encuentras... -dijo ella cargando la pistola lo que pareció una amenaza, pero resultaba bastante caliente. Se colocó para disparar al papel con forma de hombre y diparó 10 balas, cerca del corazón casi todas menos una que se salió y le dio en el hombro, y otra que se fue fuera, muy bien para llevar tiempo sin disparar.

-Nena, se te fue por fuera -dije acercándome y cambiando el papel por otro nuevo, le di al botón para que se alejara el papel.

-Solo fue una -dijo a regaña dientes, es muy perfeccionista, cargó de nuevo la pistola. Yo me puse detrás de ella.

-A mi no se me escapa ninguna nunca, niña -dije cerca de su oreja, claro iba con doble sentido.

-¿Seguro? -dijo ella levantando la pistola, y se puso en posición para disparar.

-¿Tu no? -la rodeé con los brazos y agarré la pistola por encima de sus manos.

-No del todo -yo me pegué completamente a ella, apretando mi paquete en lo alto de su trasero.

-¿Y ahora? -susurré en su nuca, la noté algo tensa, apretó la boca y se puso recta. Corrijo muy tensa. Me apreté más contra ella haciendo que diera un paso adelante separándose de mi, pero mis brazos aun la rodeban, aproveché para acercarme de nuevo y le iba a dacir algo al oído, pero en cuanto sintió mi aliento en su nuca disparó. Y todas las balas atravesaron el centro de la diana-. Parece que después de todo el 'apoyo' te ha venido bien.

-¿Ritchson, pensaba que no te gustaban estos juegos? -movió su trasero sobre la parte superior de mi muslo rozando mi entrepierna.

-No sé de que juegos hablas, princesita -dije con sorna lo último.

-Sí, sí que lo sabes, inspector -dijo girándose hacia mí y me rodeó el cuello con los brazos, ella había empezado a jugar, y no pararía más, la cuestión es si aguantaré sin tocarla o sin besarla.

-¿Y qué clase juego es ese entonces? -dije agarrándole la cintura.

-Pues no sé como lo llamarías tu -dijo acariciándome el pelo y mirándome a los labios, igual que yo miraba los de ella cubiertos por su carmín rojo-. Pero puede dejar de ser un juego en cualquer momento -se acercaba a mis labios peligrosamente yo esperaba ya el beso con los ojos casi cerrados. Pero noté sus labios en mi mejilla, aunque cerca de mi boca. Sólo 4 segundo duró el miserable beso, y me dejó ahí con ganas de hacerle de todo. Se alejó de mi-. Que pena que aun no ha acabado -se refirió a su frase anterior y se fue con su pistola en la mano. Yo me quedé parado como bobo.

Está mujer me volverá idiota.

Sienro no haber subido desde hace tanto  tiempo, pero pensé que nadie leía esta novela. Suerte no haberla borrado.
Gracias.

Pasense por una novela de @sweetfreedom17_ llamada Fire Gun, está empezando y promete. Demos una oportunidad a pequeñas escritoras.

Inspector R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora