Prólogo

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El 3 de Agosto del año 1498 Cristóbal Colón pisa tierras venezolanas por la costa de Paria era su tercer viaje y allí conoció a unos indígenas, el nos denominó como <<Tierra de Gracia>>, por el buen trato y amabilidad de su gente.

Un año más tarde el 24 de agosto 1499 Alonso de Ojeda descubrió el lago de Maracaibo con el viajaban Martín Fernández Enciso y un italiano Américo Vespucio. Allí el italiano asoció las casas sobre el agua con Venecia y así nos llamó <<Pequeña Venecia>>. Pero fue Martín Fernández Enciso quien testigo presencial del descubrimiento quien descarta esa teoría del nombre de Venezuela y en uno de sus textos aclara que el nombre de nuestro país es autóctono cuyo significado es ¡Tierra de agua grande! Lo cual descartar el gentilicio de desagradable sensación de equivoco en lo que respecta al nombre del país.

El hombre venezolano tal como respira, vive, siente y actúa en nuestros días, se viene formando desde el siglo XVI. La gente de ese siglo vivo con la adaptación de las instituciones políticas, económicas, administrativas y culturales trasplantadas desde España más la influencia francesa. La cultura en Venezuela comenzó con el choque del indio y el español.

Santa Rosa. Es un pueblo ubicado en la península de Paría, es mágico, por sus casas descoloridas y con estructuras aún coloniales. Allá se cosecha el mejor cacao de América, que luego es exportado a Europa. Santa Rosa goza de grandes atractivos naturales, únicos para el turismo de sol y playa, turismo de naturaleza y diferentes modalidades turísticas que hacen de este pueblo un lugar sorprendente.

En Santa Rosa la única fábrica de chocolates es la del señor Antonio Agostini. Fue fundada en el año 1910, antes de la segunda guerra mundial, ya en esta tierra los corsos habían construido algunas casas, en especial la casa del cable la cual comunicaba a Francia con Carúpano, mandaron a colocar un tranvía para trasladarse por la zona y también transportar el cacao hasta el muelle. Los Agostini son una familia muy importante en el país, gozan de prestigio y de buena posición económica, son los dueños de casi todo el pueblo.

Él señor Antonio Agostini es una buena persona, amable, y siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su esposa Isabel es algo arrogante, egocéntrica, y enigmática. Algo extravagante en su forma de vestir. Tiene dos hijos Raúl, y Martín.

La alegría de la casa es la cocinera Marta. Ella a cuidado de sus hijos como si fueran suyos, Marta es increíble, es perfecta, no sabe de ciencia ni de medicina, pero se la pasa todo el día en la cocina.

Cómo la canción del compositor Gualberto Ibarreto, <<Que iba a saber mi abuela de ciencia y de medicina, si mi abuela de la pasaba todo el día en la cocina>>, así es Marta. Tan sencilla y peculiar, y que hace recordar que cada día debemos ser más venezolanos. Porque la patria es de la gente que en verdad ama a su país. Así pues es Marta, es más negrita que en chocolate, siempre usa batas floreadas y lleva en su cabeza una especia de toalla que le cubre el cabello, así se visten las negritas del pueblo. Casi todos en el pueblo son de piel oscura o tostada por el sol que es tan tremendo. Aún cuando se acerca el siglo XXI, en el pueblo existe la discriminación y en las grandes casas de hacendados y personas importantes tienen a los trabajadores como esclavos, como su fuesen de su propiedad y los castigan cuando hacen algo que está mal, les queman las manos, los torturan, y hasta le niegan la comida. Justamente Marta sufría de los abusos de la señora Isabel de Agostini, la señora tenía una habitación casi cerca de las plantaciones de cacao en donde castigaba a los trabajadores que no obedecían o cumplían sus órdenes.

Santiago es su nieto, es blanquito como la nieve, por eso la señora Isabel lo desprecia, porque dice que Marta se tuvo que haber robado a ese niño. ¡Porque no parece nieto de Marta, no lo parece!! Eran las palabras de la señora Isabel. No le gustaba que Santiago pasará tanto tiempo en la cocina con su abuela, tampoco le gustaba que jugará con su hijo Martín, mucho menos que asistiera a la misma escuela que su hijo, para su mala suerte el señor Antonio le había pagado los estudios a Santiago para que pudiera crecer a otro nivel y tener valores. Santiago conoce todos los secretos de Marta. Su mamá falleció cuando él nació. Santiago es considerado un niño prodigio para la cocina, tiene un don especial, desde pequeño ayudaba a su abuelita y creció rodeado de olor a cacao. A Santiago le encanta leer y ama el piano. Su melodía favorita es <<Sueño de amor, del húngaro Franz Liszt>>. Por eso asiste con su abuela a la iglesia y parte de los sábados recibe clases de piano. Aunque el quisiera ser como Franz le falta mucho por aprender.

En Santa Rosa no hay calendario, los días transcurren con normalidad, nunca pasa nada nuevo en ese pueblo, todos los días son iguales. Un pueblo anclado en el pasado, con sus casas descoloridas y de estilo colonial, con ventanas grandes y franjas de hierro a los laterales, lo peor es que sus habitantes no pueden modificarlas pues estarían dañando parte del patrimonio histórico de la localidad.

Santiago Jesús González Ortiz tiene un sueño, el de ser un gran cocinero y cumplir la promesa de su abuelita Marta. El de producir su propio chocolate.

Chocolate para la vida, y para el amor...

Nota del Autor:

Quiero aclarar que esta es una obra de ficción inventada por mi, tantos los personajes como las situaciones que aquí se presentan son sacadas de mi imaginación.

Dulce De Mi TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora