Me caí de la nube en la que estaba

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Isabel estaba acostada lista para dormir, y extrañaba mucho a su esposo Antonio, a veces se preguntaba que sería de ella si el estuviera a su lado, sería capaz de cambiar su actitud para complacerlo, para que estuviera con ella una vez más reprochando todo lo que hacía pero a su lado, sin importar nada más. Con los senos descubiertos y una pijama cómoda volteo su cabeza para buscar un libro que estaba en la mesita de noche, y de pronto recordó aquella semana santa en la que había llevado a Santiago y a Martín a la iglesia para escucharán la misa y posteriormente llevarlos al parque, aunque a ella no le gustaba la presencia de Santi, prefería hacerlo por su hijo, solo porque es su adoración y sabía que era su mejor amigo. Martín pensó que podía subir al árbol que estaba en el parque, justo como lo hacía Santi para creer que era un mono, pero ese monto fue tan torpe que se sujetó de una rama débil y se cayó en unas ramas que posaban en una arena, empezó a salir un poquito de sangre. Y Santi para calmar su dolor lo abrazó y le dio un beso en su mejilla. Cuando Isabel salió de la iglesia y se despedía de algunas personas pudo ver algo que creía podía vencer, ocultar eso la estaba volviendo loca. Y regaño a los niños, porque los niños varones no pueden darse besos, eso está condenado ¡está mal! ¡Dos niños varones no pueden darse beso!! Y repetía una y otra vez enojada. Se arrepintió de ver a Santiago ir se solo, y lo llamó desde una distancia bastante larga para que se regresara, ella lo llevaría, no se perdonaría su le pasaba algo, aunque era muy dura de carácter tampoco llegaba a ser un monstruo. La habitación de las torturas solo era un mito de los trabajadores para asustar al resto y que no pudieran robar, porque a los ladrones se les quemaba la mano.

Aquella mañana ella quiso llorar tan fuerte pero de miedo ¿Qué pasaría si su hijo crecía y seguía con esos pensamientos? ¿Tendría que esconderlo?

-Padre Jesús yo te pido que por favor tú te gloriques en mi hijo Martín para que lo hagas un niño bueno, noble, honesto, que reprendas espíritu de homosexualidad, malos pensamientos, solo es un niño señor perdona. Tú palabra dice que hembra y varón. Amén y amén.

Después de tanto recordar y pensar algunas cosas pudo dormir tranquila.

En Santa Rosa la noche marchaba bastante bien para Santiago, la feria Nacional del Cacao había sido todo un éxito, justamente le había pedido a Dios un año de éxitos. Aquellos bombones envueltos en ese papel de aluminio estampado le había dado un toque vanguardista una palabra francesa utilizada para definir algo moderno, y así q los habitantes, visitantes y turistas les había fascinado. El secreto estaba en cerrar los ojos para después transportar tu cuerpo a otro lugar del mundo. El chocolate de Santiago podía lograrlo, la gente decía que era una especie de ingrediente secreto, porque los demás chocolateros no podían tener una mezcla similar, muchos quisieron imitar en su tiempo este chocolate. La pequeña empresa de Santiago se llamaba "Achocolatados", dedicada a satisfacer las necesidades de las personas, utilizando como ingrediente principal cacao de la localidad. Siempre debía recordar ese lema que había escrito con mucho entusiasmo.

Las estrellas podían verse con facilidad, el pueblo estaba muy animado. Raúl había pasado por la mesita de Santiago para probar los bombones y comprar varios tarritos de chocolate, no podía dejar pasar el momento para hacer su ritual de cerrar los ojos, era obligatorio, el chocolate te hacía imaginar cosas maravillosas.

-¿En dónde habías estado todos estos años? No había vuelto a verte, mi mamá inicio una búsqueda después de haberse marchado -Comentó Raúl.

-Estuvimos trabajando en una casa como cocineros, limpiando, nos fue muy bien, ahora estamos mejor, ya pronto empezare a estudiar en la universidad. -Respondio Santiago.

Dulce De Mi TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora