VIII

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🐶


JiYong estaba enredado sobre él, cuando se despertó SeungHyun, con una posesiva mano extendida sobre su pecho, la boca ligeramente abierta y respirando suavemente
contra su piel.

Por un momento, miró ansiosamente hacia el jodido reloj de la mesita de noche -las once de la mañana- antes de recordar que era sábado y que no tenía nada especial que hacer ese fin de semana.

SeungHyun se dejó caer sobre la suave almohada y miró a su amante de nuevo.

Hermoso, simplemente hermoso.

El acto sexual de la
noche anterior había sido otra cosa.

Lleno de tanta
emoción, tanta pasión, que había verdaderamente sacudido a SeungHyun.

Él no se iba a marchar a ninguna parte.

Alisó el pelo alborotado de JiYong.

Incluso soñando llevaba ese ceño fruncido, como si llevara el peso del
mundo sobre sus hombros.

¿Cómo podría perdonar a SeungHyun por aprovecharse de él en su hora de necesidad?

¿Cómo pudo incluso haberle hecho eso a él?

Movió las piernas y sintió un gran peso en el extremo de la cama. En algún momento durante la noche, GaHo había requisado el espacio, a pesar de las instrucciones de
SeungHyun acerca de no saltar.

Sus pacientes eran sus peoresenemigos.

El perro levantó la cabeza y parpadeó
adormilado a SeungHyun, haciéndolo sonreír.

Unas gruesas pestañas se abrieron, revelando esos sensuales ojos acaramelados y el corazón de SeungHyun saltó desesperadamente.

Joder, él estaba loco.

En algún momento entre la segunda noche en su cama y ahora, se
había enamorado y fuerte. Ya no había vuelta atrás.

—Buenos días. —JiYong estaba ronco, probablemente
provocado por todo lo que había llorado.

—¿No trabajas los fines de semana?

—No.

—Eso está bien.

El ligero indicio de una barba incipiente oscurecía la mandíbula de JiYong.

SeungHyun la acarició con un dedo y apretó los labios sobre la sien de JiYong.

JiYong levantó el rostro, acercando su boca.

Se besaron.

Una pesada pata golpeó en el cuerpo de SeungHyun.

Un momento después, un hocico húmedo asomó entre sus caras.

JiYong se retiró riendo.

—Oye, tú.

La lengua de GaHo le colgaba de la boca. Él embistió la mano de JiYong con la cabeza, luego lamió a SeungHyun en la nariz.

SeungHyun se apartó.

—Amigo tu respiración mañanera es algo a lo que no estoy preparado. —Echó un vistazo a
JiYong—. ¿Es tu cinturón de castidad o qué?

JiYong abrazó a su perro.

—Sí, —dijo secamente—. No he estado con nadie desde que lo tengo.

SeungHyun lo miró un momento, tratando de hacer los cálculos. GaHo que tenía, ¿cinco años?

¿JiYong había sido
célibe todo ese tiempo o le estaba tomando el pelo?

—Bueno, él es el amor de tu vida. Nadie se atrevería a intentar reemplazarlo.

Los ojos acaramelados de JiYong se volvieron hacia él, brillando con pálidos reflejos verdes.

—No, —dijo en voz
baja.

Se deslizó de los brazos de SeungHyun y admiró su forma delgada, desnudo ante él se puso una bata y salió de la
habitación.

Una puerta se cerró en el pasillo y la casa quedó en silencio.

Alone (Gtop)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora