Capitulo 5:Mainery, Robin y Celine

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-¿Qué tiene que ver Celine en todo esto?- preguntó Zoro, aún sintiendo algo de frío en su cuerpo. Por suerte todavía era temprano, el sol estaba suficientemente alto y él se estaba recuperando rápidamente- ¿Qué no estaba muerta ella también?

Robin asintió para luego cerrar los ojos y esforzarse por recordar.

-Desde que llegamos a esta isla, no he hecho sino cometer errores.

Cuando bajé a la cueva…

Robin encontró un lugar en lo más profundo de aquella cueva y comenzó a realizar el ritual como la anciana le había dicho que hiciera.

Había trazado un círculo en la tierra con un cuarzo, dibujando algunos complicados símbolos a su alrededor que, a pesar de sus conocimientos, ella no había visto nunca como parte de la escritura de ninguna cultura que conociera.

Se paró en medio del círculo y colocó frente a ella el muñeco de trapo que había recibido de la anciana.

Luego leyó el conjuro escrito en la hoja para comprobar que simplemente jamás había visto nada parecido a aquel idioma. Por momentos dudó si debía seguir con todo aquello.

Te volviste muy débil, ¿Sabías eso?, le preguntó John Mainery desde dentro de su cuerpo. Robin cerró sus ojos tratando de concentrarse y comenzó a decir las palabras. Tenía que seguirlas repitiendo hasta encerrar el espíritu de Mainery dentro del muñeco.

Tus "amigos" te volvieron así. Hace un año esto hubiera sido pan comido para ti, ¿No es así?

Ella trató de ignorarlo, pero justo en ese momento, John Mainery salió de su cuerpo. Robin experimentó una ligereza que la tranquilizó un poco pues su cuerpo estaba siendo liberado de una carga muy fuerte. Sin embargo el hechizo no funcionaba correctamente pues en lugar de entrar en el muñeco, el espíritu se quedó frente a ella, tomando la forma de aquel hombre que la había estado atormentando.

Tienes que concentrarte y no lo estas haciendo. Hay muchas cosas en tu mente en este momento... "¿Porqué no esta funcionando?" "¿Qué tan débil está todavía?" "¿Estarán todos bien allá afuera?"

Robin no dejaba de decir el conjuro pero cada palabra de Mainery le quitaba la fuerza. Le costaba creer que de verdad ese hombre pudiera entrar de aquella forma en sus pensamientos.

Lo que es más…te permitiste confiar en un vejestorio del que no conoces ni el nombre.

Robin detuvo su conjuro al recordar aquello. Tenía razón. La anciana le puntualizó lo importante que eran los nombres en esa isla y nunca les dijo el suyo.

¿Ves que tengo razón? Además se las ingenió para que tú le dijeras tu nombre y el de tus amigos. Una lección más de este tipo de hechicería, querida, para que puedas comprender. Un espíritu no puede conocer el nombre de una persona preguntándole directamente, pero sí de forma indirecta, por ejemplo, que la persona le diga su nombre de forma espontánea….

Y en eso volvió a la mente de Robin el momento en que conoció a la anciana.

-Lo siento, señora, pero yo no soy Celine. Yo soy…- le había dicho- Nico Robin.

Y Mainery había hecho la pausa correcta para que ella pudiera recordar. Luego continuó hablando.

...o que alguien más se lo diga. Piénsalo. Yo pude poseer el cuerpo del espadachín, y tratar de matarte, porque ya sabía su nombre. Estuve escuchándolos un tiempo, suficiente para saber que el cocinero se llama Sanji, la navegante es Nami, el reno es Chopper, el narizón es Ussop, el tipo grande es Franky, y el capitán es Luffy. No puedo creer que eso se te pasara por alto. En cambio, le dijiste a la anciana el nombre de tus amigos sin dudarlo.

La Maldición de ViluelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora