Capitulo 10:Mi punto débil

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Mientras Celine estaba ausente, Robin se vio en completa libertad para deshacerse de su cara de póquer y poderse desahogar aunque fuera un poco del dolor y el cansancio que poco a poco embargaban su cuerpo. Tenia deseos de llorar a lagrima viva y de dejar salir algún grito o sollozo que expresara su sufrimiento, pero se contuvo únicamente por temor a que Celine la escuchara.

Debía mantener el dominio de sí misma. Por lo poco que entendía de los hechizos hasta el momento sabía que cualquier muestra de debilidad podía ser usada en su contra, hasta la más minima. No podía arriesgarse a eso.

Zoro se detuvo instintivamente y pegó su espalda en el árbol más cercano. Se sentó en el suelo haciendo los movimientos más pausados que pudo, con cautela, y miró de nuevo hacia donde tenía que seguir corriendo.

-Hay trampas por todas partes.

Lo siento, eso es algo que yo no puedo enfrentar.

-¿Cuánto falta para llegar a la casa?

Alrededor de un kilómetro.

Zoro frunció el ceño. No era mucho, pero tampoco le parecía lógico puesto que llevaban un buen rato caminando. Estaba cada vez más desesperado por llegar y enfrentar a esa bruja; si Robin estaba allí, ayudarla, si seguía libre, por lo menos quitarse de encima la carga que suponía temer que estuviera en peligro.

-Cuando desembarcamos en esta isla, el bosque no parecía tan profundo…y ahora parece eterno.

Es cosa de Celine. Engaños, ilusiones, manipulación de todo tipo, son su especialidad. Yo comprendo mejor cómo funciona este bosque únicamente porque mis poderes son parecidos a los de ella.

Zoro resopló mostrando cierto fastidio. Realmente era bastante irritante tener tan poco dominio de la situación, acostumbrado como estaba a tomar él mismo las riendas de sus problemas.

-¿Tienes algún plan para cuando lleguemos allá?

El enfrentamiento directo es lo único que funciona con Celine. Las emboscadas y las intrigas son un fracaso con ella porque nunca sabremos qué tanto de lo que creemos que es verdad, es de hecho verdad. He tardado mucho en percatarme de ello pero ahora lo veo con claridad.

-¿Entonces?

Sólo llévame ante ella. Si la expulso del cuerpo que está utilizando, se debilitara, y entonces, podré darle un golpe que acabará con todo esto.

-¿Golpe?

Un hechizo que vencerá a su espíritu y lo enviará a descansar, o a donde tenga que ir. Tendré que forzarla a ello.

Zoro percibió en silencio los restos de dolor que quedaban en las expresiones de Mainery con respecto a lo que tuviera que ver con Celine. Decidió no hacer ningún comentario al respecto pues no quería distraerse de sus objetivos: tuvo que recordar, sangre fría y determinación, eso era lo que siempre lo sacaba adelante cuando las cosas iban mal.

-Voy a atravesar el kilómetro que queda.

Bien. Pero temo que mientras se trate de cosas físicas, voy a serte totalmente inútil.

-Lo sé. Solo te lo advierto para que no hagas preguntas.

Se puso de pie de nuevo, y llevó sus manos hacia sus katanas con todas las precauciones de las que fue capaz.

Entonces se puso en guardia y cerró sus ojos para concentrarse. Luego comenzó a correr.

Con el paso de los minutos, Robin seguía sintiéndose débil, pero creía conservar suficiente energía y claridad mental para seguir enfrentando a Celine cuando hiciera falta. Inevitablemente, siguió pensando en sus amigos. Nunca en el pasado se había sentido tan angustiada de perderlos como en aquellos momentos, pues no tenía idea de donde estaban ni en qué condiciones. Aquello era una tortura constante más fuerte que estar colgada de la pared con los grilletes de kairouseki. Estaba tratando de convencerse de que lo último que necesitaba era seguir pensando de esa forma tan pesimista, cuando escuchó un ruido proveniente de la puerta que la hizo estremecerse.

La Maldición de ViluelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora