Quiero verte

791 53 13
                                    

Narra Pablo:




Me distanció el tiempo de Marizza. Pasaron cuatro meses más. No nos veíamos, tampoco habíamos hablado. No entendía yo mismo qué me pasaba y necesitaba parar un poco y pensar. En esos cuatro meses casi no la vi, y la extrañaba bastante.
A los chicos sí lo vi, pero eran Mía, Luna o Luján quienes me los traían. A veces también Manuel.
No estuve tan mal, no cuando veía a mis hijos. Lolo me preguntó muchas veces si Marizza y yo no volveríamos nunca más a estar juntos y la verdad es que ni yo lo sé.
La amo, sí, pero había algo en mí que se rompió y necesitaba tenerla lejos.
Después de esos cuatro meses Emilia cumpliría un año. Obviamente teníamos que vernos y yo tenía muchas ganas de contarle lo que viví en esos meses, a quién vi y por qué. La necesité mucho y podría abrazarla como nunca en cuanto la viera.




Narra Marizza:




Pasaron cuatro meses en los cuales me sentí no vacía pero sí incompleta.
No lo vi casi nada a Pablo. Nunca llegamos a un acuerdo de separación ni nada porque ni siquiera volvimos a hablar. No estuve mal pero sí me faltaba esa felicidad de tenerlo cerca todos los días. Deseaba verlo, saber de él.
Me quedé esos meses en la casa de Sonia, eso si fué difícil porque vivir con tanta gente y sin Pablo me hacía estar de mal humor todos los días. Me hacía feliz estar con los chicos pero me sorprendía lo parecido que era Lolo a Pablo, era su calco.
Empecé a organizar el cumpleaños de Emilia un mes antes con ayuda de Mía y básicamente de todas las chicas de esa casa, hasta volvio Hilda de un viaje y también me ayudó. Todos querían a los chicos y ellos eran felices en esta casa, pero escuché a Lolo decir que quería que su papá esté acá, es muy pegado a él.
Tenía muchas ganas de ver a Pablo y hablar con él. La verdad es que no entiendo mucho por qué no volvimos a hablar. Me parece que hay algo que Pablo no me dice cuando antes me contaba todo; sé que su confianza se desmoronó.
Decidí ir a la casa de Tigre donde él se había quedado. Me dijo Manuel que Pablo quiso irse de ahí para que yo vaya pero no podía estar sola y sin él.
Toqué el timbre y me atendió con el portero, se abrió el portón y entré. Estaba en la casa que era de nuestra familia otra vez. Me volví a sentir completa cuando lo vi salir al parque donde yo estaba. No me atreví a entrar.



Pablo:Hola.
Marizza:Hola (dije sin animo).
Pablo:Te extrañé mucho Marizza.
Marizza:Yo... yo em...


En eso fuí y lo abracé con todas mis fuerzas. Él me alzó y me correspondió el abrazo. Nos miramos y me bajó.

Pablo:Repito, te extrañé mucho.
Marizza:Somos dos idiotas Pablo. Parecemos de quince años otra vez. No puede ser que siempre que queremos vernos somos dos orgullosos que no se atreven a dar el brazo a torcerse.
Pablo:Mmm lo mío no fué orgullo. Vení (entramos)
Marizza:¿y qué fué entonces? (Digo mientras me siento en el sillón sacandome la mochila.
Pablo:Necesitaba tenerte lejos.
Marizza:Lejos (Afirmé pensativa).
Pablo:Necesitaba tenerte lejos para pensar.
Marizza:¿ya no me querés?
Pablo:Noo (me agarra el mentos con su mano izquierda antes de acariciarme y agarrarme la cara) te amo, te amo más que a nadie, yo te amo a vos y siempre va a ser así.
Marizza:¿entonces?
Pablo:No sé... me sentía culpable supongo. (Apoya sus brazos en sus piernas mirando para abajo).
Marizza:No, para ¿por qué?
Pablo:Porque no fuí lo suficiente como para que te sinceres y me digas lo de Javier. No te protejí, te dejé sola y (levantó la cabeza y me miró) me sentí igual me viejo. Una basura.
Marizza:Vos no sos como tu viejo.
Pablo:Pero aprendí de él, ¿o me lo vas a negar?
Marizza:Sí. Pero sos diez mil veces mejor que él.
Pablo:Tenía tanto miedo de ser como él que... que fuí a verlo.



Me encuentro en vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora