Capítulo 4: "¡Pareja!, ¿pareja?"

26 1 0
                                    

PATRICK

No me había propuesto aún a investigar sobre la chica misteriosa, preferí esperar a que algo o alguien me pudiera indicar el momento perfecto.
O tal vez esperaría a la suerte.

No sería tan difícil. La chica esta en el mismo club que yo. Música y composición.

Aunque pensándolo bien, el problema personal que tendría sería que Tamara McQueen también está en éste mismo club.

—¿En qué tanto piensas, Patrick? –me pregunta Tamara, sacándome de mis pensamientos.

La miré a los ojos y, por Dios, son muy lindos.

—Eh, en nada –balbucé.

Se suponía que estaba enamorado de ésta chica, pero ¿qué está pasando ahora?.

La chica que no he sacado de mi mente y cuyo rostro no he olvidado aún, está en una esquina del aula, jugando con una batería mientras platica con Andres Sout y una insoportable Sarah Douglas.

—Sólo... –empecé a hablar sin pensar, pero me detuve al cruzar mi mirada con la chica.

Fueron los tres segundos más largos de mi vida, hasta que desvió la mirada.

No tenía idea que tan sólo mirarla me podía construir una sonrisa en el rostro.

—¿Patrick? –me llamó, sonriente.

Cuándo volví a mirar a la chica, ella ya no estaba haciendo lo mismo y miré ahora a Tamara.

—¿Sí? –pregunté distraído, al mismo tiempo que tomaba su mano y comenzaba a jugar con ella.

Quería y debía intentar recordar lo que me gustaba de ella, lo que me tenía locamente enamorado desde hace unos meses.

Quería sentir algo... pero ya no era así.

—Patrick estás muy distraído.

Recordaba que me encantaba escuchar como decía mi nombre una y otra vez. Ahora lo escucho normal.

—¿De verdad? –pregunté arqueando las cejas y alzando mi mano para acariciar su cabello.

Recordaba amar el aroma a frutas de su shampoo.
Ahora sólo es otro olor.

—Patrick... –casi susurró.

Ahora bajé mi mano de su cabello a su cuello, para acariciar lentamente su tatuaje de una rosa.

Recordaba mirarlo más de diez minutos cada vez que platicábamos.
Ahora casi olvido que lo tenía ahí.

Yo seguía mirando a nuestras manos que, por alguna razón, seguían entrelazadas.

—Sí quiero, Patrick.

Me detuve en seco.

Paré mis caricias y me puse totalmente rígido.

¿Qué acaba de decir?.

La miré fijamente a los ojos, ella los tenía muy brillosos. Parecían llenos de ilusión.

—¿Qué? –pregunté incrédulo.

Se relamió los labios y habló.

—Si quiero ser tu novia.

《Mierda.¡¿Qué?!》

Se me había hecho un nudo en la garganta.

¿Eso trataba de dar a entender? ¿era una indirecta? O... ¿eso quería decirle?

Lo había querido hasta hace poco y la verdad es que nunca creí que dijera que "Sí". Desde que le comencé a hablar hace unos meses, pensaba a diario que solo me veía como un amigo.

Andi & PatrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora