Andi & Patrick

Capítulo 5: "Susto de muerte"

ANDI

Tenía novia.

No sé porqué mi mente creo una posible relación con una persona así, ¡ni siquiera lo conozco!.

Solo Andi De Paiz puede cruzar una mirada con el chico que le gusta y sentirlo fugaz.

Un momento, ¿me gusta?.

Diablos, ¿por qué pienso tanto?...

Me detuve, literalmente, lo hice.
Llevaba pensando tanto que no me dí cuenta que caminaba hacia el campo de fútbol.

Giré mi mirada, y mis ojos se abrieron más por el miedo de lo que había visto.

¿Quién más que yo para asustarse de un pelirrojo que acababa de ver ayer?

No entendí porqué al verlo, repentinamente se puso ríjido y serio... ¿el que me da la espalda y está con él será?... ¡es él!... por Dios, es él...

A Patrick no le pareció importar la reacción del pelirrojo, pues lo ignoró y lo rodeó para seguir su camino sin girar a ver.

Yo en cambio, me quedé helada por su mirada a la vez que temblaba de miedo y rezaba porque no se acercara a mí, ya que si lo hacía, sería incapaz de escapar.

¿Estaba muy cerca de él como pensaba o de verdad venía hacia mí?

Oh, no.

—¿Te perdiste rara? –me preguntó una vez que se detuvo a menos de un metro.

No sabía que decir. El cuerpo me temblaba y la piel se me había puesto de gallina. Espero que no lo haya notado.

—Dios, ¡cierto!, olvidé que eres sordomuda.

Bajé más la cabeza, tratando de no echarme a llorar.

—Si vas a llorar, no lo hagas frente a mí. Sería asqueroso –dijo, pasando frente a mí sin antes golpear con su hombro el mío, haciéndome perder el equilibrio y caer.

Solté un largo suspiro y me dí cuenta que había dejado caer unas pocas lágrimas. Me levanté del suelo y sentí un ardor en las rodillas. Me había raspado.

Caminé hacia la central de autobúses dónde suelo esperar a mi abuela; hago media hora caminando, una hora si me detengo en el camino en alguna tienda o a comprar comida, de todas formas ella siempre espera pacientemente.

En el trayecto, me detuve a amarrar las agujetas de mis tenis en una esquina junto a un semáforo. Cuando éste se cambió a rojo, una moto se detuvo frente a mí, salpicándome del lodo que había junto a la banqueta.

Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo de lo frío que estaba, y al levantar la mirada... no puede ser.

El pelirrojo sonreía maliciosamente. Daba tanto miedo que parecía una sonrisa letal.

Sacó del bolsillo de su pantalón su móvil y en menos de tres segundos me tomó una foto. Aún congelada y rígida por el frío.

—Esto se volverá una joya en Internet.

No sé si fue el exceso de miedo o lo sofocada que me sentía en ése momento, que de repente me empezó a faltar aire.

Tuve un mareo que me obligó a ponerme en cuclillas y sentarme en el suelo después.

Lloré frente a él al mismo tiempo que luchaba por respirar.

Ya había dado el verde en el semáforo, pero él no arrancó.

Estaba tan concentrada en como agarrar aire que no noté que se había bajado de su moto para acercarse a mí.

Por instinto me arrastré hacia atrás, pero posó una mano en mi rodilla, reteniéndola, y la otra en mi hombro.