5• Impresión

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El día estaba comenzando como cualquier otro.

En realidad, medio hotel estaba quemado. Los muebles estaban destruidos y los cristales de las ventanas estaban partidos y regados por todas partes. Pero al menos el fuego había cesado luego de que Charlie y Vaggie hubieran luchado contra él durante dos horas.

Niffty se estaba encargando de la limpieza del salón principal y sus dos jefas se estaban tomando un ligero descanso luego de estar toda la mañana luchando contra el fuego y tratando de recoger el desastre que había armado Alastor. Estaban tratando de encontrarlo para saber que le había sucedido y Vaggie especialmente estaba afilando su lanza para clavarsela en un ojo. Esos destrozos costarían caro, los muebles eran invaluables al igual que las pinturas y los jarrones. Por otro lado, Charlie quiso calmarla tratando de argumentar que algo causó ese disturbio que lo hizo estallar.

Había muchas preguntas.

Ambas permanecieron en la habitación de Charlie luego de buscar a Alastor sin éxito. Angel tampoco había aparecido luego de esa mañana, aunque eso no era tan extraño ya que nunca quería ayudar con nada que tuviera que ver con el hotel, ni siquiera sabiendo que todo el edificio estuvo a punto de perderse.

Niffty fue la encargada de relevar a las chicas. En ese momento, se encontraba limpiando velozmente los destrozos. Tenía práctica y era muy fuerte y rápida a pesar de su apariencia pequeña.

Hola, gatito bebe~.

Husk, el bartender del hotel, levantó la mirada luego de escuchar esa voz conocida. Había despertado hace treinta minutos luego de su borrachera del día anterior y se había dirigido a su puesto de trabajo. Ignoró un poco el olor a quemado y los destrozos, escuchó algo de que Alastor se había vuelto loco. Pero no le interesó, le importaba poco y nada lo que pasara con ese lugar donde estaba literalmente obligado a trabajar.

Sus pensamientos hubieran seguido siendo los mismos... Hasta que lo vió.

Alastor estaba de pie frente a la barra, lo miraba a los ojos y se mantenía cruzado de brazos contra la madera.

Y el felino palideció. Debía seguir borracho. O quizás estaba soñando y ese era el peor sueño que tuvo en toda su vida. Una pesadilla más jodida que todos sus flashbacks de Vietnam juntos.

Porque Alastor estaba usando una falda muy corta. Demasiado corta. Apretaba cada centímetro de piel, sus muslos estaban expuestos. Sus piernas se veían largas gracias a esa ajustada prenda. Pero lo peor de todo era su crop top digno de prostituta. Y no una prostituta barata, una cara. Brillaba por todos lados, se ajustaba a su pecho y amoldaba su delgada figura que le resultó perturbadoramente femenina. El conjunto le quedaba bien, lo hacía provocativo y sexy.

Husk se dió cuenta que pensó eso.

Y sintió que había sucumbido ante la demencia.

Alejó la botella de alcohol de su mano, la arrojó. Angel debió ponerle algo, si, no había otra explicación. Ese maldito se las pagaría. Fue incluso más escalofriante cuando Alastor le sonrió coqueto, se inclinó hacia él y entrecerró sus ojos con claras intenciones de seducción. Su labial granate resaltaba sus ojos y su cantidad justa de maquillaje, su perfume, su apariencia y toda esa piel expuesta... Fue simplemente demasiado para Husk, quien retrocedió totalmente jodido, espantado y lleno de un millón de preguntas.

Okey. ¿Qué carajo te pasa? ¿Alguna mierda en tu cabeza hizo corto circuito o algo así?

Una parte de él necesitaba saber cuál era la razón por la cual Alastor había perdido la cabeza. La otra parte aún seguía en pánico y con cada vez más preguntas. Pero Al se rió casual, sus ojos emitieron una evidente interferencia de radio y cuando sintió algo de euforia en esa risa, aquella distorsión extraña sacudió un poco el ambiente. El demonio radio dejó de reír abruptamente, trató de toser con disimulo y recuperó la compostura con algo de nerviosismo, como si de alguna extrañaba manera quisiera detener esa distorsión a la fuerza y no tuviera tanto éxito en conseguirlo.

Body Electric [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora