8• Bomb

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Al día siguiente, trató de ser más discreto. Vistió ropas algo más formales, que al menos cubrieron su cuerpo en totalidad. Y cuando bajó hacia la recepción del hotel y llegó hasta la barra, tomó asiento y estampó su rostro contra la mesa. Porque obviamente no durmió y estuvo muy cerca de perder la razón en todas esas horas insufribles.

Los espectros nunca dejaron de molestarlo. Y permaneció tan alerta, nervioso y frenético que le fue imposible cerrar los ojos en toda la noche. En esa mañana, se sentía destruido. Su rostro de seguro reflejaba ese cansancio y ese hartazgo, no sabía cuántas noches podría pasar sin dormir hasta enloquecer.

Alastor por su parte, bajó las escaleras con frescura. Estaba sonriendo e iluminando todo el hotel que se seguía cayendo a pedazos... Se dirigió a la barra y tomó asiento a su lado. Él si durmió, durmió como nunca en toda su vida desde hace décadas. Y esa cama era tan esponjosa y caliente, ideal.

El contrario levantó su mirada hacia él, con grandes ganas de morirse y con unas ojeras horribles en su demacrado rostro. Alastor estuvo a punto de saludarlo sin dejar de sonreír con su inadecuado buen humor de siempre. Tal vez la situación era terrible, pero dormir más de dos horas era algo que lo había hecho feliz.

No pudo hacerlo porque de la nada, las puertas principales se abrieron.

—¡ANGIE! ¡BUEN DÍA, BEBÉ! ¡¿LISTO PARA SALIR?!

Volvió a azotar la puerta. Ese sería su último día libre. Cherri entró desprendiendo la misma energía explosiva de siempre y Alastor al verla, volvió a sentir mucha tensión y nerviosismo porque no sabría a lo que lo expondría ese día.

En realidad...

—¡Me lo llevo! ¡Adiós, gatito!

De hecho, Husk estaba en la punta de la barra bebiendo su enorme botella de vino barato y todavía no le había prestado atención a ninguno de los que estaban allí. Observó como Cherri volvía a aferrarse al brazo de "Angel" y lo arrastraba hacia las afueras del hotel. Por breves segundos pensó que estaba siendo llevado contra su voluntad por su expresión de pánico, pero debió ser su imaginación.

Si si, como sea.

Contestó encogiéndose de hombros, formó una mueca aburrida sin decir mucho más y los dos se retiraron por la puerta principal. El felino volteó un poco hacia Alastor, quien al menos ese día se había vestido como alguien normal y no parecía un travesti perturbador.

Veo que volviste a la normalidad. ¿Qué carajo te sucedió ayer?

Pero su compañero se quedó en silencio por algunos segundos.

Angel estaba mirando la puerta de entrada, Cherri ni siquiera lo miró. Y se llevó su cuerpo, con esa efusividad que la caracterizaba. Se suponía que esos dos días serían perfectos para ambos y que se divertirían mucho, pero todo se había arruinado y torcido de forma inimaginable. En ese preciso instante, ocupando el cuerpo de Alastor, ella ni siquiera notaba su existencia o le importaba.

La extrañaba tanto, de alguna forma nunca se esperó que algo así pudiera sucederle, nunca fue tan consciente de todo lo que la necesitaba hasta ese momento.

Nada... Nada realmente.

Contestó volviendo en si, suspiró frustrado y quiso dejar de pensar en eso. Aunque sea forzarce en no pensar en lo deprimente que era todo. Husk lo notó raro otra vez, había pensado que todo era normal, pero claramente no era así. Si Alastor no estaba sonriendo, no era él mismo.

No, no has vuelto. No tienes esa sonrisa de cretino en tu rostro. Tal vez estés enfermo o algo.

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Body Electric [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora