El viento de la mañana cruzaba por mi cuerpo mientras surcaba las pequeñas colinas del parque con mi bicicleta. Clyde, a pocos metros a mi espalda, Me seguía el paso con la bicicleta de sus padres.
Dentro de poco nos tocaba la rutina de cuidar las mascotas ajenas, así que queríamos disfrutar algo de aire fresco y libertad antes de ser envueltos en correas para perros.
Desde que empezó este remolino de eventos, estar con Clyde ha sido como un oasis. Es el único lugar donde nada ha cambiado y tampoco debo temer a que algo cambie.
En cambio... los otros lugares me ponen nervioso. Cuando estoy con mis padres temo que mis hermanas hagan algo. Cuando estoy con mis hermanas temo que en algún momento las cosas vayan mal, quiero decir, hace unos días jugué a tomar el té con Lola y les estaría mintiendo si les digo que estaba tranquilo.
Lola incluso tuvo que sacar té de verdad. Al menos aún se preocupan por mí, a veces...
Eso me da algo de esperanza de que pueda hacerlas entrar en razón... pero primero debo buscar cómo convencerlas de ir al-
"¡LINCOLN!"
Apreté los frenos tan fuerte como pude y giré mi cuerpo junto con la bicicleta para detenerme. Antes de poder girar mi cabeza hacia donde estaba Clyde, un fuerte sonido entumeció mis oídos, seguido a eso una corriente de viento me derribó y terminé estampándome en el suelo.
El casco había amortiguado el golpe, pero me había raspado el brazo. Cuando volví a abrir los ojos Clyde estaba a mi lado.
"¿Estas bien, amigo? Te fuiste directo hacia la carretera," en eso Clyde me ayudó a levantarme, "ese camión casi te vuelve otra línea blanca en el pavimento."
Me levanté con dificultad, "¿huh? ... Lo siento, tenía la cabeza en otro lado."
Clyde me miró un rato, luego volteó hacia arriba y puso su mano en el mentón, "vamos a limpiar esa herida antes de que se infecte."
Aprobé la idea y nos dirigimos a uno de los bebederos del parque, el agua estaba helada pero eso sirvió para quitar el sucio en la herida. Al principio Clyde insistía en que fuéramos a mi casa a tratar la herida. La sola idea de pisar mi casa en un día no seguro era como ver a alguien con las uñas en el pizarrón a punto de raspar el material.
Al final logré convencerlo de irnos a por los perros y empezar nuestro trabajo. Obviamente lo primero que hizo al llegar a la primera casa fue pedir por alcohol y banditas, así que de todas formas consiguió tratar mi herida.
Clyde se veía algo inquieto, durante la búsqueda por las mascotas. Posiblemente quería preguntarme sobre mi situación y mi última visita a la doctora. No sabía ni podía tocar muy bien ese tema, así que para evitarnos a los dos el problema decidí hablar sobre el último capítulo de AARGH.
Estuvimos hablando sobre ello por todo el camino hasta que nos tocó dirigirnos de vuelta al parque.
Al volver al parque con todos los perros decidí sentarme en el balcón, los dos perros que yo cuido son bastante tranquilos y solo les gusta estar en el parque para tomar aire. A los de Clyde les encanta caminar y correr hasta quedar cansados, lo que terminaba separándonos por parte de la jornada.
Pero eso es bueno, puedo sentarme en el pasto y acariciar a los perros mientras dejo que mi mente se relaje. La visita de hoy me dejo preocupado por muchas cosas. Después de todo, desde que estoy usando la medicina se me ha facilitado el estar con mis hermanas otra vez.
Claro, eso fue después de la primera dosis... luego de ese día el efecto de la medicina pareció ser más fuerte...
Pero, es raro, ¿Por qué una medicina que yo tomo está afectándolas a ellas? ¿O es que ellas siempre han sido así?
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Cuidando tus Impulsos
Mystery / ThrillerUna serie de anomalías han afectado a Lincoln, haciendo que su cuerpo reaccione de forma extraña ante sus hermanas y viceversa. Temeroso de lo que les pueda pasar si siguen alimentando ese impulso carnal, Lincoln Loud busca la ayuda de un profesiona...