(Lori) El Pilar Roto - Parte 1

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El camino hasta el hospital donde la doctora atendía no podía ser más aburrido. Donde fuera que mirase solo podía ver casas abandonadas, o casas que estaban a días de literalmente perder sus habitantes.

Tal vez todo este vecindario fue una propuesta de algún tipo, una especie ancianato gigante.

El asunto no me importaba lo suficiente como para ponderar más en ello, así que decidí tomar mi atención en donde dejar vanzilla. El estacionamiento del hospital era grande y tenía muchos puestos disponibles... Literalmente solo hay dos autos, y estoy segura de que son los de los doctores que trabajan aquí.

Escogí la esquina derecha del edificio, con suerte la sombra del edificio cubrirá la van. La otra opción era junto con los otros dos, pues estaban debajo de un árbol que ofrecía suficiente sombra...

No me puedo imaginar lo horrible que sería si esta consulta va para mal y me toca irme junto con la doctora hasta el mismo sitio del estacionamiento.

La fachada del edificio daba mucho que desear, pero al mismo tiempo resonaba bien con el resto del lugar, viejo y olvidado.

Ahora que lo pienso si en verdad estoy tan mal como creo... Miré a mis espaldas, hacia las casas con las señales de en venta, podría mudarme a este sitio.

Sacudí mi cabeza, No, Lori, estas mal, pero seguro que hay una forma de resolver esto. No eres un...

Monstruo...

Apreté mis manos en un puño, el filo de mis uñas causándome el suficiente dolor como para sacarme de mis pensamientos e impulsarme hacia adelante. Al entrar al edificio me sorprendí por el cambio de ambiente radical. El lugar se veía impecable, simple y algo vacío, sí, pero...

"Pensé que se vería tan sucio y viejo por dentro como por fuera..."

"Eso es algo ofensivo," Dijo un chico al otro lado del salón, estaba dentro de una cabina, sentado y detrás de un libro el doble de grande que mi cabeza, "Es importante que el hospital este limpio, así evitamos posibles contaminaciones. Lo cual es prioridad cuando tus principales pacientes son ancianos. Nos gustaría poner más cosas para hacer el lugar más cómodo pero el director de este sitio... bueno solo digamos que tengo una o dos cosas que decirle a ese tipejo," añadió antes de quitarse el libro de encima, "Mi nombre es Michael por cierto, ¿qué puedo hacer por ti?"

Esa fue demasiada información que no me interesaba saber... pensé mientras me acercaba al mostrador.

"Soy Lori, vengo porque tengo una cita con-"

"La doctora Clare, puede pasar," sus ojos se habían enfocado en mí, "sigue el pasillo a la derecha de esta habitación y busca por el cuarto 3-B." dijo antes de tragar saliva, algo que no pude escuchar más ya estaba acostumbrada en notar cuando se trata de chicos como el, "L-le aconsejo que se asegure en cerrar bien la puerta si su consulta será privada, aunque eso sí, la habitación no es completamente aprueba de gritos. Hehe... lo siento..."

Omití el cambio gradual de chico a tomate en Michael, y me limité a seguir sus indicaciones. A los pocos segundos de alejarme escuché al pobre suspirar a mis espaldas. Esta chica ya tiene su osito que la consienta, perdedor...

Me detuve ante la puerta, mis ojos clavados en la inscripción tallada en el centro, y mis pensamientos enfocados en la razón por la que estaba aquí.

Y un conejito, también tenía un conejito... Mi mano se tensó en un puño, y la otra se abrió de golpe, tomé la perilla de la puerta y di un paso al frente; temerosa y al mismo tiempo lista para afrontar mi futuro.

Cuidando tus ImpulsosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora