La Tormenta se Acerca

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Allí estaba yo, corriendo en círculos por la sala de la casa, Lynn a poco más de un metro de mí. Sus ojos parecían estar encendidos en llamas. Apenas llevaba quince minutos dentro de la casa y ya estaba siendo perseguido.

"¡Eres mío, Lincoln!" gritó ella antes de saltar de panza hacia mi cual luchador libre.

Me escabullí por debajo de la mesa, haciendo que Lynn volara hasta el sofá, eso me dio tiempo suficiente para correr hacia la cocina. Para mi mala suerte al pasar por la puerta fui inmediatamente recibido por un pastel.

"Lincoln, la idea no es ensuciarse de más," era la voz de Luan, seguida por su risa. Seguí corriendo, confiando en que mis pies recordaran el camino hacia la puerta del patio.

"¡Vamos Lynn, es todo tuyo!" escuché de nuevo a Luan detrás de mí, lo que hizo que apresurara el paso y olvidara quitarme la manta de crema cubriéndome la cara. La ley de Murphy no se hizo esperar y poco después choqué contra un árbol, mi cuerpo y piernas se tornaron blandos y fue inminente mi posterior caída. Por lo menos la cubierta de crema amortiguo el golpe en la cara.

"Haha, ¿chicas lo vieron? Parece que Lincoln cayó en un dulce sueño."

"Ese sí que fue un golpe duro, ¿estás bien Lincoln?" dijo lo que podía suponer era la voz de Lana. Seguido a ello escuché pisadas rápidas acercándose a donde yo estaba. La dueña de esas pisadas me quitó la tarta de encima.

Era Lynn, portando una sonrisa triunfante. "Diste una buena pelea hermano. Es más, estoy de buenas. Levántate y te daré otra oportunidad."

"A-ahm... ¿Al menos me podrías decir porque me intentas atrapar?" dije mientras me sacaba el resto de crema de la cara. En el proceso probé algo de la misma pero era blanda y sin sabor, "Bleh, esto no sabe a nada"

"¡Son pasteles para reír, no para comérselos!" comentó Luan antes de regresar a la cocina, su cara trompuda y la forma en la que levantaba los pies al caminar me dijeron palabras opuestas a lo que salió de su boca.

Volví a ver a Lynn, la cual se empezó a reír luego de ver a Luan molestándose. "animo hermana que tu sueño es ser comediante, no repostera," añadió antes de volver a reírse. Sus ojos volvieron a mí y rápidamente recuperó la compostura, "oh, sí cierto, estábamos hablando... Lisa me dijo que hoy me tocaba bañarme contigo y quería divertirme un poco así que me lancé hacia ti."

Lo primero que pensé fue en decirle que me limpiaría usando las toallas húmedas. Cosa que he venido haciendo desde hace días para evitar que se repitan casos como los de Leni y Lori. Pero si quería comenzar con mis planes tendría que tomar ciertos riesgos...

"Vamos, sé que no quieres hacerlo, así que mejor empieza a corre-"

"Déjame recoger mi toalla," dije interrumpiéndola.

"¿Eh? ..." su boca quedó entre abierta y sus pómulos rápidamente empezaron a tornarse rojos como el tomate, "espera... no, yo..."

La miré, perplejo y algo confundido, "¿acaso no quieres?" Ella negó con la cabeza, diciendo que si quería, y luego se levantó y corrió dentro de la casa.

"¡¿En serio?!," gritó Lana, quien resultó si ser la que habia escuchado al caer al suelo, estaba jugando en un charco de lodo cerca de la casa del perro, "!¿Porque con ella sí!?"

Mi cabeza me dolía mucho como para argumentar una buena respuesta, "tengo mis razones," fue lo único que se me ocurrió decir por el momento.

"Sera mejor que Lola no se entere de esto o sino tu y yo tendremos grandes problemas."

Cuidando tus ImpulsosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora