"Y lo que más duele es que la gente puede pasar
De personas que conoces a personas que no"
Prólogo.
Emma no podía creer que su madre le hubiera ocultado una información como esa. La exactriz frente a ella parecía no tener remordimiento. Hablaban del hombre que las había mantenido por más de veinte años sin siquiera esperar una visita a cambio.
- Mi abuelo está a punto de perder la granja – susurra sin creerlo Emma- hablamos de mi abuelo madre, el hombre que ha pagado mi educación y envía regalos cada cumpleaños a pesar de que tu prohibiste que me viera.
- Es un simple vaquero Emma- suspira la mujer rubia- tu padre te quería lejos de ese estilo de vida
- Mi padre murió hace casi veinte años- niega la rubia sin poder creer la frialdad de su madre. Todo lo que tenían era gracias al anciano, que siempre les ayudo económicamente.
- Deja de calentar tu cabeza- suspira la rubia- me iré con mi esposo a Italia
- ¿Te vas a Italia? ¿Para eso venias? ¿No para contarme que mi abuelo tuvo un ataque al corazón? – ríe negando- me venias a decir que tu nuevo esposo se iría contigo a Italia mientras el abuelo acaba de tener un infarto por perder casi todo.
- No es para tanto
- Es el legado de la familia Roberts, siento que no lo entiendas mamá
Su madre suspira elevando los hombres sin tomarle importancia mientras camina por el lujoso departamento de su hija. Emma se había independizado con su primer trabajo hace casi seis años luego de terminar de estudiar Finanzas en la universidad de Pensilvania. Entro a trabajar a una prestigiosa firma, y consiguió una fortuna a los pocos meses. Ahora ya no le importaba que el viejo le diera dinero, ya que Emma la ayudaba financieramente en su lujosa vida que se daba.
- En fin, no vine a hablar de tu abuelo- quita importancia su madre- necesito un préstamo de dinero
- No te prestare dinero mamá no soy un banco... suficiente dinero te doy todos los meses para tu mantención.
- Me lo debes- grita la mujer enfurecida- di mi juventud y carrera por ti
- Es mentira-ríe la rubia negando- el abuelo era el que pagaba todo
- El abuelo, el abuelo, si tan importante es para ti ese puto anciano porque no va y salvas con tu cerebro todo su patrimonio
Emma asiente viéndola.
- Eso haré madre, suerte con tu nuevo esposo. Espero no te deje como los ultimo cuatro.
- Emma- finge dolor la mujer viéndola- te arrepentirás de ello. Es un anciano sin educación que solo piensa en si mismo.
La rubia niega viéndola.
- Pensé que algún día dejarías de ser una persona egoísta, no se que vio papá en ti
- Antes de tu padre tenía una carrera
- Tenias treinta años y con suerte hiciste una película de mala muerte... eso no es tener una carrera madre. No eres especial - suspira- ahora retírate de mi hogar. Tengo cosas que hacer. Y olvídate que seguiré pagando tus viajes. Se acabo es hora de que crezcas y consigas un maldito empleo.
La mujer niega caminando hacia la puerta para salir del departamento dando un fuerte azote. Emma llama a su secretaria pidiéndole una reunión urgente con su jefe. Revisa su cuenta bancaria donde tiene cerca de cinco millones de dólares y espera que sea suficiente para ayudar al hombre que cuidaba económicamente de ella.
Emma miraba el retrato que tenia de su abuelo, el anciano sonreía mientras la cargaba ella solo tenia seis años.
Recuerda que en un tiempo fue feliz. Ahora solo esperaba poder ayudar al hombre que la miraba con amor en sus ojos.
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Señorita Roberts | Jeffrey Dean Morgan
General FictionElla era la única que no le temía a aquel mal humorado vaquero. Saga: Amor en Texas Libro I.